Siendo el Mundial de Fútbol uno de los acontecimientos positivos más importantes del año, es frecuente escuchar opiniones adversas que lo degradan, posiblemente para menospreciar a gran parte de la población mundial, ya que este sector mayoritario le otorga gran importancia en sus vidas. Incluso, en una de tantas encuestas realizadas, esta vez en Twitter, alguien preguntó si, en caso de ser posible, "cambiarias diez años de tu vida por ver el triunfo de tu selección en un Mundial", a lo que un 38% contestó afirmativamente. Si bien fue una encuesta realizada seguramente con mucho margen de error, resulta representativa de que existe gente que le otorga a tal acontecimiento una importancia excesiva.
Los sectores opositores califican despectivamente al Mundial como un "negocio", dando a entender que sólo tiene como objetivo lograr ganancias monetarias. Mientras se entiende que un negocio es un intercambio de bienes o servicios con beneficio para ambas partes intervinientes, una inversión implica un gasto previo de capital en vista a un futuro negocio, con cierta incertidumbre por su posible resultado. La tercera opción es la simple pérdida económica, si bien pueden obtenerse algunas ventajas no económicas, que también tienen mucho valor.
En una población mentalmente subdesarrollada existe una opinión adversa a todo lo que sea negocio y ganancia de dinero. Así, cuando miles de camioneros debieron pasar varios días esperando la apertura del cruce de Los Andes por Mendoza, dirigiéndose a Chile, no faltó quienes criticaran a los que "aprovecharon la situación para hacer negocios". Los "aprovechadores" eran vendedores de comida y bebida que satisfacían la urgente necesidad de los camioneros, pero la ideología anti-mercado inducía a muchos a ver tal situación como algo negativo.
También el Mundial, por permitir ganancias a algunos, o por permitir en el futuro alguna ventaja económica a los Estados inversores, es mirado despectivamente; sólo si tuviera pérdidas irrecuperables sería mirado como un acontecimiento exento de egoísmo y corrupción. El próximo paso, en la secuencia deductiva, implica suponer que el ganador del Mundial ya ha sido designado de antemano por los organizadores; lo que constituye el Mundial de Fútbol "arreglado".
Si alguien ha hecho una inversión importante y logra establecer un negocio que resulta altamente redituable, sería el menos sospechado de sabotear algo que funciona bien. Así, en el último Mundial, no se advierte a primera vista qué diferencia económica habría para la FIFA si el campeón hubiera sido otro país distinto a la Argentina.
Pero más difícil aún habría sido "arreglar" con los jugadores del seleccionado perdedor. Es decir, suponiendo que la FIFA hubiera arreglado las cosas para que ganara la Argentina, debería haber conversado y convencido a los jugadores de Francia para asegurar el "arreglo" previo, lo que no parece factible. Incluso se advierte que en una situación extrema, al final del partido, en que un jugador de Francia queda solo frente al arquero argentino, éste estira la pierna para evitar, milagrosamente, que la pelota entre al arco, con lo cual la historia hubiese sido totalmente distinta. No parece posible que un "arreglo" previo llegara a tanto.
Lo que resulta factible es el error arbitral e incluso ciertas preferencias y ventajas para algunos equipos, lo que parece ser algo inevitable. Sin embargo, todo ello está muy lejos de arribar a la conclusión de que los ganadores de los mundiales de fútbol son decididos previamente mediante "arreglos" o componendas.
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1 comentario:
Aquí el “arreglo” no ha sido en los resultados sino en la elección de la sede. Y que un país sin tradición futbolística, extremadamente caluroso y con déficits humanísticos graves obtenga la nominación es altamente irregular, sospechas racionales que se han confirmado con el estallido del Qatargate en el Parlamento Europeo, donde el grupo parlamentario socialista (aunque no sólo ellos) tiene muchos implicados por connivencia corrupta con la monarquía petrolífera catarí.
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