La organización ilícita constituida por el gobierno kirchnerista, adoptó diversas tácticas para saquear al Estado, como las licitaciones de obras públicas, consistente en establecer sobreprecios. Así, si una obra tenía un costo de 100 unidades monetarias, los funcionarios estatales arreglaban las cosas para que el Estado desembolsara 120. Ese sobreprecio de 20 unidades, se repartiría entre la empresa beneficiada y los funcionarios. De ahí que la empresa debería devolver 10 unidades monetarias, pero esta vez realizando alguna maniobra para hacerla ingresar al sistema financiero legal, lo que se conoce como “lavado de dinero”.
En este entramado es posible distinguir entre quienes idearon y cometieron el delito, y quienes fueron los cómplices necesarios para realizar la estafa, pudiendo sintetizarse en las siguientes categorías de culpabilidad:
1- Ejecutores del delito: funcionarios del Estado (NK, CFK, De Vido, etc.)
2- Cómplices de 1er nivel: empresarios de la construcción (Lázaro Báez, otros empresarios)
3- Cómplices de 2do nivel: empresas y agentes financieros (Fariña, Elaskar, etc.)
La justicia comienza a actuar recién cuando el periodismo hace conocer, a la opinión pública, algunas evidencias del entramado delictivo. De ahí que fiscales y jueces se ven obligados a intervenir.
Comienzan investigando a los cómplices de 2do nivel, llevándolos a la cárcel. Como los agentes financieros contratados, o bien siendo empleados de los cómplices de 1er nivel, no son los dueños del dinero que manejan, comienzan a divulgar información desde la cárcel.
Los fiscales y los jueces se ven obligados esta vez a investigar a los cómplices de 1er nivel, algunos de los cuales van a la cárcel, iniciándose nuevamente la secuencia anterior, es decir, tienden a dar información acerca de las maniobras delictivas de las cuales son ellos cómplices, pero no autores directos.
Surge la pregunta acerca de la actitud de fiscales y jueces, ya que, por una parte, parecen haber adoptado una inteligente estrategia de presionar “desde abajo”, desde los cómplices de menor rango, para ir ascendiendo hasta llegar a los ejecutores de la estafa, o bien puede interpretarse que se trata en realidad de una actitud encubridora que no puede prolongarse como esperan ya que el periodismo colabora eficazmente en el esclarecimiento de la verdad.
Quizá en el futuro podamos saber si fue una inteligente estrategia judicial o bien fue un intento fallido de encubrir a los culpables del mayor saqueo sufrido por el Estado argentino.
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