La actividad científica ha sido descripta mediante la filosofía de la ciencia, en donde coexisten posturas contradictorias respecto de lo que la ciencia implica. De ahí que haya aparecido la expresión “ciencia de la ciencia” para designar a una nueva rama del conocimiento científico, y es la que busca describir su propia actividad con un carácter objetivo y unificado. Tal unificación de criterios provendrá, posiblemente, de dos fusiones previas:
a) Considerar a la actividad científica dentro del proceso cognoscitivo natural.
b) Considerar a la actividad científica dentro del proceso de la evolución cultural.
Estos intentos se conocen como “epistemología evolucionista” y, como toda ciencia, deberá encontrar resultados válidos y accesibles a todo pensador, en forma independiente a la postura filosófica imperante en cada individuo. Karl Popper, quien es uno de los autores que se encuadran en esta tendencia, escribió respecto del proceso cognoscitivo:
“Aunque he limitado mi discusión al desarrollo del conocimiento en la ciencia, mis observaciones son también aplicables, creo que sin muchos cambios, al desarrollo del conocimiento precientífico, es decir, a la manera general en que los hombres, e incluso los animales, adquieren nuevos conocimientos fácticos acerca del mundo. El método de aprendizaje de ensayo y error –de aprender de nuestros errores- parece ser fundamentalmente el mismo, ya sea practicado por animales más o menos desarrollados, por chimpancés o por hombres de ciencia. Mi interés no se dirige meramente a la teoría del conocimiento científico, sino más bien a la teoría del conocimiento en general. Ahora bien, el estudio del desarrollo del conocimiento científico es, creo, la manera más fructífera de estudiar el desarrollo del conocimiento en general. Puede decirse que el desarrollo del conocimiento científico es el desarrollo del conocimiento humano ordinario amplificado”.
“El método de ensayo y error no es, desde luego, simplemente idéntico al enfoque científico o crítico –esto es, al método de conjetura y refutación. No sólo Einstein aplica el método de ensayo y error, también lo aplica la ameba, aunque de una manera más dogmática. La diferencia no reside tanto en los ensayos como en las actitudes críticas y constructivas hacia los errores; errores que el científico trata consciente y cautelosamente de descubrir para refutar sus teorías con argumentos de indagación, incluyendo el recurso a las más severas pruebas experimentales que sus teorías y su ingenio le permitan diseñar” (De “Conjeturas y refutaciones”).
En cuanto al proceso cognoscitivo en relación a la selección natural, Popper expresa: “De acuerdo con mi propuesta, lo que caracteriza al método empírico es su manera de exponer a falsación el sistema que ha de contrastarse: justamente de todos los modos imaginables. Su meta no es salvarles la vida a los sistemas insostenibles sino, por el contrario, elegir el que comparativamente sea más apto, sometiendo todos a la más áspera lucha por la supervivencia”.
“¿Cómo y por qué aceptamos una teoría con preferencia a otras? Ciertamente tal preferencia no se debe a nada semejante a una justificación experimental de los enunciados que componen una teoría, es decir, no se debe a una reducción lógica de la teoría a la experiencia. Elegimos a la teoría que se mantiene mejor en la competición con las demás teorías, la que por selección natural muestra ser más apta para sobrevivir; y ésta será la que no solamente haya resistido las contrastaciones más exigentes, sino que sea, asimismo, contrastable del modo más riguroso. Una teoría es una herramienta que sometemos a contraste aplicándola, y que juzgamos si es o no apropiada teniendo en cuenta el resultado de su aplicación” (De “La lógica de la Investigación Científica”–Red Editorial Iberoamericana SA-Buenos Aires 1989).
Respecto de la posibilidad de encuadrar la actividad científica dentro del marco de una teoría general del conocimiento, ello es posible por cuanto tanto una como la otra pueden ser descriptas mediante un sistema de realimentación negativa. Así, el objetivo del sistema es lograr la descripción de R (realidad), o una parte de ella, mientras que se logra un modelo de la misma M(t). Mediante la comparación entre ambas (R – M(t)) se establece el error que hará proseguir el proceso hasta que se lo haya podido reducir hasta un valor aceptable. Albert Einstein dijo: “Toda ciencia no es otra cosa que una depuración del pensamiento cotidiano”.
Se ha supuesto que la realidad (R), regida por leyes naturales invariantes, no depende del tiempo, mientras que con M(t) se considera que los modelos descriptivos realizados por el hombre varían con el tiempo hasta llegar a ser compatibles con la realidad a describir.
En cuanto a la posibilidad de encuadrar la actividad científica en el marco del proceso de evolución y adaptación, debemos considerar que todo proceso adaptativo, al igual que la ciencia experimental y el proceso cognoscitivo elemental, pueden ser descriptos, como se dijo, por un sistema de realimentación negativa. Así, en la adaptación biológica, el objetivo a lograr es la “especie adaptada”, mientras que sólo se produce una “especie en vías de adaptación”, apareciendo un error, o diferencia, que hace que el proceso (de la selección natural) siga hasta que el error haya disminuido hasta un valor aceptable. En el caso de las teorías científicas, se tiene como objetivo lograr la “teoría mejor adaptada”, pero sólo disponemos de una “teoría en vías de adaptación”, apareciendo un error, por lo que el proceso continúa en la búsqueda de su reducción.
Puede decirse que la “evolución cultural”, proceso que permite el progresivo aumento del nivel de conocimientos disponibles, resulta similar al de la “evolución biológica”. Sin embargo, mientras que en ésta no se heredan los caracteres adquiridos, en la evolución cultural heredamos el conocimiento aportado por las generaciones pasadas. De todas maneras, aun cuando no se pueda establecer una vinculación estricta entre evolución biológica y cultural, y sólo pueda establecerse una analogía formal, es posible utilizar los sistemas realimentados mencionados como la base para establecer una aceptable descripción del proceso científico.
En cuanto al criterio de verificación de los resultados obtenidos, Javier Echeverría escribió: “Popper propuso un criterio alternativo de demarcación entre ciencia y no ciencia: una teoría es científica si puede ser falsada por medio de la experiencia (en el caso de las teorías empíricas) o por medio de su contradictoriedad interna (en el caso de las teorías lógicas y matemáticas)” (De “Introducción a la Metodología de la ciencia”–Ediciones Cátedra SA-Madrid 1999).
En cuanto al proceso de falsación propuesto por Popper, consideremos el siguiente caso expresado con la simbología de la lógica:
Premisa.....Si llueve, entonces el patio se moja.....p → q
Premisa.....El patio está mojado.......................q
Conclusión..Ha llovido...................................p
Si hubiese una sola causa posible para la existencia de un determinado efecto, el razonamiento hubiese sido válido, pero en nuestro ejemplo sabemos que el patio pudo estar mojado por otra causa distinta de la lluvia. Por lo tanto, este razonamiento no es válido en la generalidad de los casos.
Consideremos ahora este otro razonamiento:
Premisa.....Si llueve, entonces el patio se moja.....p → q
Premisa.....El patio no está mojado...................┐q
Conclusión..No ha llovido...............................┐p
La lógica proposicional muestra que este tipo de razonamiento es válido en todos los casos ya que, si no existe el efecto, puede asegurarse que no existió ninguna de las causas posibles. Se lo denomina “modus tollendo tollens” (“modo que niega negando”) y es el tipo de razonamiento propuesto por Karl Popper para la falsación de las teorías.
Así, Popper indicó que la teoría de la relatividad generalizada de Einstein es una teoría científica por cuanto propone un experimento crucial: un rayo luminoso (de una estrella lejana) habría de ser curvado por el campo gravitacional de otra estrella (el Sol). Realizado el experimento, se pudo verificar lo que estaba previsto.
La opinión inmediata consiste en afirmar que “el experimento verificó la validez de la teoría”. Sin embargo, como son muchos los fenómenos gravitacionales posibles (las causas de su veracidad), no podemos asegurar que siempre la teoría saldrá airosa. Estamos en un caso similar al del razonamiento no válido mencionado antes. Por el contrario, sólo podemos decir que “la teoría no es errónea”. No podemos asegurar que siempre será “verdadera”, sino que, hasta ahora, “no es falsa”, siguiendo un criterio similar al segundo razonamiento mencionado.
Toda descripción, para ser considerada “científica”, debe prever algún tipo de experimento crucial. Luego del experimento, podrá “ser falsa”, o “no serlo”. Esto muestra la actitud prudente de la ciencia, que poco tiene que ver con la imagen de infalibilidad que muchas veces se le asocia.
La diferencia esencial entre ciencia y filosofía se ha establecido en una forma sencilla: Mientras que el filósofo utiliza lápiz y papel, el científico utiliza lápiz, papel y un cesto para tirarlo en algunas circunstancias.
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