Por lo general, ya no se habla tanto de la reducción de la pobreza sino de la reducción de la desigualdad económica. Ello se debe, seguramente, a que quienes priorizan la reducción de la desigualdad sobre la reducción de la pobreza, lo hacen porque consideran que la envidia es más peligrosa e insoportable que la miseria. De ahí que, casi sin mayor inconveniente, apuntan a la promoción del socialismo por cuanto aceptan que la mayoría ha de vivir en la pobreza con la "ventaja" de la "igualdad social".
En realidad, en los sistemas socialistas reales existe una gran desigualdad social y económica entre la clase dirigente y el resto, pero las mentes enceguecidas por el odio carecen de la sensatez necesaria para establecer un razonamiento eficaz.
A continuación se transcribe un artículo respecto de la eficacia del capitalismo para reducir la pobreza:
EL CAPITALISMO Y SUS ENEMIGOS
Por Axel Kaiser
Hasta el año 1000 de nuestra era, el promedio de ingreso de los habitantes de distintas regiones del mundo era cerca de 450 dólares por año, en dólares de 1990. Eso significa que nuestros antepasados vivían con un poco más de un dólar por día y que en Europa el nivel de ingreso era similar a América Latina y África.
¿Qué ha pasado desde entonces? Pues que el ingreso de los países occidentales se mantuvo casi sin variaciones hasta el siglo XV, cuando prácticamente se duplicó. Pero fue recién dos o tres siglos después que vino el gran salto. En la primera mitad del siglo XVIII se volvió a duplicar el ingreso y en la segunda mitad se duplicó nuevamente. En esa lógica exponencial, en Occidente –esencialmente Europa occidental– pasamos de un ingreso de 753 dólares en el año 1500 a uno de 23.710 dólares en 2003. Esto representa un impresionante incremento de un factor de 30.
Todo ello fue gracias a la revolución industrial y al mercado, lo cual se confirma cuando se observa el atraso de los países que no se sumaron a ellos. Asia, por ejemplo, no entró al capitalismo hasta mediados del siglo XX. Como consecuencia, el ingreso de los asiáticos en 1950 era equivalente al de los europeos en 1500. Luego de que China, India y otros países abrazaran el capitalismo, su ingreso se multiplicó de 717 dólares en 1950 a 4.434 en 2003. Es decir, en apenas medio siglo se incrementó en un factor de casi 6, más que en los dos mil años previos de su historia.
América Latina siguió una trayectoria similar, con un ingreso creciendo casi cinco veces en el transcurso de un siglo. Ha sido el crecimiento económico en todas estas regiones el responsable de acabar o reducir la miseria más abyecta e inhumana en la que vivían millones de personas, y será el crecimiento económico el que la termine definitivamente.
En efecto, gracias al capitalismo, la pobreza extrema en el mundo –medida como ingreso diario de 1,5 dólares de valor 1993 cayó de más de 80% de la población mundial en 1820 a menos de 20% en 2000, a pesar de que la población se quintuplicara. En China, entre 1960 y 2000 la pobreza extrema se redujo para más de 520 millones de personas y en Asia del Sur más de 100 millones de personas salieron de ella.
La única región que no ha visto en promedio una reducción de la pobreza es África, que es precisamente la región menos integrada a la economía global, con mayores problemas institucionales y menor protección de derechos de propiedad. Aunque también en ese continente hay países que lo han hecho bien y han visto reducida la pobreza.
Más interesante aún es constatar que los más pobres del mundo han visto incrementar su ingreso el doble de rápido que el resto de mayores ingresos. El profesor de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) Deepak Lal afirmó, por lo mismo, que "el crecimiento generado por la globalización no ha sido anti pobre como muchos dicen. En realidad, la globalización y el rápido crecimiento económico que promovió han reducido la pobreza mundial en magnitudes sin precedentes en la historia mundial. El crecimiento no sólo ha 'goteado': ha sido una inundación".
Los enemigos del capitalismo deben entender que sólo el crecimiento económico derivado de mercados libres permitirá a Chile y América Latina superar la mayoría de sus problemas sociales. Si no lo hacen, no quedará más que pasarles, democráticamente, por encima.
(De www.elcato.org)
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1 comentario:
La diferencia entre Europa y las colonias inglesas de Nueva Inglaterra y el resto del mundo es que a finales del siglo XVIII, cuando empezó la transformación política radical y la revolución industrial, en el primer grupo residían unas clases burguesas acostumbradas ya durante siglos a hacerse cargo de su vida y destino, con conciencia legal, política y cultural propias y con gran influencia en el poder del estado, y en el resto del mundo preponderaba casi absolutamente el pensamiento servil, de abandono al poder político absolutista. Y esa diferencia, con los necesarios ajustes y evoluciones, ha seguido presente a lo largo de los dos últimos siglos, aunque la apetencia transformadora parece que en las últimas décadas ha hecho mucha mella en las clases gestoras de países tan importantes como China e India, pero no es tan así en las respectivas clases populares, tal como ya sucedió con los europeos de las últimas centurias, sólo preocupados de su bienestar material.
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