Ante la severa crisis económica, social y moral que afecta a la Argentina, existe la imperiosa necesidad de encontrar una solución, o un camino de salida, que con el tiempo nos permita acceder a cierta normalidad. De la misma manera en que el ciudadano común opina sobre qué cambios efectuar en el seleccionado nacional cuando no tiene confianza en el director técnico del momento, las diversas soluciones de los problemas nacionales surgen de cada habitante por cuanto desconfían de los políticos en general.
Al conjunto de soluciones propuestas, podemos dividirlo en tres grupos principales:
a) Global: los problemas no dependen de los argentinos, ya que nuestros males derivan del imperialismo yankee y del sistema capitalista, respecto de los cuales sólo podemos esperar su derrumbe definitivo.
b) Social: los problemas dependen esencialmente de la política y de la economía vigentes, por lo que un cambio de sistema resolverá nuestra decadencia.
c) Individual: nuestros problemas son esencialmente éticos y culturales, por lo que debemos iniciar el cambio a partir de una mejora asociada a las ideas predominantes en los cerebros de los argentinos.
La "solución global" surge desde la izquierda política y del peronismo, que buscan acentuar aún más el poder del Estado hasta aniquilar todo el sistema productivo, lo que llevaría a la "venezuelización total" del país, o bien mantendría vigente la decadencia. Esta postura se adapta bastante a la tendencia del argentino a evadir responsabilidades y de culpar a los demás por los problemas existentes, Ernesto Sandler escribió al respecto: "Forma parte de la naturaleza humana atribuir los errores propios a circunstancias externas a fin de no asumir ninguna responsabilidad o no sentir culpa por ser causante de esos errores".
"Este tipo de comportamiento se puede encontrar en todas las sociedades, aunque en algunas esa conducta está más generalizada mientras en otras es menor porque existe una fuerte condena social para los que no asumen sus responsabilidades. En nuestro país echar la culpa a los otros por los errores propios forma parte de la idiosincrasia nacional, sin que nadie se haga cargo de sus responsabilidades ni que la sociedad juzgue negativamente a los que se lavan las manos antes sus equivocaciones. Los argentinos tienen incorporada la conducta de acusar a otros de sus propios yerros por lo que difícilmente asumen sus desaciertos o realizan algún tipo de autocrítica por sus errores" (De "Creencias económicas"-MG Editores-Buenos Aires 2022).
Un autor que encara una propuesta que apunta a una mejora política y económica, es José Luis Espert, principalmente a través de su libro La sociedad cómplice (Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 2019). En forma acertada describe los errores conceptuales asociados a las creencias y a las ideas predominantes en la sociedad respecto de la economía nacional. El libro describe "Los mitos económicos que llevaron a la Argentina a la decadencia y qué hacer para corregirlos".
Si bien son indiscutibles sus conclusiones y correcciones respecto de las ideas y creencias generalizadas, no parece posible una mejora que surja desde la economía cuando nuestros problemas son esencialmente de origen moral y cultural, es decir, las ideas y creencias erróneas planteadas en la economía tienen un origen signado por deficiencias morales y culturales, que son las que se debe tratar de solucionar.
Finalmente se llega al nivel adecuado para intentar la salida de la decadencia, y es el nivel individual asociado a las conducta de cada ciudadano. Un libro representativo de esa búsqueda es el mencionado Creencias económicas de Ernesto Sandler, que coincide bastante con la postura de Espert, si bien está orientado al mencionado nivel individual. Sandler escribió: "Es sabido que cada sociedad tiene características que la distinguen de otros pueblos y naciones. Esa personalidad social o idiosincrasia se va conformando gradualmente a partir de determinados acontecimientos históricos, costumbres, tradiciones, migraciones, hábitat, clima, guerras, ideologías y factores religiosos, entre muchos elementos concurrentes que se dan a lo largo del tiempo".
"En Argentina, si bien los hábitos e idearios de sus habitantes varían parcialmente de acuerdo a las regiones de su extenso territorio, existen características y rasgos comunes que permiten hablar de una personalidad social argentina que identifica al conjunto de la población. Es una forma de ser, sentir, actuar, expresarse y pensar que distingue a los argentinos de los ciudadanos de otros países del mundo".
En un año electoral, sería interesante que los candidatos apuntaran hacia una mejora de esa "personalidad social" o "mentalidad generalizada" de la sociedad, para iniciar y afianzar el verdadero cambio que requiere nuestra decadente sociedad.
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1 comentario:
Esa mentalidad general debe cambiar a la vista de algunos números de Argentina: 80 años perdiendo posiciones en el ranquin mundial de renta per cápita, 30 años en que la pobreza no baja del 30 por ciento de la población, 20 años con una inseguridad callejera como nunca en su historia, 20 años con niveles de producción y consumo de droga disparados, 20 años con una gran explosión de villas miseria...
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