La crítica a las teorías y a las ideas resulta inherente a la ciencia experimental. En cierta forma actúa como una especie de "control de calidad" que tiende a optimizar resultados. Mientras que en la física las críticas a una teoría resultan un tanto alejadas de los aspectos personales de su autor, en ciencias sociales pareciera que fuesen más cercanas, y de ahí que las críticas resultan ser también fuentes de conflictos.
El presente y el futuro del sociólogo, tanto profesional como laboral, dependen bastante de la opinión de sus colegas, de ahí que las críticas negativas sean muy mal recibidas, aunque sean una motivación más para mejorar la calidad de un informe o de un artículo. En el ámbito de la sociología, el crítico más destacado ha sido Pitirim Sorokin. Al respecto, George Ritzer escribió: "Pitirim Sorokin ha sido descrito como «El chico malo y el abogado del diablo de la sociología estadounidense». Llevado por su gran ego, Sorokin criticaba casi todo y a casi todo el mundo. Resultado de lo cual, Sorokin y su obra se convirtieron en objeto de numerosas críticas".
"Una de las enemistades inveteradas y más interesantes y duraderas de Sorokin se encarnó en la persona de Talcott Parsons. Parsons fue nombrado en Harvard tutor de sociología cuando Sorokin era director del departamento. Sin embargo, fue Parsons quien finalmente se convirtió en el sociólogo más importante de Harvard y de los EEUU. El conflicto entre Sorokin y Parsons se intensificó debido al gran solapamiento entre sus teorías".
"Sorokin terminó finalmente aislado en el Departamento de Harvard, relegado a un despacho de aspecto desolado, deslizando por debajo de las puertas de las oficinas del departamento una declaración mimeografiada en la que reclamaba que Parsons le había robado sus ideas" (De "Teoría Sociológica Contemporánea"-McGraw-Hill/Interamericana de España SA-Madrid 1993).
Entre las críticas de Sorokin aparece aquella en la que describe el olvido de la historia de la sociología y la posterior creencia en la originalidad de una teoría, escribiendo al respecto: "Los términos «sociología moderna» y «ciencia psicosocial moderna» se refieren al estado de estas disciplinas durante los veinticinco años pasados, aproximadamente. En este periodo el principal defecto de estas ciencias fue una especie de amnesia respecto a su historia, descubrimientos y realizaciones previas".
"Un segundo punto flaco está estrechamente ligado al primero. Muchos sociólogos o investigadores psicosociales modernos pretenden haber hecho determinado número de descubrimientos científicos «por primera vez en toda la historia» de la sociología o alguna otra rama psicosocial del conocimiento. Diciéndolo en unas pocas palabras, este punto flaco puede llamarse «complejo obsesivo de descubridor» o con más precisión «complejo de descubridor»" (De "Achaques y manías de la Sociología moderna y ciencias afines"-Aguilar SA de Ediciones-Madrid 1957).
En el citado libro, Sorokin fundamenta sus críticas con numerosos ejemplos, como si fuese una vitrina en la que pueden evidenciarse claramente sus apreciaciones. Otra de sus críticas va dirigida al lenguaje utilizado por algunos sociólogos. Refiriéndose a un caso determinado, escribió: "Además de «amontonar» una serie de palabras difíciles y pobremente definidas, esta definición de una institución tiene la virtud adicional de ser perfectamente tautológica: una «institución» es un «complejo de partes institucionalizadas». ¡Qué extraordinariamente elegante y precisa es esta definición!".
Bajo el subtítulo de "Quantofrenia", Sorokin critica el uso indebido de fórmulas matemáticas e incluso de conceptos físicos en sociología o en psicología social. Este es el caso de Kurt Lewin y la utilización del concepto físico de "campo de fuerzas"; haciendo completamente inaccesible su teoría en especial para quienes conocen algo de tal tema de la física. Sorokin escribe al respecto: "Las obras de Lewin están llenas de estos taquigráficos símbolos caseros. Careciendo de relación con las matemáticas, sus engorrosos jeroglíficos no sirven para nada útil".
"La psicología se convierte ahora en un «campo psicológico», como una estructura a la cual puede ordenarse toda actividad psicológica. Habiendo obtenido su «campo especial» psicológico, los autores proceden a transferir palabra por palabra los términos del espacio geométrico: dirección, vector, sentido, magnitud, distancia, continuidad o discontinuidad, libertad o restricción. Añaden a estos conceptos físicos sus propios términos caseros: «sendero», «locomoción», «movilidad», «fluidez», «permeabilidad», «cohesión», «propósito», «objetivo» y otros cuantos enteramente ajenos a los de espacio euclideano, lovatchesquiano o riemanniano; deforman así los conceptos de espacio de la física o matemáticas".
A quienes pretenden acceder a la obra de Kurt Lewin, posiblemente les surgirá la sensación de ser minusválidos mentales, por lo que resulta "sanador" conocer la advertencia anterior. Puede decirse que la antipática figura de Sorokin, y de otras similares, son necesarias para el progreso del conocimiento, por lo que dejan de ser antipáticas, al menos parcialmente.
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1 comentario:
O de cómo la subjetividad tiene gran fuerza en quienes tienen el deber de contrarrestarla en todo lo que les sea posible.
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