miércoles, 8 de junio de 2022

Capitalismo y confianza, la solución...

Por Elena Valero Narváez

Ha pasado el 25 de Mayo y es bueno reflexionar sobre el sentimiento patriótico. Muchos recordamos en esa fecha a los héroes que nos hicieron la Patria, quienes estaban muy lejos, en las ideas, de gobiernos nacionalistas como el que nos gobierna en la actualidad. Justamente hicieron la Revolución para poder disfrutar del mundo que les negaba España, con su monopólico sistema de comercio. La argentinización a la que nos quieren llevar los Fernández poco tiene que ver con el amor a la Patria, no es ni más ni menos que un querer volver a un pasado, el de 1943.

Nos cambió el rumbo liberal hacia el que nos llevaba la Constitución de 1853, que propiciaba un Estado que hiciera cumplir las leyes, mantener el orden, preocuparse por la Justicia, la propiedad privada y por la noción de libertad, de soberanía del individuo frente al poder.

El hijo dilecto de las ideas que nos mantienen en la decadencia política, económica, y cultural fue Juan Domingo Perón, quien las puso en práctica nacionalizando a troche y moche, con el asentimiento del ejército, la dirigencia gremial, los partidos nacionales y populares que se llenaban la boca con la defensa de la soberanía y la autarquía económica. Si bien se respiraba en el aire estas ideas, fue Perón el que las llevo a la práctica dándole un marcado tinte fascista; destruyó al sindicalismo independiente, avasalló las universidades, humilló al régimen parlamentario, monopolizó la radio y el cine, restringió la libertad de prensa, manejó discrecionalmente los fondos públicos y los inmensos recursos sustraídos a la producción, controló la economía y las finanzas y pretendió eternizarse en el poder.

Lo dramático del caso es que por inercia cultural sus ideas aún perduran, es que el Partido Radical también se nutrió de ellas, si combatió al Peronismo no fue por el manejo de la economía sino por su matriz autoritaria. Estuvo apegado a las ideas de base nacionalista y socialista de la Declaración de Avellaneda de 1945, muy parecidas a las de los peronistas.

Es así como la conciencia estatista está estampada en los argentinos, todos quieren ser empleados del Estado, allí no se despide, no se trabaja, hay más posibilidades de mantener el puesto. En la Argentina, se nos cae encima el peso de un Estado acaparador, como quería Marx, se pretende que todas las fuerzas productivas pasen a mano del Estado o sean dirigidas por él. Se envidia al que tiene éxito, al que con su trabajo se hace rico, la gente no se alegra con el bienestar de los empresarios, olvidan los esfuerzos y las pérdidas que han tenido que afrontar para prosperar y de cuantos quedan en el camino en pos de satisfacer las necesidades de la gente o creándoles otras nuevas. Invertir es una apuesta en la que se puede perder todo, no lo puede entender la burocracia socialista, solo ve y les molesta los lujos que pueden darse los que se han ganado, trabajando, el premio de la prosperidad. Nosotros usufructuamos muchas de las creaciones de sus inversiones; la diferencia entre el empresario y el funcionario del gobierno es que aquel para tener éxito debe elegir un emprendimiento que satisfaga alguna necesidad de la gente y, a la vez, debe conseguir que sea rentable, el mercado lo debe aceptar.

DAR LA VUELTA

A esta situación, que nos angustia y deprime, solo se le puede dar la vuelta, si las ideas de la libertad avanzan; debemos apoyar a quienes luchan contra el colectivismo y el estatismo, a quienes quieren fortalecer las instituciones democráticas destinadas a proteger las libertades civiles y reconocen principios de ética política.

La prédica liberal tiene que centrarse en la defensa del sistema capitalista, mostrar con ejemplos que solo puede desarrollarse en un ambiente de paz donde el derecho garantice el empleo de la propiedad privada. Es importante que se comprenda que esta es la base sobre la que puede construirse cualquier empresa, si no convencemos que mediante la acumulación y concentración de riqueza, hay más posibilidades de desarrollo cultural, de ayuda a los obreros que necesitan del saber, del conocimiento, no tendremos salida, se continuará con impuestos distorsivos y chupando la energía a los sectores productivos.

No hay que insultar, sino discutir los problemas y las soluciones, la sociedad está atenta porque no quiere otro fracaso, es el momento justo para mostrarle que si comparamos las experiencias socialistas, o nacionalismos populares, como la de Perón o los Kirchner, con los países desarrollados por el sistema capitalista, se verá, rápidamente, que hay mejores condiciones de trabajo, actividades nuevas, la pobreza es menor o menos trágica y las posibilidades de vida se incrementaron increíblemente.

Sin mantener el valor de la moneda y frenar la inflación no se consiguen bases firmes para el desarrollo y los intercambios, es un problema político y humano de primera magnitud. No se puede esperar más, el índice del costo de nivel de vida va en aumento, las variaciones se mueven en sentido progresivo, el reajuste de salarios sigue siendo un tema de perturbación a medida que se agrava la cuestión. La población pasiva, en general, viene sobrellevando una situación insostenible por el atraso en que se las mantiene con respecto a las actualizaciones.

REFORMAS A FONDO

Si no se encaran, con convicción y energía, reformas estructurales, Argentina seguirá desenvolviéndose en las condiciones actuales y sus gobernantes demagogos y expertos en planificación económica no tendrán otra alternativa que mendigar ante las naciones más desarrolladas a quienes les atribuyen la obligación de pagar sus errores y debilidades. Si la gente no confía en que la moneda será estable y convertible en el futuro, no responderán a ningún plan económico, para eso deben definir los futuros candidatos en qué consisten las soluciones sin caer como siempre en reparaciones mágicas.

Ya sabemos por experiencia que lo que se viene no será fácil, se deberá acudir a medidas llamadas impopulares, y se debe tener el coraje y la honestidad de decirlo y pedir colaboración y apoyo a la sociedad para realizarlas.

En cuanto a misiones comerciales el Gobierno no debería perder el tiempo, nadie, en las actuales condiciones va a invertir en el país, o sea seguiremos vegetando hasta que haya confianza en un futuro mejor.

MALDITO INVENTO

En la Argentina se sigue creyendo que el socialismo es posible, a pesar de los ejemplos que indican que fue un invento de intelectuales, una utopía que al igual que todas ellas una vez que llego al poder se convirtió en contrautopía. Es que Marx aun está en las cabezas de quienes enamoró cuando eran adolescentes escribiendo con pasión, condimento esencial para ejercer la docencia y la política, porque convence. Era historicista, no necesitó acompañarse de la moral, no escribió para eliminar la pobreza, que es lo que pide la gente.

Hoy sabemos que los procesos sociales son más complejos que su teoría y que la posición social puede variar, depende de la salud, el azar, la inteligencia, el trabajo, no estamos determinados. Otra vez, basta con la comparación para saberlo.

La movilidad social fue enorme desde que el sistema capitalista hizo sus primeros pasos, allá por la mitad del siglo XIX. Se le achacan los defectos que tienen algunos capitalistas, esas personas existen en cualquier sistema, más aun en el socialista donde son los funcionarios los que toman las decisiones, en vez del mercado. No se entiende que si bien no puede evitarse la naturaleza humana, cuando existen leyes que ayudan a cumplir las normas sobre las que se hacen los contratos, hay seguridad jurídica, se evita el fraude y la corrupción.

Los partidos tan vilipendiados en la actualidad deben volver a ocupar un papel importante, dejar su tendencia burocrática y demagógica por falta de ideales generosos, deben tener una plataforma revolucionaria en el sentido de renovar la sociedad con un cambio de rumbo, con procedimientos honestos, practicar la democracia interna donde se elija a los más capacitados y de probada honestidad, respetando el derecho de las minorías cuando lleguen al poder. También la Iglesia debe rever su actitud, ocupar otra vez un rol fundamental en un ambiente de pobreza como el de hoy.

EVOLUCION RAPIDA

Necesitamos que se acepte un cambio rápido pero evolutivo basado en la educación, con un Estado reducido, revalorizando la Constitución como instrumento de una sociedad mejor, y como consecuencia de la normatividad liberal, se permita que la actividad privada, tan rechazada por el kirchnerismo, pueda asignar recursos donde encuentre mejores oportunidades de beneficio. Es urgente liberar la economía, abrirla al exterior y disminuir, ostensiblemente, la presencia del sector público.

La actual gestión gubernamental ha violado en demasiadas oportunidades el orden jurídico y constitucional vigente, se vale de cualquier recurso aun vulnerando cualquier principio, con ello aleja las soluciones y agrava los conflictos. La pobreza en nuestro país, en gran medida, se debe a que no existe una red institucional éticamente mejor de la que tenemos, hacia ello se debería también apuntar.

Ha pasado el 25 de Mayo y es bueno reflexionar sobre el sentimiento patriótico.

(De www.laprensa.con.ar)

1 comentario:

agente t dijo...

Las decisiones de los funcionarios en un sistema que es profundamente arbitrario con es el de economía planificada son, en comparación con las que pueda tomar un empresario inmerso en el mercado, artificiosas y simples, porque en lugar de intentar contentar a un número que se desea creciente de clientes se toman para alagar, o de acuerdo al gusto, del jefe que puede mejorar la situación personal de quien toma esa resolución.