La tergiversación histórica de los setenta ha tenido, como efecto principal, prolongar y acentuar la división de la sociedad argentina. Tal división se proyecta desde los medios masivos de comunicación, oficiales y partidarios, hacia el resto de la sociedad. Se trata de mantener vivo el resentimiento y el desprecio entre sectores antagónicos, ya que se ha excluido de toda culpa al bando agresor que intentaba instaurar en el país un régimen carcelario similar al de la URSS o de Cuba.
La desmemoria colectiva ha sido sintetizada por el historiador Agustín Laje Arrigoni en algo más de una veintena de mitos que han sido puestos en circulación para su instauración en la sociedad para que se transmitan como se transmite un rumor. Tales relatos aparecen en el libro “Los mitos setentistas: Mentiras fundamentales sobre la década de los setenta” (Buenos Aires 2011), que aquí se mencionan junto a un breve comentario por parte del autor del presente escrito.
Mito 1: “En la década de los setenta no hubo una guerra”. Los grupos marxistas llegaron a disponer de más de 15.000 efectivos armados. Como realizaban acciones terroristas, puede tenerse una idea de su peligrosidad, considerando los daños que puede hacer uno solo de ellos. Para el adiestramiento militar, por Cuba pasaron unos 6.000 de ellos.
Mito 2: “Los militantes de las organizaciones armadas eran «jóvenes idealistas»”. El “ritual de iniciación” de Montoneros, para el ingreso de un nuevo guerrillero, consistía en asesinar, a traición, a un agente de policía, para robarle el arma y el uniforme. En todo el país asesinaron a unos 372 policías. Eran “idealistas”, pero con el ideal marxista en la mente, que implicaba exterminar a todo el que se opusiera a sus planes de conquista del poder.
Mito 3: “Los «militantes de la lucha popular» peleaban por un mundo mejor”. La implantación del socialismo en la Argentina no iba a establecer “un mundo mejor”. Las experiencias de la URSS, China, Camboya, etc., muestran que la seguridad y la integridad del ciudadano normal corren serios peligros cuando se lo tilda de “burgués”, por lo que las ventajas del socialismo son para los que detentan el poder.
Mito 4: “Las guerrillas resistieron la dictadura para reinstaurar la democracia”. La dictadura del 76 tuvo incluso el apoyo del sector político que advirtió el peligro que corría la nación ante el avance de los guerrilleros. Los inicios de Montoneros y ERP son bastante anteriores al gobierno militar, ya que actuaron en épocas democráticas. La vuelta a la democracia se estableció finalmente, mientras que, de haber triunfado el sector marxista, estaríamos bajo la tutela de un tirano similar a Fidel Castro.
Mito 5: “La guerrilla estaba constituida por sectores humildes y populares”. La mayor parte de sus integrantes pertenecían a familias socialmente reconocidas, de clase media y alta, y estaban motivados por sus ansias de poder antes que por lograr el bienestar de los pobres.
Mito 6: “Las organizaciones armadas tenían amplio apoyo popular”. Las veces en que tales sectores actuaron en política, lograron muy poco apoyo, excepto durante el kirchnerismo, cuando la deformación de la verdad histórica adquirió bastante importancia.
Mito 7: “Los guerrilleros sólo atacaban a miembros de las «fuerzas represivas»”. También asesinaron a unos 54 empresarios, o empleados jerárquicos de empresas, a dirigentes sindicales, intelectuales, o a quien fuera considerado opositor.
Mito 8: “Las organizaciones armadas, a diferencia de las del Estado, no torturaban a sus enemigos”. Hay muchos casos comprobados de tortura, como la de un militar encerrado durante mucho tiempo en un espacio muy reducido.
Mito 9: “El poder de la guerrilla argentina fue insignificante”. Los grupos que actuaban en Tucumán no pudieron son controlados por las fuerzas policiales, por lo que tuvo que actuar el Ejército. Incluso tenían el proyecto de “liberar” a tal provincia para luego buscar el reconocimiento internacional como región “independiente” (socialista). Mientras que los argentinos esperamos la anexión de las Islas Malvinas al territorio nacional, los marxistas trataban de hacer todo lo contrario con Tucumán.
Mito 10: “Los sacerdotes tercermundistas eran filántropos que estaban al servicio de la opción por los pobres”. El marxismo fue siempre un enemigo acérrimo de la religión, especialmente la cristiana. De ahí la necesidad de usurparla para destruirla en aquellos países con tradición católica. El amor y el odio son actitudes completamente opuestas, tanto como lo es el cristianismo con el marxismo. Los pobres son siempre usados como pretextos para ejercer la violencia. Quien más hace por los pobres es el empresario que puede ofrecer puestos de trabajo; justamente quien más es denigrado y calumniado por los marxistas.
Mito 11: “El gobierno constitucional ordenó «aniquilar» a la guerrilla pero eso no implicaba matar a los guerrilleros”. Luego de la creación de la Triple A, organización paramilitar dependiente del Ministerio de Bienestar Social, dirigido por José López Rega, puede afirmarse que el “exterminio” de los terroristas era “la voluntad del General Perón”.
Mito 12: “El golpe se pudo haber evitado porque faltaba poco para las elecciones y la sociedad reclamaba una salida democrática”. Debido al estado de guerra interno y a la evidente debilidad del gobierno de Isabel Martínez de Perón, la sociedad, incluso muchos dirigentes políticos de diversos partidos, veían como única alternativa viable que las Fuerzas Armadas se hicieran cargo del gobierno.
Mito 13: “La guerrilla fue una excusa de los militares para hacer el golpe, pues mucho antes del 24 de marzo la subversión ya estaba liquidada”. La guerrilla marxista fue la iniciadora y causante de la violencia terrorista, y generadora de las condiciones que favorecieron el posterior ascenso de los militares al poder. El año 1975 fue el año cumbre de Montoneros, disponiendo de unos 5.000 combatientes.
Mito 14: “El 24 de marzo de 1976 se inició una política sistemática de desaparición forzada de personas y represión ilegal a la guerrilla”. Debido a que había una “guerra sucia”, especialmente por parte de los terroristas, los métodos de represión tuvieron características similares, ya que era muy difícil contener la reacción espontánea de policías y militares que a lo largo y a lo ancho del país debían afrontar el riesgo cotidiano de ser asesinados a traición, es decir, fuera de toda acción bélica.
Mito 15: “Los «represores» implementaron un plan sistemático de exterminio contra todo aquel que pensara distinto”. La represión apuntaba concretamente hacia quienes participaban en forma directa de la guerrilla, incluso los ideólogos marxistas, que fueron el primer eslabón de la secuencia de la violencia, no descartándose excesos en la represión, como ocurre en toda guerra.
Mito 16: “Las Fuerzas Armadas practicaron «terrorismo de Estado»”. Las Fuerzas Armadas se limitaron a cumplir con sus obligaciones, tales la de defender la nación contra ataques a su integridad, especialmente cuando se trata de ataques foráneos (recordemos que la guerrilla era apoyada por el Imperialismo soviético a través de Cuba). No se les puede criticar su actuación, excepto por los casos concretos en que no se respetaron las leyes de guerra vigentes. Gran parte de la tergiversación histórica proviene de considerar que “no hubo una guerra” y que, por lo tanto, deberían aplicarse a los militares los reglamentos asociados a la vida civil en épocas de paz.
Mito 17: “El gobierno militar se llevó la vida de 30.000 «compañeros desaparecidos»”. Según las listas de la CONADEP, sólo 4.905 desaparecidos son identificados por el número de documento. La cifra resulta mayor si se tiene en cuenta que ningún terrorista utilizada su nombre verdadero, sino un pseudónimo. Al recibir una importante indemnización por parte del Estado, la nómina se agrandó.
Mito 18: “La mayoría de los desaparecidos pertenecía a sectores humildes y de origen obrero”. Como la guerrilla surgió de gente de clase media y alta, los desaparecidos pertenecían a estas clases. Pocas veces se ha escuchado decir que las Fuerzas Armadas atacaban a alguien que no tuviese nada que ver con la acción guerrillera.
Mito 19: “Las Fuerzas Armadas diezmaron una joven generación con ideales”. Si se habla de una “generación con ideales”, debe hacerse referencia a los jóvenes que estudian o trabajan, y no a un grupo que se dedicaba a asesinar, a secuestrar personas y a colocar bombas. A menos que la destrucción de una nación, incluidos sus habitantes, sean considerados como “un ideal”.
Mito 20: “Un caso emblemático de persecución a los jóvenes se conoció como «La noche de los lápices»”. Algunos ex Montoneros, como Martín Caparrós, han desmentido tal situación ya que, en realidad, durante tal manifestación de estudiantes, que pedían la rebaja del precio del boleto estudiantil, se procedió a la detención de algunos que formaban parte de los grupos terroristas.
Mito 21: “La política represiva del Gobierno militar fue un genocidio”. La palabra “genocidio” se utiliza generalmente para describir la matanza generalizada de gente perteneciente a un grupo étnico o social, mientras que la acción militar se desarrolló en el marco de una guerra contra grupos subversivos.
Mito 22: “El accionar de las «fuerzas represivas» fue similar al accionar del nazismo en Alemania”. Muchos autores afirman que la ideología marxista-leninista se identifica bastante con el nazismo, y que en la Alemania de la primera posguerra, muchos marxistas se pasaban a las filas del nazismo. La táctica de la eliminación de toda oposición fue implantada por Montoneros y el ERP, mientras que los organismos estatales de seguridad adoptaron luego una táctica similar.
Mito 23: “El Proceso de la Reorganización Nacional inauguró la censura en la Argentina”. En épocas de la segunda presidencia de Perón, especialmente, se cerraron diarios y emisoras radiales opositoras. Luego, el gobierno militar que lo derrocó “prohibió” al peronismo. También los militares del 76 prohibieron toda la información que promoviera la violencia política, es decir, los asesinatos, los secuestros, los atentados, etc., tal como lo promueve el marxismo-leninismo.
Mito 24: “Los guerrilleros ni siquiera tuvieron derecho a juicio justo”. Muchos guerrilleros fueron encarcelados luego de ser juzgados por sus acciones ilegales. Durante la presidencia de Héctor Cámpora, se los liberó, y volvieron a delinquir.
Mito 25: “Se está haciendo justicia al juzgar a los «genocidas»”. Los militares están siendo juzgados principalmente por cumplir con sus obligaciones de defender a la nación ante el embate de fuerzas que la pretendían destruir. Esto resulta evidente cuando se juzga a militares, policías y jueces que nunca participaron en acciones bélicas, es decir, se los juzga por actuar en defensa de la nación. Esto tiene cierta coherencia lógica al advertir que un sector de la sociedad considera como héroes a quienes cometieron asesinatos, secuestros y atentados tratando de imponer un gobierno totalitario.
Estos mitos, ampliamente difundidos, permiten advertir que el odio marxista de los setenta sigue intacto. Afortunadamente, muchos ex guerrilleros reconocieron sus graves errores, y son los que equivocaron el rumbo de sus vidas por cuanto los ideólogos marxistas les hicieron creer que mediante la violencia se consigue mejorar una sociedad. Como consecuencia de la tergiversación histórica, en la Argentina seguimos mirando hacia atrás, y no hacia el futuro.
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