Respecto de Pío XII existen versiones contradictorias respecto de su actuación durante la Segunda Guerra Mundial. En síntesis, unos autores opinaban que colaboraba de alguna forma con los nazis, o bien nada hacía en contra; otros opinan que ayudaba a los judíos perseguidos por los nazis. Al respecto leemos: "La historia no ha sido amable con Pío XII. Sólo baste decir que ha sido llamado a menudo, y por muchos, «el Papa de Hitler», de manera natural, como si no hubiera duda sobre la complicidad".
"Se lo acusó de haber mantenido silencio durante el Holocausto, de no haber defendido con mayor vehemencia a los sacerdotes que eran perseguidos y asesinados en Alemania y luego, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, de haber ayudado a escapar a un gran número de nazis hacia América Latina" (De "Los judíos del Papa" de Gordon Thomas-Edhasa-Buenos Aires 2013).
Por lo general, se tiende a aceptar las opiniones que coinciden con la postura previa de cada lector, si bien, desde una perspectiva más amplia, sólo nos queda decir: "Algunos autores dicen tal cosa y otra dicen tal otra, opuesta a la primera". En todos los casos se aducen "pruebas" que avalan las opiniones más diversas, si bien algunas opiniones han de estar más cerca de la verdad que otras.
Gordon Thomas escribió: "Mientras investigaba para mi libro anterior, Operation Exodus, que se ocupa de un aspecto específico del Holocausto, me topé con una carta escrita en 1943 por Chaim Weizmann, quien luego sería el primer presidente de Israel. En ella agradecía a «la Santa Sede por estar prestando su poderosa ayuda en todos los aspectos posibles para mitigar el destino de mis correligionarios perseguidos»".
"Tres años antes de que Weizmann expresara su gratitud, Albert Einstein había declarado en la edición navideña de 1940 de la revista Time: «Sólo la Iglesia se plantó con firmeza y obstaculizó la campaña de Hitler para suprimir la verdad. Hasta entonces yo no tenía ningún interés especial en la Iglesia, pero ahora siento un gran cariño y admiración porque sólo la Iglesia tuvo el coraje y la perseverancia de defender la verdad intelectual y la libertad moral»".
"De los cuarenta y tres discursos que el futuro Pío XII dio como nuncio, cuarenta denunciaban aspectos de la ideología nazi emergente. En 1935 escribió una carta abierta al obispo de Colonia, en la que describía a Hitler como «un falso profeta de Lucifer». Dos años más tarde, en la Catedral de Notre Dame en París, dijo que Alemania estaba yendo por mal camino hacia una «ideología de la raza». Hitler le ordenó a la prensa nazi que lo etiquetara como «el amante de los judíos en el Vaticano»".
Además, "a favor" de Pío XII (Eugenio Pacelli), puede mencionarse una previa amistad con varios judíos, lo que tiende a descartar cualquier animosidad en contra de los perseguidos por los nazis. Thomas escribe al respecto: "Guido Mendes descendía de una familia judía romana...Eugenio había sido compañero de Guido en la escuela primaria, y después habían ido juntos a la universidad. Para entonces ya se habían hecho muy amigos; Eugenio era un invitado regular a las cenas del Sabbath de los Mendes, Guido tenía su lugar en la mesa navideña de la familia Pacelli".
"Cuando Eugenio comenzó a estudiar para sacerdote, Guido ya había ingresado en la Facultad de Medicina. El círculo de amigos judíos de Eugenio pronto se amplió a una docena. Sus amigos judíos asistieron a su ordenación y lo vieron celebrar su primera misa. Había caminado con ellos por la Plaza de San Pedro y les había mostrado las estatuas de los santos que coronaban la columnata de Bernini. Ellos, por su parte, le habían enseñado los rudimentos del hebreo".
"En el transcurso de su vida viajera, siempre que Pacelli regresaba a Roma invitaba a sus amigos judíos a reunirse con él. Ellos le preguntaban, cada vez con mayor preocupación, por el tratamiento que se les daba a los judíos en otros lugares, y él les contaba que todas las cosas que había visto y oído al respecto le causaban un profundo dolor, y les prometía luchar contra el antisemitismo con todo el poder que tuviera en sus manos".
"Pacelli también se había ocupado de que otros eminentes eruditos, doctores y científicos judíos emigraran a los Estados Unidos, América del Sur y otros países. Y había logrado que aquellos que no podían abandonar Roma por razones familiares, obtuvieran puestos en el Vaticano".
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2 comentarios:
Sólo un detalle de Pío XII: en 1942 pidió a su nuncio en Berlín que transmitiera sus condolencias a la diócesis de París por la muerte del cardenal Baudrillart, alguien que se había declarado públicamente como colaboracionista del Gobierno de Vichy y de la Alemania nazi. De esa forma mostró que para él era un hecho la anexión del norte de Francia por parte de la Alemania nazi y también confirmó el apoyo tácito de la Santa Sede y de él mismo a la expansión alemana.
A mí me pareció algo sorprendente leer que había cierta amistad entre el sacerdote Alfredo Sáenz (nacionalista católico, antimarxista) y Bergoglio (peronista, comunista), por lo que a veces las amistades pueden mantenerse a pesar de las diferencias ideológicas (y morales).
En la Argentina, en otras épocas, había sacerdotes fascistas e incluso nazis, como ahora los hay comunistas, aunque es posible que mantuvieran sus antiguas amistades a pesar de sus adhesiones anticristianas. (Yo no podría tener amistad con un marxista).
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