Desde el punto de vista adoptado por el marxismo, en las sociedades libres existiría una lucha de clases entre proletarios y burgueses, o entre empleados y empresarios, a los que habría que agregar el Estado, cuya burocracia constituye una clase diferente de las mencionadas y que puede ser neutral o bien estar a favor de una de las anteriores clases. Según el marxismo, el Estado estaría dominado por los empresarios; de ahí que la revolución socialista implicaría principalmente la toma del poder, principalmente del Estado, por parte de los proletarios. Así surgiría la "dictadura del proletariado" y el inicio de la "solución marxista" de todos los males sociales.
En el socialismo real, ocurre que los medios de producción, una vez realizada la revolución, no pasan a manos de los empleados, sino que van a parar a manos de los revolucionarios que usurparon el Estado. Esto implica un engaño de simples delincuentes que usan a incautos, a quienes se los llenó primeramente de odio, para que realicen el "trabajo sucio" en su favor. Nace así la denominada "nueva clase", según la definición de Milovan Djilas.
Como los medios de producción son nacionalizados en los hechos, y no socializados según la teoría, surge la expresión de que "el marxismo verdadero nunca ha sido puesto en práctica", lo que implica dejar las puertas abiertas a otros intentos similares y no tener que reconocer lo absurda y limitada que es la descripción de la sociedad por parte de Marx y de su propuesta "reparadora" ante las injusticias asociadas sólo al sector productivo.
En un sistema capitalista, al existir una permanente movilidad social, no hacen falta las revoluciones y los asesinatos para acceder a los medios de producción, ya que las grandes compañías están divididas en acciones que puede comprar cualquier ahorrista. Peter Drucker escribió: “En lugar del capitalista de la vieja escuela, en los países desarrollados son los fondos de pensiones los que, de forma creciente, controlan la provisión y asignación de dinero. En EEUU, en 1992, estos fondos reunían la mitad del capital en acciones de las empresas de mayor tamaño del país y controlaban casi el mismo porcentaje de la deuda fija de esas mismas empresas. Los propietarios beneficiarios de los fondos de pensiones son, por supuesto, los empleados del país”.
“Si el socialismo se define, como lo hizo Marx, como la propiedad de los medios de producción por parte de los trabajadores, entonces EEUU se ha convertido en el país más «socialista» que existe, al tiempo que sigue siendo también el más «capitalista». Los fondos de pensiones son gestionados por una nueva raza de capitalistas, los anónimos y desconocidos empleados asalariados, los analistas de inversiones de fondos de pensiones y los directores de cartera”.
Mientras que el marxismo se basa en el trabajo como el principal factor de la producción, algo desactualizado incluso en la época en que surgió, quedaría aún más desactualizado en el futuro. Peter Drucker agrega: “Pero hay algo igualmente importante: el recurso real que controla todo, el «factor de producción» absolutamente decisivo, ha dejado de ser el capital, o el suelo o la mano de obra; ahora es el saber. En lugar de capitalistas y proletarios, las clases de la sociedad poscapitalista son los trabajadores del saber y los trabajadores de los servicios” (De “La sociedad poscapitalista”-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1993).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Que los actuales reales dueños de los principales medios de producción, de acuerdo con lo expuesto en la entrada, sean asalariados, no debe llevarnos a obviar que estos gestores defienden prioritariamente sus exclusivos intereses, razón por la cual deben ser contrabalanceados si se quiere que el interés general siga teniéndose en cuenta. No veo a nadie capaz de hacerlo con la excepción de unos estados controlados democráticamente y que no se pongan al servicio de las élites.
Publicar un comentario