Debido a la prohibición a lograr o mantener ambiciones y objetivos de vida individuales, impuesta en los sistemas socialistas, existe la alternativa siempre presente de huir hacia países capitalistas. También ocurre un proceso similar cuando los jóvenes pierden toda esperanza en los políticos populistas, que poco o nada se interesan por la nación, ya que sólo aspiran a satisfacer sus ambiciones políticas personales, como es el caso de la Argentina.
Según el Canal 7 de Mendoza, en cierta encuesta, el 100% de los menores de 27 años afirmó tener decidido irse del país si tienen la posibilidad de hacerlo. Ello se debe, entre otros aspectos, a que prácticamente no se crean puestos de trabajo en los últimos 10 años. Pocos son los que están dispuestos a seguir en un país en el cual gran parte del impuesto inflacionario está destinado a mantener empresas públicas que presentan pérdidas anuales por U$S 5.363 millones, además de tener un gobierno que paga mensualmente, mediante planes sociales, a gran cantidad de parásitos para que no trabajen, y para que voten masivamente por el partido gobernante.
Ante la masiva emigración de jóvenes emprendedores y capacitados, el país pierde gran parte de su capital humano, mientras muchos padres y abuelos se desesperan ante la posibilidad de alejarse de hijos y nietos, a los cuales no podrán ver muy seguido. Mientras tanto, gran parte del electorado sólo piensa en votar para que su líder (CFK o MM) venza al tradicional rival en las próximas elecciones, a pesar de los fracasos de ambos en sus gestiones previas.
El muro de Berlín ha sido el símbolo más elocuente del socialismo, ya que, de no haberse construido, pocos habitantes habrían quedado en el "paraíso socialista", siendo en realidad lo más parecido a una cárcel. Al respecto, Vicente Massot escribió: "En Berlín, en medio del territorio oriental, sólo los controles de seguridad allí no fueron tan estrictos y hasta principios de la década del sesenta los habitantes de la zona soviética podían trasladarse libremente a la otra parte de la ciudad".
"La migración que pronto se produjo no pasó inadvertida ni a Malenkov, quien fue de los primeros en entreverlo, anunciándoles a sus camaradas del Kremlin que casi medio millón de personas se había marchado entre 1953 y 1956. Tampoco dejó de notarla el embajador soviético en la República Democrática Alemana, Mijail Pervukhin, quien le informó a sus jefes, en 1959, que una frontera abierta, como la allí existente, daba lugar a la comparación de las dos zonas con resultados no siempre favorables para el sistema colectivista".
"En quince años, cerca de tres millones de berlineses del este, cansados del sueño socialista, se habían marchado con el propósito de alcanzar la libertad que cada día se les negaba, malgrado las promesas en contrario del régimen imperante".
"El presidente de la República Democrática Alemana (RDA, prosoviética), Walter Ulbricht, desesperado ya a comienzo de los cincuenta de encontrarle una solución pacífica al fenómeno, pensó en detener el tránsito de súbditos hacia el lado occidental con un muro que dividiese la urbe".
"Tras largos cabildeos, triunfó la postura de Ulbricht y el 12 de agosto comenzó la construcción. Un atribulado Nikita Kruschev habría de confesar luego: «Fue odioso, pero ¿qué podría haber hecho? Se estaba yendo la gente más calificada y la economía de Alemania Oriental hubiera colapsado de no haber obrado algo contra la huida en masa...El muro era la única opción que quedaba»" (De "Las caras de la historia"-Editorial El Ateneo-Buenos Aires 2015).
La Cuba de los Castro no necesitó edificar ningún muro, ya que, rodeada de mar, existe una imposibilidad natural para el tradicional éxodo socialista, si bien muchos cubanos arriesgaron sus vidas, o la perdieron, en sus intentos por emigrar en unas rudimentarias balsas construidas con troncos. A pesar de todo, los intelectuales de izquierda siguen hablando maravillas del socialismo y embaucando ignorantes. También Bergoglio pide a Dios y a los gobiernos capitalistas que ayuden a los que deben emigrar de sus países, mientras simpatiza con todo dictador socialista que favorece las masivas emigraciones.
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1 comentario:
No es incorrecto comparar la actual salida de ciudadanos de países hispanoamericanos por motivos económicos con la huida de la Alemania comunista hacia la occidental antes de la caída del muro de Berlín, pero en los años sesenta y setenta los países “capitalistas” europeos estaban en plenitud de crecimiento y desarrollo, circunstancia que no puede predicarse de la actualidad de los países que llamamos ricos hacia los que se dirige la actual emigración. Aun así, su situación es mejor que la de los países desde donde se produce el éxodo, aunque el futuro ya no es lo que era ni siquiera en los países más ricos y desarrollados porque se enfrentan a realidades inquietantes, tanto del punto de vista económico como sociopolítico.
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