En la marcha peronista aparece la expresión "combatiendo al capital", a lo que habría que agregarle: "y combatiendo a la empresa", ya que los slogans del actual peronismo no se diferencian esencialmente de los planteos de los adeptos al marxismo-leninismo. Como la referencia adptada por la izquierda política no es la realidad, sino la ideología respectiva, consideran que todo empresario queda fuera de la idealización comunista, y por ello que se lo considera como un "explotador laboral" en forma generalizada.
Warren Buffet expresó que "el pobre gasta, el de clase media ahorra y el rico invierte". De ahí que la redistribución de la riqueza, propuesta por peronistas y marxistas, al pasar de los ricos a los pobres, implica que la riqueza ha de pasar de la inversión al consumo. Como el capital es la principal herramienta de la producción, su distribución tiende a limitar el crecimiento económico.
Se dice que el mayor problema en los países ricos es la pobreza, mientras que el mayor problema de los países subdesarrollados es la riqueza. En unos se trata de combatir la pobreza, en los otros se trata de combatir la desigualdad. Es por ello que peronistas y marxistas aducen que "el 1% de la población posee el 40,50 u 80% de la riqueza nacional", interpretándose que los integrantes de tal sector no son los administadores de capitales, sino consumidores con unos 10.000 estómagos cada uno y de ahí el hambre del pueblo. Pero si el 1% de la población, constituido por políticos de izquierda se apodera del Estado, constituyendo la nueva clase socialista, sin haber producido nada y robado todo, desaparecen las protestas sobre la concentración de la riqueza porque ahora las riquezas "son del pueblo".
En la actual Argentina, ya sea por la aversión peronista hacia las empresas, o por la simple y frecuente incapacidad de quienes ocupan cargos estatales por la simple razón de ser incondicionales y obsecuentes seguidores de los líderes políticos de turno, las trabas a la producción aumentan día a día.
A continuación se transcribe un artículo acerca de un caso representativo de estos inconvenientes. En la nota se advierte que tales inconvenientes se han producido también con gobiernos no peronistas, o bien que comparten con el peronismo fallas similares:
Cansado de intentar producir autos eléctricos en el difícil contexto del país, se va a Brasil: “Te van desanimando día a día”.
Pablo Naya es un empresario de concesionarios que hace 11 años produce autos eléctricos en la localidad de Castelar. Imposibilidado de exportar, mueve el foco de la producción al país vecino donde encuentra mejores condiciones.
Después de 11 años de haber creado Sero Electric, una de las pocas fábricas locales de automóviles eléctricos, Pablo Naya asegura que está cansado de tratar de lidiar con las regulaciones para importaciones, los impuestos, la inflación, las dificultades macroeconómicas y las leyes laborales de la Argentina. Aunque sin cerrar su planta del partido bonaerense de Morón decidió moverse a Brasil para concentrar la producción en ese país. “Es muy difícil trabajar en este país”, dijo en entrevista radial.
El pequeño empresario con 30 años de trayectoria en el rubro de concesionarios automotores decidió lanzarse de lleno al mercado de vehículos eléctricos. Su empresa fue una de las primeras en ensamblar autos homologados para su uso en las calles. Pequeños vehículos económicos y orientados al tránsito urbano. Pero con un mercado como el brasileño al lado, para el que envía parte de su producción, y más de un año sin que los costos locales permitan cerrar las cuentas para hacer envíos a ese país, decidió cambiar el eje de su negocio.
“Estamos en el desarrollo de lo que es la movilidad eléctrica y cada día que pasa, año a año, es más difícil. Vos pensá que ya ahora con esto de las importaciones, con este nuevo SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina), no sabés para dónde salir. Te van desanimando día a día. A nosotros los emprendedores, las pymes, cada día se nos complica más trabajar. Y la verdad es que estamos cansados, porque no es sólo este Gobierno, todos los gobiernos, Macri, Cristina, Alfonsín, todos nos fueron haciendo puré”, dijo en declaraciones a Radio Mitre.
“Nosotros ya hace más de un año que venimos trabajando con la gente de Brasil para mandar vehículos. Lo que pasa es que en este último año no le pudimos mandar porque con el dólar que nos pagaban a ciento y pico de pesos era imposible enviar los vehículos a Brasil, no nos daban los costos como para poder enviar. Entonces la idea es que la gente que está allá en nuestra filial empiecen a ensamblar allá, porque tienen todo el know how como para poderlo producir en Brasil. Esta es la realidad. Pero no es que nos vamos a ir de Argentina sino que la idea es implantarnos también en Brasil y ser fuertes en Brasil. El mercado brasileño es muy grande y queremos ir para adelante”, explicó el pequeño empresario.
Pionero en un rubro en el que se destacan Tito, de San Luis, y Volt, de Córdoba, Sero Electric produce cinco modelos de vehiculos, un sedán para transporte individual y cuatro modelos de trabajo con distintas capacidades de carga que llegan hasta el pequeño furgón. El rubro, prometedor en la medida en que el mundo trata de avanzar en dirección a la movilidad eléctrica, se vuelve muy difícil de explorar en la Argentina en la que -según palabras de Naya- el empresario no para de tener que “renegar”.
“Renegar significa que las presiones que tenés. No sólo impositivas: los sindicatos, no tenés crédito, la inflación, los precios que te cambian día a día de los proveedores porque los mismos problemas que nosotros -son pymes que tratan de salir adelante como nosotros-, entonces todo es complejo, es un país muy complicado para poder trabajar. No te dejan avanzar. La verdad es que a mi me encanta estar con la gente con la que trabajo, los empleados, enseñarles, capacitarlos, es algo que es una pasión para mi. Vos imaginate que hace 11 años que estoy, lo único que estamos haciendo es invirtiendo porque no estamos ganando plata”, relató el empresario que tiene 15 empleados en su planta de la localidad de Castelar y 65 en total.
“A nosotros lo que nos gusta es emplear gente, ir capacitando gente. Si es lo que hace el mundo. El mundo desarrollado va para ese lado”, dijo Naya y se quejó de las relaciones con los sindicatos locales.
“No entienden nada, todo lo que buscan es buscar conflicto. Vos hablás con todas las empresas que son proveedores nuestros y si mañana no tuviéramos los riesgos laborales que tenemos estaríamos tomando más gente. Vos tomás una persona y capaz que ya a los 3 meses te está haciendo juicio porque se pinchó el dedo.
Entre las dificultades con las que se enfrenta su empresa, Naya ejemplificó cómo son los costos para importar insumos y piezas. “Cuando vos importás una pieza de algún lugar, pensá que nosotros teníamos 700 piezas en el auto que construimos, y solo 10 las importamos. Cuando vos importás algo de un país que te sale USD 100, cuando llega a la Argentina te termina saliendo USD 200, por todo lo que pagás. Y vos calculá que esa pieza la tenés inmovilizada durante bastante tiempo porque vos no importás para un solo mes, importás para tres meses de producción, cuatro meses. La tenés frenada ahí y tuviste que invertir en lugar de USD 100, USD 200″, dijo.
“En Brasil es completamente distinto, vos importás una pieza solo pagas 20%”, agregó.
Según aclara, su nueva apuesta por Brasil no tiene que ver con una cuestión impositiva. “Los impuestos pueden ser algo similar a aquí, es una tasa bastante similar a la Argentina. No es que no pagás. Pero tenés otras cosas, si querés ir a pedir plata al banco no pagás el 100%, allá pagás tasas casi internacionales. Infinidad de cosas que te atraen”, relató.
(De www.infobae.com)
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1 comentario:
Aquí se ha tocado una cuestión relevante: en los países más desarrollados económica y socialmente la fracción más rica de la sociedad suele estar ahí porque resultan ser buenos gestores, tanto de la riqueza propia como de la ajena puesta en sus manos, algo que es necesario e imprescindible si se quiere que el conjunto social avance en su nivel de vida. Esa podríamos decir que es su función social más importante, y es algo que la clase dirigente política no tiene en común con esa minoría gestora (sus méritos van más por el lado de las dotes de manejar personas e ideas, pero no capital económico) y que las más de las veces suele envidiar, aunque nunca lo reconozca.
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