La cooperación social es el objetivo que debe imperar en toda sociedad para su formación, mantenimiento y supervivencia como tal. De ahí que exista una aceptación generalizada al respecto, si bien los medios para lograr tal cooperación no gozan de igual aceptación.
Mientras que un sector propone la vigencia de una actitud que conduzca a una cooperación espontánea, o libre, otros suponen que tal medio no ha de resultar eficaz debido al egoísmo natural de los seres humanos, y que por ello debe el Estado ser un intermediario que obliga a algunos a realizar aportes materiales para distribuirlos entre otros. La primera alternativa es promovida por el cristianismo y el liberalismo, mientras que la segunda caracteriza a la tendencia socialista.
La cooperación libre implica una predisposición individual a la cooperación social, por cuanto la ética imperante contempla cierta igualdad entre seres humanos y cada acto de cooperación lleva implícita cierta dosis de felicidad al hacer el bien. Téngase en cuenta que el muy difundido mérito, asociado a cierto sacrificio por hacer el bien, presupone una ausencia de empatía emocional, por lo cual no existe tal mérito, ya que tarde o temprano el sacrificio cotidiano impedirá la continuidad necesaria. Por el contrario, la felicidad asociada a la cooperación libre asegura la continuidad mencionada.
La cooperación inducida puede observarse cuando el que sufre, o el necesitado, muestra o exagera su padecer para obligar a otros su ayuda. En este caso limita la satisfacción emocional del que ayuda por lo cual la cooperación deja de ser espontánea para constituirse en una obligación moral impuesta por otros, limitándose la continuidad en el tiempo y rechazándosela en el momento.
También existe una predisposición similar cuando es el Estado el que, como intermediario, establece imposiciones y, además, tiende a reemplazar al que posee la actitud empática. Para colmo, quienes dirigen al Estado tienden a usurpar los méritos del sector productivo al mostrarse como los verdaderos cooperadores de la sociedad por el hecho de redistribuir lo que no han producido. De ahí que pocos sientan como propia la obligación moral, que surge de la ética natural, por cuanto el Estado ha adoptado el rol de principal y único responsable de la cooperación social, con los resultados catastróficos a los que ha conducido el socialismo.
Desde el liberalismo, por el contrario, la cooperación social se establece mediante el mecanismo del mercado, en donde existe un intercambio que beneficia a ambas partes. Cuando una de esas partes tiende a perjudicarse en el intercambio libre, el vínculo comercial se interrumpe. De ahí la necesidad de limitar todo egoísmo personal, si bien, erróneamente muchos afirman que el egoísmo es la base del capitalismo. Por el contrario, el egoísmo tiende a destruir el beneficio simultáneo y a entorpecer o limitar los intercambios y la cooperación social.
Siendo la cooperación social la base de nuestra supervivencia individual y colectiva, resulta necesario encontrar los fundamentos biológicos que permiten su efectiva realización. Este es el caso de las neuronas espejo como fundamento de la empatía emocional. Daniel López Rosetti escribió: "Titanic es la película más taquillera de la historia. Indudablemente, tiene todos los ingredientes y méritos que justifican el éxito que alcanzó. Y en ello contribuyó la capacidad del espectador para interpretar las circunstancias, las emociones y los sentimientos, vivenciando en primera persona la trama, al ponerse en el lugar de los personajes. Empatizando. La exitosa recepción de esta película nos permite profundizar más en las neuronas espejo, pues estas neuronas no sólo detectan los movimientos; detectan también las intenciones, las emociones y los sentimientos".
"Las neuronas espejo se encuentran en la corteza cerebral y se conectan con el cerebro emocional, el llamado cerebro límbico, el «cerebro sintiente». Ellas conjugan en el ser humano lo cognitivo o pensante con lo emocional, en una integración que comparte raíces con la razón y la emoción. En la red vincular que la vida le propone al ser humano, portador de un cerebro que básicamente es un órgano social, estas neuronas permiten la formación de vínculos".
"La empatía construye puentes emocionales. No somos seres racionales. Somos seres emocionales que razonan" (De "Equilibrio"-Grupo Editorial Planeta SAIC-Buenos Aires 2019).
Existe una sociedad humana cuando se establecen vínculos emocionales básicos, tal la posibilidad que nos brinda nuestra propia naturaleza humana. Tal vínculo consiste en nuestra predisposición a compartir penas y alegrías ajenas como propias. Ello se opone a la propuesta marxista de reemplazar tales vínculos por los medios de producción. También se opone a la propuesta de ciertos grupos capitalistas que ven en los intercambios en el mercado la base de una sociedad. El citado autor agrega: "La empatía salda nuestras distancias emocionales permitiendo una visión solidaria, moral y ética en nuestras estructuras sociales. No son sólo palabras, son una ventaja evolutiva que procura el bien común y la perpetuación de nuestra especie".
"Tanto es así que podemos interpretar que la empatía contribuye al instinto moral que conducen las reglas del conjunto social. No sólo nos permite una sana vivencia emocional y de unidad con el otro, también busca la ayuda recíproca para el bien común con la finalidad de coordinar acciones sociales grupales. Nos ayudarán cuando empaticen con nuestras necesidades y a la vez ayudaremos a otros a empatizar con ellos. Se trata del bien común, de un entendimiento emocional recíproco".
"Como producto de la evolución biológica, la empatía nos une también al resto de las especies, de tal suerte que podemos comprender a nuestras mascotas y ellas a nosotros. En este sentido, la empatía es muy importante porque es un resultado evolutivo interespecie".
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3 comentarios:
Lo de la empatía con el resto de las especies no lo veo. Claro está que comparto la impresión de que sí es posible una relación bastante cercana con nuestras mascotas, siempre que éstas sean perros, un animal muy desnaturalizado que no se comprende sin el hombre, pero nunca al mismo nivel que con un congénere humano, aunque se trate de un desconocido. En un nivel inferior estarían los gatos y los equinos domésticos, pero más allá no creo que se dé ningún tipo de relación en la que intervenga afecto alguno, sólo los instintos.
Tengo entendido que las mamíferos en general tienen empatía, como proceso evolutivo. En cambio, las víboras no se hacen problema cuando un hijo sufre o se muere.
Las neuronas espejo fueron descubiertas en los monos macacos.
Entendido así no hago objeción, como sí la formulé al entender que se hacía referencia a la empatía entre humanos y animales. Estoy de acuerdo con la matización que formulas, no había entendido bien. Y hablando de monos, los grandes simios (chimpancés, gorilas y orangutanes) también tienen cierta facilidad para conectar con los humanos, supongo que facilitado por la evidente cercanía filogenética.
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