En un conjunto de individuos en libertad, éstos tienden a satisfacer sus necesidades materiales mediante la producción individual y el posterior intercambio de bienes y servicios. A este proceso de intercambios, que beneficia a ambas partes intervinientes, ampliado posteriormente con la inclusión de una competencia entre productores, principalmente, se lo denomina “economía de mercado”. Para mejorar la producción, previendo una optimización del sistema, se observó que el ahorro y la inversión (capitalización) favorecían ampliamente este proceso. De ahí la denominación alternativa de “capitalismo”.
Este sistema autorregulado, que no necesita de un árbitro en cada uno de los intercambios voluntarios, surge en forma espontánea y por ello resulta ser un proceso económico natural. Sin embargo, fue propuesto también un proceso económico “artificial” cuyos promotores aducen que aquellos intercambios voluntarios benefician a una de las partes y perjudican a la otra, haciendo necesaria la intervención de un árbitro que cuide los intereses de la parte perjudicada. Este sistema económico, denominado socialismo, se estableció como opositor de la economía de mercado y, desde ese momento, sus partidarios iniciaron una campaña de desprestigio y difamación de la economía rival.
Karl Marx sugería "transformar la naturaleza", en lugar de sólo interpretarla. De ahí que no sólo los socialistas intentaron eliminar el proceso del mercado para reemplazarlo por el socialismo, sino que también intentaron transformar la naturaleza humana para que fuese compatible con tal proceso artificial. Esta idea dio inicio al proceso de creación del "hombre nuevo soviético" que habría de reemplazar al "homo sapiens" a través de la herencia de los caracteres adquiridos (algo incompatible con las leyes de la herencia y la genética).
El árbitro propuesto por el socialismo, para cada intercambio, se constituyó en un intermediario improductivo que limitó la eficacia de la economía socialista. Si bien Marx propuso la desaparición del Estado burgués (que ampara la propiedad privada y las libertades económicas), aceptó tácitamente la existencia del Estado socialista como vínculo necesario entre productores y consumidores, que no habría de desaparecer mientras se aplicara el socialismo. Ambos sistemas pueden sintetizarse de la siguiente manera:
Mercado: A intercambia con B (El Estado vigila)
Socialismo: A produce para el Estado. El Estado redistribuye a B
La difamación marxista del capitalismo recae sobre cuatro aspectos principales: a) Competencia, b)Explotación laboral, c) Monopolio y d) Imperialismo.
El marxista critica la competencia en el mercado considerando que toda competencia genera conflictos y antagonismos (lucha de clases, principalmente). Sin embargo, puede advertirse fácilmente que, sin competencia entre productores habría monopolios que, en la mayoría de los casos, perjudicarían al consumidor. Debido a la inevitable existencia de egoísmo, al existir competencia empresarial, cada productor se ve obligado a beneficiar al consumidor con calidad y buenos precios. Puede decirse que varios egoísmos en competencia tienden a reducirse a un mínimo.
Al existir competencia entre empresarios, tampoco podrá existir explotación laboral, ya que el empleado explotado puede cambiar de empresa. El empresario egoísta y explotador no sólo perderá clientes, sino también parte de su capital humano (empleados), por lo que se verá obligado a adoptar una actitud de cooperación si desea mantener activa su empresa.
Cuando en un país existe una cantidad insuficiente de empresarios, no habrá suficiente competencia, habrá monopolios e incluso explotación laboral. Por lo que no habrá tampoco una "economía de mercado". De ahí que las críticas marxistas contra el capitalismo son dirigidas en realidad contra el fantasma del capitalismo ideado por sus detractores. La economía de mercado se promueve justamente para evitar monopolios y explotación laboral, entre otros aspectos.
El fundamento de la economía socialista implica la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y la planificación de la producción y el consumo. Al desaparecer toda posible competencia, se forma un monopolio único (el Estado socialista) apareciendo incluso la explotación laboral por parte de ese Estado. Mientras que el empresario privado, bajo régimen no competitivo, puede explotar a sus empleados, el Estado socialista cubano se dedica incluso a "alquilar" a médicos y otros especialistas que trabajan en el extranjero, pero que reciben de ese Estado un pequeño reintegro de lo que produjeron.
Puede decirse que los ideólogos socialistas no son mentirosos, sino "doblemente mentirosos", ya que no sólo difaman y tergiversan lo que el liberalismo propone, sino que acentúan todos los males atribuidos falsamente al capitalismo. La manera de combatir ideológicamente al socialismo implicaría exigirles decir la verdad y respetar una mínima coherencia lógica; algo que en realidad puede resultar imposible en la mayoría de los casos.
Para quitarle méritos a la economía de mercado, los ideólogos socialistas atribuyen el éxito de los países capitalistas al imperialismo ejercido contra los países subdesarrollados; una especie de reedición del proceso "trabajador explotado por empresario explotador". En realidad, la existencia de imperialismos poco tiene que ver con la eficacia de los sistemas económicos adoptados. Ello se hace evidente en la existencia de países capitalistas imperialistas y no imperialistas, de la misma manera en que hay países socialistas imperialistas y no imperialistas.
Como el marxista sostiene que en todo intercambio comercial voluntario, entre personas, uno se beneficia y el otro se perjudica, extrapolan tal suposición al ámbito del comercio internacional sosteniendo que necesariamente los países poderosos se benefician en los intercambios con los débiles, y que éstos se perjudicarían siempre. De ahí que se oponen a la globalización económica. Sin embargo, en lugar de "festejar" el cese del comercio internacional entre EEUU y Cuba debido al bloqueo comercial impuesto por EEUU, lo que implicaría el cese de la "dependencia ante el imperialismo", aducen esta vez que el deterioro económico cubano se debe justamente a la negativa de EEUU a comerciar con Cuba. (Un poco de coherencia no vendría mal).
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2 comentarios:
Brillante
Y por encima de brillante, con una perspectiva original y con valor añadido.
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