El médico oncólogo es el que se especializa en el tratamiento de tumores. Como el Estado argentino se parece bastante a un tumor maligno, corresponde denominar como "político oncólogo" al presidente que se toma en serio la posibilidad de eliminarlo.
Así como un tumor maligno absorbe y se alimenta de los tejidos sanos, en el cuerpo humano, el corrupto Estado argentino crece a costa de absorber gran parte de los recursos económicos de la nación, incluso con la principal función de entorpecer toda actividad productiva.
Si bien el Estado comienza a crecer en forma alarmante con los inicios del peronismo, en los años 40 del siglo pasado, con el principal objetivo de cambiar puestos de trabajo estatales por votos favorables al partido en el poder, se mantuvo esa anormalidad con posterioridad, hasta que el kirchnerismo le dio el avance final coincidente con el inicio de la peor crisis económica y social del país.
Pocos gobernantes se tomaron en serio el déficit financiero generado por el numeroso personal estatal existente, por la sencilla razón de la falta de patriotismo al priorizar sus ambiciones políticas personales en lugar de priorizar el bienestar y la seguridad de los habitantes de la nación.
En una entrevista realizada en 1974, el periodista Bernardo Neustadt le pregunta a René Favaloro: "Doctor, usted le tiene un terror pánico a la burocacia. ¿Me la puede ejemplificar? Es decir, ¿la burocracia es exceso de gente o exceso de trámites?".
Recibiendo como respuesta: "Mire, es exceso de gente. Usted vaya a cualquier repartición pública -nosotros los argentinos nos damos el lujo de que en una sociedad que tiene que producir, una inmensa parte de la población vive del presupuesto nacional- y entonces verá que las oficinas están atestadas de gente que están mamando del presupuesto nacional, que están cobrando sus sueldos y que contribuyen al desastre económico, porque no hay manera de arreglar el presupuesto nacional".
"Entonces, eso es cosa que se ve todos los días, a cualquier nivel y en cualquier cosa. La burocracia nuestra es por exceso de personal y porque no se han modificado las cosas. Supongamos que en los Estados Unidos usted va a hacer un trámite bancario. Usted va con su libreta y dice «yo vengo a depositar». Lo único que hace es mostrar la libreta y el cheque o lo que sea y entonces el empleado que está ahí agarra la libreta y anota: depósito tanto, pone todas las cuentas al día, la firma y se la devuelve. Eso es todo. Y si usted va a sacar dinero o quiere saber cuánto tiene, se da vuelta, busca la ficha suya o se la alcanzan en dos segundos o le dicen «Sí, señor, tiene dinero». Hacen un rápido balance y se lo entregan".
"Aquí necesitamos ocho o diez empleados bancarios. Yo podría contarle que si usted va a la Aduana por algo tiene que pasar por 450 oficinas, sellos que no caben más en el papel y de un empleado a otro, cuando el procedimiento es tan simple para ver lo que usted trajo, si es doloso o no, entrégueselo y ya está, con dos empleados como máximo, y así en todas las esferas".
"Yo, los otros días, tenía que viajar a un país sudamericano y en el Aeropuerto me puse en la fila, como siempre, sabiendo que tenía el asiento reservado. En ese tiempo me puse a observar a los funcionarios del Aeropuerto. Unos caminaban, otros fumaban o conversaban entre ellos; tenían galones de diversas categorías. Mientras la gente estaba ahí comentando si el avión salía o no. De pronto me llaman por los altavoces: «Doctor Favaloro, preséntese en la ventanilla tal». Entonces yo me presenté en la tal ventanilla y me dijeron: «¿Por qué no se presentó, doctor?». Yo contesté que estaba ahí en la fila, aguardando. Entonces el empleado me pidió disculpas y me dijo que no había podido llamarme antes porque estaba muy ocupado. Y yo lo había visto que era uno de los que más estaba haraganeando; no había hecho nada en toda la mañana" (De "La Argentina y los argentinos" de Bernardo Neustadt-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1976).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
El exceso de personal en las administraciones es una causa del déficit presupuestario, cierto, pero además hay otras menos visibles pero igual de abultadas, fundamentalmente las transferencias desde los presupuestos a entidades situadas fuera del ámbito público, bien a título de fomento de determinadas actividades económicas (acción contraria al espíritu de mercado), bien a título de distribución para la reducción de la desigualdad (o reconocimiento de la pésima gestión estatal en este campo).
Publicar un comentario