viernes, 20 de enero de 2023

Ideología y cambio social

En épocas de severas crisis surge la imperiosa necesidad de establecer cambios en la sociedad. Disponemos de la posibilidad de establecer nuevas leyes, promulgadas por el Estado, para que, exteriormente al individuo, permitan lograr un mejor ordenamiento social, o bien debemos encontrar la información básica que nos permita establecer una mejora ética generalizada.

A esta información podemos denominarla “ideología”, ya que ha de estar materializada por un conjunto ordenado de ideas que deberá ser aceptado y comprendido por la mayoría de las personas, para que se produzcan los efectos deseados.

Si bien se emplea generalmente la palabra “ideología” para denominar a un conjunto de ideas con poco o ningún fundamento científico, en este caso adoptamos un término cuyo significado se asocia a lo que podríamos denominar “la ciencia de las ideas”.

En lugar de esperar que el lector “crea” en el mensaje recibido, o “esté de acuerdo” con el mismo, es deseable que pueda decir finalmente si la información recibida es “verdadera”, o no.

Para tener éxito en esta empresa, debe disponerse de información que sea accesible a la verificación directa por parte de cualquier observador. Previamente a tal verificación, su contenido deberá ser accesible a personas con niveles intelectuales aceptables, y no sólo a especialistas en temas sociales.

Referencia esencial

En la mayoría de las discusiones respecto de cómo el hombre debería actuar en sociedad, se olvida una referencia esencial, y es la existencia de un criterio exterior a la humanidad que constituye la “voluntad del Creador”, o la voluntad de la Naturaleza.

Es evidente que existen leyes naturales que rigen a todas y cada una de las partes constitutivas de nuestro cuerpo y de nuestra mente, incluso a los procesos asociados a nuestros sentimientos y a nuestro comportamiento social. De ahí que resulta esencial tener en cuenta esas leyes; de lo contrario toda discusión carecerá de seriedad y de significado.

Nótese que la idea de adaptarnos a un conjunto de leyes preestablecidas, es una idea cercana a la religión. Tales leyes, las leyes de Dios, no son otra cosa que las leyes naturales que estudia la ciencia experimental. De ahí que, al adoptar como referencia al orden natural existente, estamos adoptando una postura que se identifica con el planteamiento básico de la religión natural, que es compatible con la ciencia experimental.

Si todo lo existente está regido por leyes naturales, podemos hablar de la existencia de cierto orden, ya que toda ley se establece para crear un orden. Si aceptamos la existencia de leyes naturales, estamos también aceptando la existencia de un orden natural.

Tendencia del universo

La influencia de las leyes naturales se manifiesta como un conjunto de fuerzas, o presiones, que nos impulsan, a través de “premios” y “castigos”, a seguir determinados rumbos en lugar de otros. Es esencial poder describir tales tendencias para poder adaptarnos de la mejor manera posible a ese orden natural.

La ciencia actual nos sugiere que hubo un inicio del universo en el cual existían partículas simples, luego se fueron formando los núcleos, átomos, moléculas, células, organismos, y así hasta llegar, finalmente, a la vida inteligente. Podemos decir que existe una tendencia a la formación de niveles de mayor complejidad y, a la vez, con un mayor grado de conciencia, como fue sugerido por Teilhard de Chardin y otros autores.

Los últimos peldaños de la complejidad se han ido formando a través del proceso evolutivo, siendo la evolución cultural el proceso por el cual el hombre, al adquirir información adicional sobre las leyes que rigen al universo y a nosotros mismos, logra aceptables niveles de adaptación al orden natural.

Además del sentido aparente del universo, podemos hablar de un sentido de la humanidad, que se ha de ir estableciendo a través de una toma de conciencia que habrá de constituir la conciencia colectiva de la humanidad. Este proceso se ha de establecer mediante una especie de introspección sociológica que favorecerá el establecimiento de la misma.

Una ideología, para ser efectiva, deberá llegar a ser una parte integrante de la mentalidad generalizada de la sociedad. Para ello, no basta sólo con la veracidad de su contenido, sino que deberá ser transmitida con la misma eficacia que permite que una canción trascienda las épocas y se incorpore a la tradición de un pueblo.

Ciencia

Debido a las divisiones y antagonismos que se producen entre los seguidores de las distintas religiones, junto a la falta de rigor mostrado por las distintas posturas filosóficas, todas nuestras esperanzas recaen en la ciencia experimental, como el medio más confiable para establecer el conocimiento básico que orientará nuestras decisiones. Y ello es posible por cuanto, lo que es necesario conocer con certeza, que es lo simple y lo evidente, es justamente lo que resulta observable y cuantificable, es decir, lo que puede entrar en el marco de la ciencia experimental.

La postura expuesta no implica un rechazo a la religión o a la filosofía, sino un fortalecimiento de aquella religión, o de aquella filosofía, que mejor resultado produce en el hombre (admitiendo que la verdad favorece el Bien). Mediante el presente escrito, no se busca el establecimiento de un orden social basado en criterios puramente humanos, sino que se busca llegar a un orden social compatible con las leyes naturales existentes, y que son independientes de nuestros deseos y de nuestras creencias personales.

En nuestra época, pareciera, es posible disponer del conocimiento básico necesario para lograr mejoras sensibles en el nivel de felicidad de los seres humanos, sólo que ese conocimiento necesita ser organizado, resumido y transmitido en forma eficaz a la mayor parte de los seres humanos.

Dimensiones del hombre

Una idea muy simple es la que permite considerar al hombre en base a tres aspectos básicos de su conformación. Es evidente que tenemos cuerpo, mente y sentimientos y que nuestra vida consiste esencialmente en tratar de satisfacer a todos ellos. Sin embargo, en épocas de crisis aparece el “hombre mutilado” que sólo busca la satisfacción de uno de ellos, o de ninguno.

Hay quienes eligen satisfacer al cuerpo, buscando comodidad y placeres, como meta para sus vidas. Otros eligen al conocimiento y al intelecto como objetivos principales de su búsqueda, mientras que otros encuentran en las satisfacciones morales, o éticas, la principal causa de felicidad.

El comportamiento ético está basado, justamente, en la búsqueda de satisfacciones asociadas a nuestros sentimientos, mientras que una exclusiva búsqueda de la felicidad en lo material o en lo intelectual, alejará al hombre del comportamiento deseable. De ahí que deba sugerirse una búsqueda equilibrada de felicidad, priorizando los aspectos éticos y afectivos sobre los restantes.

Nótese que el consumismo y el masivo derroche tienden a producir un serio deterioro ambiental que habrá de corregirse adoptando una distinta meta para nuestras vidas. En el centro de todo problema ambiental, y social, existen actitudes personales inadecuadas.

Según sea el camino elegido para llegar a la felicidad, así será la escala de valores adoptada y de ahí surgirán tanto el nivel ético, como el intelectual y el estético resultantes.

El Bien y el Mal

Una vez que hemos adoptado una meta para nuestra vida, decimos que “bueno” es lo que favorece su logro, mientras que “malo” es lo que lo impide.

Ya sea que elijamos la búsqueda de lo ético, de lo intelectual o de lo estético, el camino para su logro no depende tan sólo de nosotros mismos, sino de las leyes naturales que rigen nuestra conducta. Así, para llegar al logro de satisfacciones morales deberemos adoptar la actitud predominante del amor.

Una de las formas de describir la historia de la humanidad es a través de los intentos que hemos realizado para lograr la felicidad, tratando de impedir, simultáneamente, las causas que producen sufrimiento. Esta es la “lucha entre el Bien y el Mal”, que se resume en la “lucha entre el conocimiento y la ignorancia”, o entre “la verdad y la mentira”.

Podemos decir que la felicidad será lograda en cuanto dispongamos de una acertada descripción del comportamiento humano y de una adecuada difusión de esa información y de ese conocimiento.

Tendencias

Otras de las tendencias asociadas a nuestro comportamiento social están constituidas por la búsqueda de la competencia, o bien por la búsqueda de la cooperación. Competimos cuando nos entristecemos por la felicidad ajena (y nos alegramos por su tristeza), con lo cual favorecemos la disminución del nivel de felicidad promedio de la sociedad.

Por el contrario, cuando compartimos las penas y las alegrías de los demás, tratando de ser felices (mostrando una actitud cooperativa), estamos elevando el nivel de felicidad promedio de la sociedad.

Podemos acentuar esta tendencia a partir de la siguiente sugerencia: Trata de compartir las penas y alegrías de los demás como si fuesen propias. Esta sugerencia no es otra cosa que el mandamiento cristiano del amor al prójimo: “Amarás al prójimo como a ti mismo”.

Ciudadanos del mundo

Cuando hablamos de leyes naturales, hacemos referencia a leyes de validez general, que se cumplen para todos los seres humanos. También la palabra “prójimo” hace referencia a todo ser humano. De ahí que, adoptando el punto de vista de la ciencia, hacemos referencia al “ciudadano del mundo”, antes que al ciudadano de tal o cual Nación.

De ahí que se sugiere abandonar la tendencia competitiva que nos hace ver a los demás como integrantes de otro grupo social, de otra nacionalidad, o de otra etnia. En su lugar debemos observar a todo ser humano como un ciudadano del mundo, que pertenece a nuestro propio grupo social, que es el grupo humano.

Relativismo

Especialmente en el ámbito de la filosofía especulativa, han aparecido posturas que rechazan tanto la existencia de la Verdad objetiva como del Bien objetivo (o de las causas que lo producen). Si se considera que no existe la Verdad ni el Bien, no habría motivos para buscarlos. Y sin la Verdad ni el Bien, raramente podremos solucionar cualquier tipo de crisis que se presente.

Tanto la Verdad objetiva como el Bien objetivo son aspectos que entran, o pueden entrar, en el marco de las descripciones científicas. Incluso podemos decir que la ciencia es el proceso que busca la verdad mediante el método de ensayo y error, mientras que, al considerar los vínculos invariantes entre causas y efectos (leyes naturales), decimos que algunas causas producen el Bien (felicidad) y otras el Mal (sufrimiento), siendo este proceso independiente de la época, de los pueblos y de las creencias particulares.

De todas formas, tanto desde la ciencia, como desde la religión y la filosofía científica (la que es compatible con la ciencia), se excluye tanto el relativismo cognitivo como el moral, considerándose que esta postura lleva al hombre y a la sociedad, necesariamente, a crisis individuales y sociales.

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