Cuando una nación padece una situación de severa decadencia moral y social, se advierte la imperiosa necesidad de revertirla. Los caminos principales propuestos son dos: el primero implica apuntar hacia una mejora ética generalizada mientras que el otro implica apuntar hacia un cambio en la política y en la economía, para cambiar o mejorar el "sistema" vigente. Uno sugiere un cambio "desde abajo", del individuo hacia la sociedad; el otro sugiere un cambio "desde arriba", desde el Estado hacia cada uno de los integrantes de la sociedad.
Ambas prioridades en oposición pueden simbolizarse, o sintetizarse, en la postura cristiana, por una parte, y por las posturas liberal (parcialmente) y marxista, por otra parte (economicismo):
Cristo dijo: "Busca el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se os dará por añadidura".
Economicismo: Busca primero el mejor sistema económico de producción y distribución, que lo demás se os dará por añadidura (Economía de mercado o bien Economía planificada, respectivamente).
En realidad, no todo liberal supone que la economía de mercado trae una "ética incorporada", sino que la economía de mercado y la democracia liberal deben establecerse a partir de una ética natural previamente establecida. Wilhelm Röpke escribió: “Los individuos que compiten en el mercado en procura de su propio beneficio, necesitan más que nadie de las normas sociales y morales de la comunidad, sin las cuales la competencia degenera hasta los extremos más penosos. Como dijimos antes, la economía de mercado no lo es todo. Debe ocupar su lugar en un ordenamiento más elevado, que no se gobierna por la oferta y la demanda, la libre formación de los precios o la competencia. Debe estar firmemente insertada en un ordenamiento global de la sociedad, en el cual las imperfecciones y rudezas de la libertad económica sean corregidas por el derecho, y donde no le sean negadas al hombre las condiciones de vida adecuadas a su naturaleza. El hombre sólo puede realizar plenamente su naturaleza si se integra libremente en una comunidad con la cual se sienta solidario. De lo contrario, su existencia será desdichada, y él lo sabe”.
“Para poder apreciar hasta qué punto es importante para nuestro mundo este espíritu «burgués», pensemos en lo difícil que resulta implantar las modernas formas de la economía a los países subdesarrollados, que a menudo carecen de las condiciones espirituales y morales que estamos analizando. Los occidentales las damos por sobreentendidas, y por eso apenas somos conscientes de que existen, pero los dirigentes de los países subdesarrollados, con frecuencia, sólo advierten los éxitos económicos exteriores de las naciones de Occidente, sin percibir los cimientos espirituales y morales que sustentan esos éxitos”. (Citado en “Enfoques económicos del mundo actual” de L.S. Stepelevich–Editorial Troquel SA-Buenos Aires 1978).
Mientras que Henry Hazlitt escribió: “Se piensa, por lo general, en los enfoques ético y económico, que la ética y la economía tienen poco que ver una con la otra. Sin embargo, ambas se encuentran íntimamente vinculadas. A ambas les interesan los actos de los hombres, la conducta humana, la decisión humana, la elección humana. La economía es una descripción, explicación o análisis de los factores determinantes, consecuencias e implicancias de la conducta y elección humanas. Pero apenas llegamos a lo que es la justificación de esos actos y decisiones o a la cuestión acerca de si este o aquel acto o regla de acción sería más conveniente a largo plazo para el individuo o la comunidad, penetramos en el mundo de la ética. Esto es también verdad si lo que se discute es la conveniencia de una política económica comparada con otra”.
“Prácticamente no existe problema ético alguno, en realidad, que no presente un aspecto económico. Nuestras decisiones éticas cotidianas son, en general, decisiones económicas y, a su vez, casi todas nuestras decisiones económicas cotidianas tienen un aspecto ético” (De “Los fundamentos de la moral”– Fundación Bolsa de Comercio de Buenos.Aires 1979).
Teniendo presente las declaraciones de algunas figuras representativas del liberalismo, puede decirse que la prioridad ética es sostenida por el cristianismo y el liberalismo, mientras que la prioridad de la economía y la política estaría sostenida principalmente por el marxismo.
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1 comentario:
Las imperfecciones y rudezas de la libertad económica, por muy necesarias e inevitables que sean, no deben de estar por encima de un orden político que limite las exigencias personales y promueva y respete los vínculos permanentes, el capital social acumulado y el interés general de la comunidad.
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