La invariabilidad de las leyes naturales, como atributo básico de todo lo existente, ofrece la posibilidad de ser adoptada como principio básico a respetar por la ciencia experimental, la filosofía y la religión. De ahí que quienes ignoren este principio, quedarán fuera de toda posible veracidad.
Pocas veces se ha discutido este principio. En física, Paul Dirac sugirió la posibilidad de cierta evolución de las leyes naturales, lo que implicaba un cambio de las mismas, si bien, en tal caso, equivaldría a la existencia de una ley invariante más general que las conocidas hasta el momento.
También en el ámbito de las ciencias sociales se ha supuesto la existencia de cierta variabilidad de tales leyes, en este caso asociadas a la propia naturaleza humana, lo que conduciría a su vez a la variabilidad del derecho natural, es decir, del derecho que proviene de la existencia de dicha naturaleza humana.
Al respecto, Hans Kelsen escribió: "La teoría iusnaturalista se ha mostrado hasta ahora incapaz de formular normas para el comportamiento justo, es decir, normas universales, válidas en todo tiempo y lugar y en todas las circunstancias: se ha mostrado, pues, incapaz de constatar la existencia de un Derecho natural «inmutable»; esta objeción irrefutable ha llevado a la formulación de la teoría de un Derecho natural variable. Se concede que las reglas del comportamiento social de los hombres sobre los cuales puede fundarse un Derecho natural no son inmutables como las leyes físicas formuladas por las ciencias de la naturaleza, sino que, al contrario, varían de acuerdo con las transformaciones de la vida social y de las circunstancias políticas y económicas".
"Esto significa que la naturaleza humana, tal como se manifiesta en sus reacciones ante la evolución de las circunstancias políticas y sociales, es también variable y que, por tanto,no hay en modo alguno naturaleza humana inmutable ni, en consecuencia, Derecho natural inmutable que se deduciría de esa naturaleza: así, pues, el Derecho será variable, es decir diferente según las épocas y las sociedades".
"Esta es la versión radical de la teoría del Derecho natural variable. Pero esta teoría también puede significar solamente que, junto a la naturaleza inmutable del hombre, existe también una naturaleza variable y que cabe deducir de ésta un Derecho natural variable al igual que se deduce de aquella un Derecho natural inmutable" (De "Crítica del Derecho Natural"-Varios autores-Taurus Ediciones SA-Madrid 1966).
Respecto de las "normas universales", puede decirse que ya han sido propuestas desde hace mucho tiempo. Así, el "amarás al prójimo como a ti mismo" ya aparece en alguna parte del Antiguo Testamento. Luego Cristo lo ubica en un lugar predominante, mientras que Baruch de Spinoza lo define con cierta precisión en el siglo XVII. Finalmente, durante el siglo XX, aparece el fundamento neurológico de la empatía emocional, posibilitada mediante las neuronas espejo. Que sea poco eficaz su difusión o que sea poco aceptada a nivel masivo, poco tiene que ver con que "no exista" como norma moral de validez universal.
En cuanto a que no exista tal cosa como la "naturaleza humana", puede decirse que nuestros remotos antepasados tenían un corazón que funcionaba como el nuestro, un cerebro que también funcionaba como el nuestro y así con todo. Además, tales antepasados también tenían neuronas espejo y empatía emocional. Las diferencias provienen del proceso evolutivo cultural y del conocimiento adquirido por las diversas generaciones, algo distinto a que los seres humanos carezcan de atributos biológicos que permitan su comportamiento racional, emocional y social.
Debido a que nuestro comportamiento no depende sólo de nuestra herencia genética, sino también de la influencia cultural recibida bajo circunstancias particulares, ello no implica que no exista una "naturaleza humana" descrita por la psicología y por las ciencias sociales. De ahí que no tiene sentido la existencia de un "derecho natural variable", que sería el fundamento del relativismo moral. Recordemos que la evolución biológica actúa a través de millones de años, por lo que nuestra naturaleza es similar a la de nuestros remotos antepasados.
La supuesta inexistencia de la "naturaleza humana", "diseñada" por el proceso evolutivo, abre las puertas a los totalitarismos cuyo objetivo final implica imponer masivamente una "naturaleza artificial" humana, es decir, un diseño netamente humano, lo que implica la mayor locura colectiva posible.
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2 comentarios:
Excelente
El comportamiento está determinado en primera instancia por nuestra herencia genética de especie, pero este caudal ha sido progresivamente modulado, matizado y alterado por nuestra historia cultural, distinta de grupo humano determinado a grupo humano determinado y de tiempo histórico concreto a tiempo histórico concreto, a lo que habría que añadir la historia y las predisposiciones personales de cada uno de los individuos en que se encarnan los tres factores mencionados.
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