Se advierten, en la actualidad, dos posturas extremas en vista a la solución de los problemas que aquejan a los integrantes de la sociedad. Una de esas posturas implica establecer un orden social, desde la política y la economía, teniendo como principal ejecutor al Estado. La otra postura extrema, denominada "culturalista", sostiene que un orden social duradero y eficaz sólo se logrará con una plena adaptación del ser humano a las leyes naturales. Sin tal adaptación, poco sentido tienen los planes políticos y económicos, si bien no deben descartarse los efectos positivos que puedan presentar.
Las soluciones desde el Estado son contempladas por Platón y Aristóteles, si bien la "solución platónica" no es demasiado diferente a los totalitarismos de la época actual. Las soluciones desde los individuos son contempladas por epicúreos y estoicos. Raymond G. Gettell escribió: "Platón y Aristóteles proclaman el carácter esencial del Estado, como institución racional que resume el bienestar de los individuos; Epicuro y Zenón, fundadores, respectivamente, de la filosofía epicúrea y estoica, se mantienen en una indiferencia absoluta con respecto a los asuntos políticos" (De "Historia de las Ideas Políticas"-Editorial Labor SA-Barcelona 1937).
Si bien el catolicismo encuentra cierta compatibilidad entre cristianismo y aristotelismo, a través de Tomás de Aquino, el individualismo y la idea de ley natural de los estoicos, resultan bastante más cercanos al cristianismo. Seguramente, la adopción del cristianismo, por parte de Roma, fue facilitada por la previa adopción del estoicismo. Ello no implica, por supuesto, que el Estado haya dejado de ser el actor principal del Imperio Romano, si bien varios de sus gestores mantuvieron en sus mentes las directrices sugeridas por filósofos griegos.
El panorama de la antigüedad es descrito por Gettell de la siguiente manera: "En la época de la supremacía macedónica desaparecen de Grecia la independencia cívica y la participación popular en el gobierno; merced a estos hechos se debilita el patriotismo de los griegos y se produce una separación entre el individuo y el Estado. Cuando el centro del gobierno pasa a manos de una capital extranjera, se ven forzados los griegos a desplegar su actividad en materias diferentes del Estado; y por esto la filosofía se dedica, principalmente, al examen de los medios que aseguran la felicidad individual, postergando los aspectos que se refieren al bienestar público".
"El individuo concentra en sí toda la atención que antes absorbía el Estado; se piensa que no existe conexión alguna entre el individuo y el bienestar social y se considera al Estado como un factor innecesario en la consecución de la vida feliz. El carácter cosmopolita de la época se refleja claramente en la investigación filosófica. La universalidad y el individualismo reemplazan al patriotismo ciudadano. Se destruyen las distinciones entre griegos y bárbaros, entre ciudad y ciudad, y los hombres se consideran a sí mismos como ciudadanos del mundo o como individuos distintos y separados, englobados en sus intereses privados".
"Algunas doctrinas de los epicúreos y estoicos ejercen verdadera influencia en las ideas políticas de los tiempos posteriores. En ambas tendencias, la felicidad individual es el fin de la vida; se separan en lo que respecta al concepto de felicidad y a los procedimientos mediante los cuales se llega a la posesión y conquista. Los epicúreos defienden la satisfacción moderada de todos los deseos, sensuales e intelectuales; los estoicos aconsejan la supresión de las emociones y la subordinación de los deseos ilícitos e inmorales a los postulados de la razón".
"Los epicúreos fundan el Estado en el egoísmo individual. Definen la ley como un acuerdo útil y conveniente, establecido entre los individuos para defenderse de la violencia y la injusticia. Como se ve, existe en esta doctrina una anticipación de la teoría del pacto social. Los epicúreos miran con desprecio la vida del Estado y opinan que el hombre culto debe apartarse de su esfera, permaneciendo en inactividad, a menos que se lo exijan, con apremio, sus intereses. Los epicúreos aconsejan la sumisión ante cualquier gobierno que mantenga la paz y el orden. El despotismo activo y eficaz es tan respetable como la democracia. Es evidente la correspondencia de esta doctrina con la situación posterior a la conquista de Grecia por Alejandro y Roma".
"Los estoicos conciben la naturaleza como la personificación de la ley universal. La razón constituye la fuente suprema del derecho; la razón nos revela el secreto de la naturaleza. La ley natural, por esto, es eterna e inmutable; el proceso de la naturaleza, en armonía con la razón humana, refleja el carácter divino del universo. En esta forma se transmite al derecho romano y al pensamiento político medieval la idea de una ley natural".
"Pero cuando se habla de la razón humana como fuente del derecho natural, no se quiere dar a entender el juicio independiente de cada individuo, sino la conciencia común de la humanidad. Los hombres son iguales en cuanto seres racionales; todos disfrutan de los mismos derechos y están sometidos a las mismas leyes naturales. Sobre las líneas de esta doctrina se crea una concepción política cosmopolita. Todos los hombres son hermanos, por decreto de la naturaleza; todos pertenecen, como ciudadanos, a una república universal. En la universalidad de una ley natural y de una ciudadanía común se concentran los ideales de los estoicos. La importancia de esta concepción es evidente y manifiesta en una sociedad fundada en la esclavitud".
"Los estoicos desarrollan estas ideas desde un punto de vista filosófico y humanitario; pero bien pronto encuentran una acogida favorable, para su aplicación política, en las circunstancias de la época. El imperio de Alejandro derrumba las barreras entre griegos y bárbaros. Se borran las pequeñas distinciones civiles y sociales, y los diversos pueblos forman parte de un solo sistema político. Con el establecimiento del Imperio Romano encarnan, en la práctica, la idea de una ley, de una ciudadanía universales. Los juristas romanos adoptan la concepción del derecho natural y de los principios de justicia comunes a todos los hombres. La idea de la fraternidad universal, tal como aparece sobre todo en el Cristianismo, pasa a los tiempos modernos, produciendo consecuencias importantes".
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2 comentarios:
Podemos afirmar que las dos posturas enunciadas al inicio no tienen que implicar necesariamente mutua exclusión. En realidad, ni a la primera ni a la segunda se puede renunciar si se quiere incidir en positivo en el futuro de las sociedades. Lo mejor sería trabajar conjuntamente en ambas vías con un proyecto que las coordinara y las potenciara a la vez, no dejándolas al albur histórico o sociológico.
La prioridad debería ser la ética individual, como punto de partida. Sin embargo, en la actualidad no se la contempla ni siquiera como una parte de lo que deberíamos alcanzar....
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