Cuando en una región existe un solo empresario, en un determinado ramo de la economía, y sin ningún competidor, es posible que se convierta en un mal empresario; esto es, que intente beneficiarse perjudicando a otros, aprovechando su situación predominante. Este es el caso de un empresario de Mendoza que, entre otros atributos, se dedica a la usurpación de tierras fiscales. Sin embargo, un pintoresco y elegante barrio en el pedemonte mendocino, no existiría si no existiese tal empresario.
En el ambiente local, es posible escuchar opiniones de gente que ha sido perjudicada de alguna forma por dicho grupo empresarial. Incluso ha cercado tierras fiscales, con guardias armados inclusive, que impide que algunos deportistas se entrenen por esos lugares. En otra ocasión, alguien del grupo adquiere un avión y se dirige al aeropuerto de San Rafael y comienza a construir un hangar sin siquiera pedir autorización a las autoridades del lugar. Ante la negativa a tal construcción no autorizada, el citado personaje descalifica públicamente al director del aeropuerto a través de radios y canal de televisión del grupo mencionado.
Se ha considerado como "mal empresario" al que perjudica a otros individuos, aun cuando, por su propio interés, se esmere en ofrecer bienes y servicios de cierta calidad. En cambio, alguien que ofrezca bienes y servicios de mala calidad, no puede considerarse como "empresario", sino como un vulgar estafador que, tarde o temprano, perderá su clientela.
Si no existiese el mal empresario, consecuencia principal de la ausencia de otros empresarios que compitan con él y que lo obliguen a mejorar su conducta, como también por la complicidad de políticos a cargo del Estado, mucha gente carecería de trabajo. De ahí que, en primera instancia, un mal empresario resulta mejor que ninguno, por la sencilla razón que la explotación laboral es menos mala que el desempleo, de la misma manera en que la esclavitud es menos mala que la muerte.
Otro de los aspectos negativos que en un país producen los malos empresarios es que son los principales "fabricantes de peronismo" (y de marxismo). Cuando alguien se siente perjudicado por tales personajes, tiende a simpatizar con todo sector político antiempresarial y a votar a favor de tal sector, durante el resto de sus días. Es así como hemos caído hasta niveles de pobreza nunca antes visto en el país, con la posibilidad de seguir cayendo todavía más.
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1 comentario:
En el caso descrito no estamos sólo ante un empresario monopolista sino ante un delincuente, por lo que el problema deja de ser sólo socioeconómico para pasar a ser también judicial. Y si hay implicación de algún poder público la cosa pasa a ser, además, un auténtico problema político de primerísimo orden (la corrupción de las élites gobernantes).
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