Por lo general, cuando se aplica el socialismo político y económico en un país, produciendo resultados negativos, los adeptos al marxismo aducen que “ese no fue el socialismo propuesto por Marx”. Ello se debe a que nunca lo que propuso Marx llevará a los resultados que el propio Marx esperaba, ya que la abolición de la propiedad privada de los medios de producción tiende a la concentración del poder en el Estado, concretamente en un reducido grupo de personas o incluso concentrando el poder absoluto en una persona, además de otros efectos no menos importantes. Si esa persona carece de extraordinarias capacidades administrativas y humanas, los resultados serán muy negativos o bien catastróficos.
Los seguidores de Marx profesan una fe casi religiosa en el ideólogo, y proceden a establecer cambios sociales disparatados en la plena confianza de que las prédicas marxistas conducen inexorablemente al éxito prometido.
Los casos de Rusia y China son, en general, bien conocidos, como también el de Cuba y otros países. En cambio, el proceso de Camboya resultó menos conocido, resultando en otra catástrofe social similar a los casos de la URSS y de la China de Mao Tse Tung. Al respecto, Daniel Muchnik y Alejandro Garvie escribieron:
CAMBOYA
La llegada al poder del maoísta Pol Pot (1925-1998), en 1975, puso fin a la sangrienta guerra civil iniciada cinco años atrás contra el gobierno anticomunista del general Lon Nol, que tenía constante apoyo norteamericano y que había derribado al príncipe Sihanouk, así como de otra facción comunista pro vietnamita y creó en otra de las ex colonias francesas la República Democrática de Kampuchea. Otra guerra, entonces mucho más violenta, intensa y brutal se desató contra el pueblo camboyano sin imaginar siquiera lo que le esperaba, porque nadie sabía bien si los que llegaban eran comunistas, nacionalistas o patriotas.
El Khmer rojo, grupo revolucionario acaudillado por Pol Pot, ocultó la existencia directiva del Partido Comunista en ese movimiento. Como Stalin, el líder camboyano proyectó la aniquilación de la población campesina, de sus caudillos y de cualquiera que no deseara adaptarse a una existencia espartana colectiva.
En 1970 los khmer eran apenas 4.000. Cinco años más tarde constituían un ejército decidido a todo. El apoyo popular tras el bombardeo masivo norteamericano en 1970 sobre Camboya, país con el cual no estaba en guerra para destruir bases vietnamitas en la zona. Cayeron el triple de bombas que se derrumbaron sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial. El odio campesino recrudeció de manera feroz y fue captado por los khmer.
Cuando los khmer entraron en Phnom Penh expulsaron a sus dos millones de habitantes al campo. Quien no dejaba su hogar se exponía al fusilamiento o al degüello. También “se limpió” a todo aquel sospechoso de haber colaborado con los militares. Pero en las zonas rurales, donde se crearon granjas colectivas de “reeducación”, faltaban alimentos debido a que el arroz había sido enviado a China como canje por armas, con lo que se expuso a la población al hambre. Impactado por “la Revolución Cultural China”, admirador de Mao, Pol Pot explicó que las expulsiones se necesitaban para “terminar con el concepto de propiedad privada” y para que “la burguesía” se empeñe en tareas manuales y rurales.
La economía se reestructuró en torno a la agricultura. Fue “El Plan Cuatrienal para construir el Socialismo” que tuvo como misión destruir en sus bases todo contacto con las tradiciones “prostituidas” de Camboya y sus ligazones con “los colonialistas e imperialistas” que la habían conquistado.
Los khmer anularon el dinero, los mercados de todo tipo y la propiedad privada. Destruyeron muebles, libros, instrumentos musicales, el budismo y todos los templos. En ese ataque de locura colectiva, febril y aniquiladora, llegaron mucho más lejos que los guardianes de la Revolución Cultural.
Luego de 96 meses en el poder, en los que los khmer asesinaros a dos millones de personas, las tropas vietnamitas entraron en Phnom Penh y Pot Pol y sus más cercanos colaboradores huyeron cerca de la frontera con Tailandia. Los vínculos de Vietnam con China se congelaron.
(De “El derrumbe del humanismo” de D. Muchnik y A. Garvie-Edhasa-Buenos Aires 2006).
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1 comentario:
Comunismo por la vía rápida y sin períodos intermedios o de transición. Gran oportunidad para poder identificar todas las taras que existen tras el deseo de utopías y de su puesta en ejecución con pocas resistencias.
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