El caso más asombroso, en la historia de la ciencia, ha sido el del matemático Evariste Galois (1811-1832), fundador de una de las ramas de la matemática, tal la teoría de grupos, que ha sido empleada por los físicos teóricos del siglo XX. Galois muere luego de un duelo, en el siglo XIX, poco antes de cumplir los 21 años de edad, por lo cual algunos historiadores suponen que sus mejores trabajos fueron realizados cuando tenía 16 o 17 años.
Galois interviene en cuestiones políticas y es allí donde tiene enemigos que le preparan un duelo, supuestamente por una “infame coqueta”, en una época en que en Francia era inoportuno evadirse de un duelo. Pasa toda la noche anterior corrigiendo sus trabajos matemáticos en los cuales se lee “no tengo tiempo”, sospechando el negativo resultado del desenlace.
Encarga a un amigo que, de no salir vivo del duelo, entregue sus trabajos a Augustín Cauchy. Sin embargo, Cauchy, conociendo de “quién venían” esos trabajos, no se molesta en leerlos y quedan guardados en sus cajones. Unos 50 años más tarde, cuando muere Cauchy, aparecen los trabajos de Galois y comienzan a ser estudiados por los matemáticos de entonces. Francisco Vera escribió: “Cauchy era un contumaz. Sectario fanático, votaba a los candidatos a la Academia no con arreglo a su valor científico, sino a sus ideas religiosas; realista borbónico, no podía ver con buenos ojos el trabajo de Galois, joven republicano que amenazaba proyectar una sombra sobre su fama; y las investigaciones de Galois fueron a hacer compañía a las de Abel, pero si las de éste aparecieron gracias a la reclamación diplomática antes aludida, las de Galois se perdieron para siempre”.
Francisco Vera escribe sobre la vida de Galois: “En 1823, Galois ganó media beca en el Colegio de Reims y poco después se trasladó a París para estudiar en el Liceo Louis-le-Grand, donde tuvo lugar el primer incidente de su azarosa vida. En su expediente escolar, iniciado al empezar la enseñanza secundaria, se lee esta nota: «Es dulce, lleno de candor y de buenas cualidades, pero hay algo raro en él»”.
“En efecto, Galois era un raro. A pesar de sus doce años, discutía violentamente sobre política, interesándose por la situación de Francia. Sus frases, que salían como saetas de sus labios pueriles, tenían trémolos de emoción y palpitaba en ellas un ansia de libertad que hacía torcer el gesto al director del Liceo, terrible realista”.
“Vernier, profesor de Matemáticas del Liceo, fue quien descubrió al futuro genio. «La locura matemática domina a este alumno –escribía en su informe de fin de curso- y sus padres debían dejarle estudiar Matemática. Aquí pierde el tiempo y todo lo que hace es atormentar a sus profesores y atormentarse a sí mismo»”.
“Por aquellos días, las enconadas luchas políticas de la calle tuvieron eco en el Liceo, y Galois capitaneó un grupo de revoltosos. Fácil adivinar la consecuencia: el joven Evariste fue expulsado del Liceo” (De “20 Matemáticos célebres”-Compañía General Fabril Editora SA-Buenos Aires 1961).
En cuanto al duelo que habrá de terminar con su vida, Galois escribe a unos amigos: “He sido provocado por dos patriotas y me ha sido imposible negarme. Os pido perdón por no haberos prevenido; pero mis adversarios me han obligado a jurar por mi honor guardar el secreto. Sólo os hago un encargo muy sencillo: probar que me he batido a pesar de mí mismo, es decir; luego de haber agotado todos los medios de arreglo, y sostener que yo no soy capaz de mentir ni aun por tan pequeño motivo como el de la infame coqueta. Conservad mi recuerdo ya que la suerte no me ha dado vida bastante para que la Patria reconozca mi nombre”.
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1 comentario:
Es de destacar las malas artes de los realistas, que en aquel tiempo deberían estar subidos en una sorda ola revanchista, y a su vez el candor del joven genio republicano. Sin duda sintomático.
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