Por fideísmo se entiende, en religión, el predominio de la fe sobre la razón, hasta llegar al extremo de la irracionalidad. Ello se debe a que, para muchos, la religión moral no es una cuestión asociada a la ética, sino que habría de ser un complejo proceso que ha de establecer un vínculo concreto entre la deidad y algunos hombres “elevados”, dando lugar al “espiritualismo cristiano”. Bajo el fideísmo se cae a veces en el “todo vale”, constituyendo una verdadera herejía en contra de una religión que apunta esencialmente a la plena adaptación del ser humano al orden natural.
La expresión más representativa del fideísmo es aquella de Tertuliano: “Creo porque es absurdo”. Carlo Mazzantini escribió: “La actitud fideísta se encuentra, verdadera y propiamente, sobre todo en los apologetas adversos a la filosofía y, en general, a la cultura antigua, como Tertuliano (siglos II-III), y en los «antidialécticos» medievales, como San Pedro Damiano (siglo XI). Estos sostenían que aun lo absurdo y contradictorio podía y debía creerse, puesto que todo es posible a la divina Omnipotencia” (De “Herejías de nuestro tiempo” de Giovanni Rossi-Ediciones Studium-Madrid 1956).
Con la palabra “herejía” se designa a todo desvío a la ortodoxia aceptada y propuesta por la Iglesia Católica. De ahí que será considerada como herejía una postura que priorice el cumplimiento de los mandamientos bíblicos a toda creencia y tradición posible. Desde el punto de vista de tal “herejía”, se considera como referencia las palabras del propio Cristo y de ahí que la verdadera herejía será la de quienes ubican en un lugar secundario al cumplimiento de los mandamientos y a la consideración de la religión bíblica como una propuesta esencial y exclusivamente ética.
Así, desde la religión natural, que prescinde de lo sobrenatural, se observa a la religión tradicional como un caso similar a saber leer y nunca leer nada, a creer en Dios y en la divinidad de Cristo y no cumplir con sus mandamientos (y muchas veces ni siquiera intentarlo).
Por lo general, la herejía del fideísmo va asociada a la herejía de la idolatría, lo que conduce a numerosas discusiones sin sentido entre los distintos idólatras vinculados a las diversas iglesias y sectas. Si alguna vez se propusieran profundizar exclusivamente en el significado de los mandamientos éticos, al menos podrían advertir un principio de acuerdo.
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1 comentario:
Me temo que el verdadero propósito de los distintos credos está mucho más cerca del uso preferente de lo sobrenatural como criterio definidor y dirimidor que el establecimiento de criterios éticos razonados y razonables o cualquier otro tipo de ecumenismo no ligado a la capacidad de ejercer poder.
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