En una economía de mercado, los precios de los bienes y servicios constituyen la información necesaria para la toma de decisiones de productores y consumidores. Tales señales permiten establecer un sistema autorregulado que no conviene distorsionar si se pretende una optimización del proceso económico.
Las principales distorsiones que se producen, y que debilitan las posibilidades de tal sistema de producción y distribución, son la inflación y las intervenciones del gobierno cuando desconoce la existencia del mercado como sistema de realimentación negativa. En estos sistemas, los efectos actúan sobre las causas haciendo innecesaria la intervención del Estado en el sentido de una corrección de tal sistema.
Por ejemplo, si existe una suba importante en el precio de los alquileres, ello despertará la atención de los inversores que construirán viviendas para ese fin, tendiendo a que bajen los precios en el futuro. En la situación mencionada, el gobierno intervencionista impondrá precios máximos para los alquileres, por lo cual no habrá ningún interés para la inversión en ese sector. Al detenerse la construcción de viviendas en alquiler y al aumentar la población, en el futuro la demanda se elevará sobre la oferta de tales viviendas y el precio subirá aún más. De ahí que, como siempre ocurre, la intervención del gobierno lográ resultados opuestos a los que pretende lograr. O bien, el remedio resulta peor que la enfermedad.
Cuando se habla de "gobierno intervencionista" se hace referencia a un gobierno que tiende a perturbar el proceso del mercado. Existe, sin embargo, la posibilidad de que la intervención de los gobiernos, en economía, implique el amparo y la protección de la economía de mercado, lo que dista bastante de suponer que "el Estado no debe intervenir en economía".
Así como los precios tienden a orientar las decisiones de productores y consumidores en una economía sin inflación, los gobiernos intervencionistas envian señales que tienden a desalentar la inversión y la producción. Este es el caso del gobierno peronista-kirchnerista de la Argentina actual (2021). Veamos algunos ejemplos:
a) Expropiaciones: el intento de expropiación de una exportadora de granos (Vicentín) y la ley por la cual se expropiará todo edificio en construcción, o lote, luego de ocho años, sin que se finalice la obra (Partido de Avellaneda, provincia de Buenos Aires), son señales emitidas por gente mentalmente afin a quienes dirigen el gobierno nacional, para que nadie compre lotes en Avellaneda, o haga inversiones importantes en cualquier parte del país, ante la posibilidad de una futura expropiación, aunque ello no ocurra.
b) Nacionalización de bonos bancarios: un diputado nacional del partido gobernante propuso una nacionalización de bonos por los cuales un ciudadano le presta dinero al Estado para recibir cierto interés. Con ello envía señales para que la gente retire sus depósitos en plazo fijo o haya corridas bancarias.
c) Emisión de dinero: a fin de "comprar votos" para las próximas elecciones, el gobierno emite, sin respaldo, importantes cantidades de circulante, estimulando con ello la inflación y el temor a una hiperinflación.
d) Exportaciones: al cerrar parcialmente las exportaciones y al limitar al 24% de la producción de carne vacuna para exportación, reduce las inversiones en el sector mientras que favorece la pérdida de compradores de productos argentinos (y no solo de carne vacuna) ya que ningún país tendrá interés de comerciar con quienes cierran las exportaciones para ganar votos aduciendo que tal medida "produce una baja en el precio de la carne".
Estas, y otras señales, favorecen la paralización de la economía junto al aumento de la pobreza, el éxodo de empresas y capital humano, y otros efectos indeseables para la nación.
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1 comentario:
Creo que un aspecto fundamental a tener en cuenta cuando hablamos del papel del Estado en la economía es tener presente que los políticos pueden llegar a ser buenos repartiendo la riqueza creada por otros, pero que si consiguen crearla es por pura casualidad.
Además de una aséptica capacidad regulatoria y de sustitución de la iniciativa cuando el mercado no es posible en temas básicos por falta de rentabilidad el papel más importante que tiene el Estado en la economía es la defensa de la productividad, aspecto muy importante para la creación de riqueza.
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