Mientras que el fracaso en el cumplimiento de algún objetivo se asocia al error, en la actualidad se observa una búsqueda consciente del fracaso, de lo que no funciona bien, especialmente en el ámbito de la política y de la economía. Esta sería la principal caracteristica de la mentalidad subdesarrollada. También es el caso del individuo que no busca el bien adoptando una actitud de cooperación social, sino que opta por una actitud competitiva y destructiva como guía para su vida.
En la Argentina se observa un predominante rechazo por el proceso iniciado en 1880, que permitió lograr en 1895 el mayor PBI mundial per capita, mientras se admira o se simpatiza con el régimen que, desde los años 40 del siglo XX, en adelante, marcó un continuo y sostenido descenso en esa variable económica, llegando en la actualidad a sumir en la pobreza o la indigencia a porcentajes mayores al 40% de la población.
Se critica al capitalista por ser alguien que "concentra riquezas en forma egoísta" sin advertir que el capital es la principal herramienta para la producción y que el nivel de sueldos y de empleos depende esencialmente del capital acumulado existente.
Los acuerdos entre posturas diferentes, en materia de política y economía, sólo pueden prosperar cuando apuntan a un mismo objetivo y sólo difieren en los medios para alcanzarlos. Por el contrario, cuando un sector busca el éxito y el otro el fracaso, las posibilidades de acuerdos son mínimas. Este es el caso del sistema económico que resultaría adecuado adoptar. Así, mientras sectores liberales proponían a la Economía Social de Mercado, la que produjo el "milagro alemán" luego de la Segunda Guerra Mundial, el peronismo se oponía a tal posibilidad; mientras unos veían a tal proceso como un éxito, otros lo miraban como un fracaso, el "fracaso" de reconstruir en poco tiempo una nación devastada por la guerra para convertirla en una próspera economía.
Mientras que la ética cristiana es vista como una guía personal exitosa, según los efectos producidos al ponerla en práctica, la visión marxista sugiere que tal ética ha sido promovida "para una mejor explotación laboral por parte de los burgueses y en contra del trabajador". En forma similar, los peronistas aducen, junto a los marxistas, que la economía de mercado ha sido promovida por los países imperialistas para favorecer la explotación de las colonias. Antonio F. Cafiero escribió: "Bien decía el economista alemán Federico List cuando procuraba advertir a los norteamericanos de las falacias implícitas en la dotrina liberal, al señalar que ésta busca «encubrir la verdadera política de Inglaterra mediante las razones y argumentos cosmopolitas inventados por Adam Smith»".
No parece que los alemanes, los italianos o los japoneses hayan reconstruido sus naciones, en la posguerra, con "falacias económicas", mientras que el peronismo, al simpatizar con fascistas y nazis y adoptar sus propuestas económicas y políticas, inició el proceso de decadencia que ha llevado a la nación a un estado deplorable. Cafiero destaca la "influencia negativa" de Wilhelm Röpke en la Argentina: "Como Röpke era asesor económico del ministro Ludwig Erhard, nombre asociado a la reconstrucción de la economía alemana, se aventuró la tesis de que las recetas ropkianas habrían de repetir en la Argentina el «milagro alemán». Para ello era menestar tan sólo un «gran cambio» en nuestra mentalidad embrutecida por largos años de «colectivismo». Había que instaurar una economía de «mercado libre», había que «planificar la competencia», volver a la «realidad económica». Una bien aceitada y costosa máquina propagandística repitió por todos los ámbitos del país estos «slogans»".
"Y mucha gente ingenua y de buena fe se sintió repentinamente deslumbrada por la nueva doctrina. Las ideas de Röpke, el «milagro alemán», hirieron la imaginación de muchos pequeños y medianos empresarios argentinos cuyas empresas habían podido nacer y desarrollarse gracias al proteccionismo estatal. Y pronto ya casi nadie osó discutir, en ciertos ambientes, la premisa de que la economía argentina estaba «arruinada» por el «intervencionismo» del Estado y que sólo podría volver a florecer si adoptábamos rápidamente las ideas de Röpke -traducidas al castellano y difundidas por sus epígonos nativos- y nos inspirábamos en el ejemplo alemán" (De "De la Economía social-justicialista al régimen liberal-capitalista"-EUDEBA-Buenos Aires 1974).
Si se adoptasen en nuestro país las ideas liberales, se verían reducidas las posibilidades de los políticos con ambiciones ilimitadas de poder y de dinero del pueblo a través del robo al Estado. De ahí la justificación de la opinión adversa sobre programas económicos exitosos. No está demás mencionar que al citado autor se lo recuerda, en Mendoza, tras su paso como Interventor a cargo del gobierno provincial, haber robado un piano de la gobernación y de haber hecho adquirir a la, entonces, bodega estatal Giol, gran cantidad de costosos tanques metálicos que nunca se usaron, seguramente porque no servían para el uso imaginado por el peronista Cafiero.
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1 comentario:
Recomendable un repaso al concepto de ordoliberalismo y a la figura de Wilhelm Röpke.
"Cuando uno trata de leer una revista económica de nuestros días, uno se pregunta si no estará en realidad leyendo una revista académica sobre química o hidráulica. Es tiempo de que hagamos un análisis crítico sobre estos temas. La economía no es una ciencia natural; es una ciencia moral y como tal se vincula al hombre como un ser espiritual y moral"
Wilhelm Röpke en "La economía humana".
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