Por lo general, todos hemos sufrido rechazos al pretender lograr algún objetivo social, profesional, comercial, deportivo, etc. Muchos pueden superar estos fracasos parciales mientras otros dedican sus vidas a vengarse de las personas o los sectores sociales que alguna vez los perjudicaron.
También puede darse el caso de quienes quieren vengar los males recibidos por algún familiar, como es el caso de un alumno secundario que, sin motivaciones aparentes, se burla y le falta el respeto a un docente. Luego de recibir las amonestaciones correspondientes por su comportamiento, y ante el requerimiento de explicaciones por parte del director del establecimiento educativo, el alumno responde: "Es que a mi padre siempre lo han jodido...".
Entre los años 40 y 50, del siglo pasado, el boxeador José María Gatica muestra un comportamiento antideportivo, y, además, se jacta del dinero que ha ganado. Para hacer ostentación, prende fuego un billete de alto valor para encender un cigarro. Lo que era de esperar, muere en la miseria. Un autor hace la comparación de Gatica con Eva Duarte de Perón, quien también orienta su vida a la venganza contra sectores de la sociedad que la perjudicaron en la niñez y en la juventud, situación que, con el tiempo, no pudo superar. Eva, una vez que accede al poder, hace ostentaciones de riquezas mientras que, a diferencia del boxeador, muere con mucho dinero. Román J. Lombille escribió: "En uno de mis viajes por el continente conocí a un hombre que entiende mucho de box, de psicología boxística... y me explicó el caso Gatica, sobre el que publicó un trabajo".
"Allí aclaraba el caso de ese boxeador desleal, rencoroso, que concitaba el odio del público ensañándose con el rival caído e infringiendo todas las normas. Esa era su venganza, la manifestación de su resentimiento por los años de infancia envilecida -allá en San Luis-, de lustrabotas humillado, de chango mendicante".
"El de María Eva Duarte fue otro complejo, paralelo en otra napa social. Nadie se vengó tanto (mientras fue hada bienhechora), nadie humilló tanto (mientras dignificaba), nadie atesoró tanto (mientras era dama de los humildes). ¡Afortunada ella! Se libró en vida de la ignominia que pasa el cómplice, que se salvó huyendo. Pero la muerte no redime sino al cadáver. Los hechos subsisten".
"Lo lamento por esa costurera del barrio pobre de Mataderos, que recibió una máquina de coser, regalada por la Dama de la Esperanza. Entre todos pagamos cien mil pesos por esa máquina. Los 97.000 restantes fueron invertidos en joyas y ropas para el Hada" (De "Eva, la predestinada"-Ediciones Gure-Buenos Aires 1955).
Mientras Eva era aclamada por el sector que recibía algún regalo y creía en sus palabras, era rechazada por otro importante sector de la sociedad. De ahí que el "No llores por mí, Argentina" implicó lágrimas de amor para algunos;
para el resto implicó lágrimas por los padecimientos económicos y sociales iniciados por el peronismo y vigentes en un país que nunca se pudo recuperar del odio sembrado en todos los niveles de la sociedad.
El odio a los ricos se trata siempre de disimular con un aparente amor a los pobres. Es posible que, de tanto simular esa situación, se termine por creer en la existencia de una auténtica virtud, hasta el extremo de suponer que se trata de una predestinación hacia una gran obra humanitaria. Los desaires que recibe en algunos países europeos y en el Vaticano, no impiden que mantenga su creencia en cierta predestinación. El citado autor escribió: "Eva «tiene» que creer en su misión. El golpe a su orgullo ha sido terriblemente duro, pero Hernán Benítez (su confesor) la ayuda a sobreponerse. No es la primera vez, en la historia de la Orden de San Ignacio de Loyola, que el general ha estado disintiendo con el Papa. «Por fortuna -dirá el libro de Eva, al que no es ajeno el jesuita- gracias a Dios las cosas suceden de otra manera, de otra manera que unos llaman Destino y otros Providencia y casi todos atribuimos a Dios»".
"«Yo creo que, en verdad, existe una fuerza desconocida que prepara a los hombres y a las mujeres para el cumplimiento de la misión particular que cada uno debe realizar. Si esa fuerza es maravillosamente divina o ha sido puesta por Dios en la naturaleza de la sociedad o del alma humana, yo no sé si pretendo averiguarlo, pero creo que existe y que nos conduce sin forzarnos con tal que nosotros no le neguemos nuestra generosidad»".
"«Lo indudable es que esta situación espiritual es también más fecunda que la otra del azar: el que se cree hijo de la suerte no se siente obligado a nada, puesto que el azar no tiene personalidad ni puede tener exigencias de ninguna clase; pero el que se sabe hijo de un Destino o de la Providencia o de una fuerza desconocida pero de un orden superior a su vida y a su naturaleza, tiene que sentirse responsable de la misión que le ha sido encomendada»".
El peronismo adquiere, con Eva, los atributos de una nueva religión pagana; al menos en la consideración de un gran sector de la población. Habilidosos políticos logran con tal masiva creencia una masa electoral básica que resulta
difícil vencer y que, según parece, podrá llevar al país a una catástrofe social nunca antes conocida.
Lombille sintetiza lo adquirido por la profetisa en su viaje a Europa: "Quinientos vestidos, doscientos tapados, entre ellos cuarenta de pieles, cuatro millones de dólares en joyas, trescientos potes de perfume, doscientos sombreros, ciento treinta pares de zapatos, ochenta baúles de ropa interior, son el saldo fructífero del viaje".
"«Yo quería ver lo que Europa había realizado en materia de obras sociales. Cada vez que se me presentó la ocasión o aun buscándola secretamente o públicamente, visité cuanta obra social me fue posible» -escribe después en su libro. De las visitas de las obras sociales europeas, efectuadas en secreto, no quedó constancia. De las visitas públicas, tampoco".
Puede llamar la atención que, siendo Eva una creyente asesorada por un sacerdote, haya orientado su vida hacia el lujo, el odio y la venganza. Su animadversión contra las personas adineradas hizo que las considerara como enemigas. Es oportuno recordar que el "amor al prójimo" carece totalmente de sentido para el egoísta y para el que odia. De ahí que tal mandamiento bíblico implica esencialmente establecer una trabajosa mejora de nuestra personalidad, de manera que llegue a tener sentido y pueda ser puesto en práctica. En el caso de Eva, se hace evidente la frecuente predisposición de intentar adaptar la religión a su perturbada personalidad en lugar de intentar adaptar su personalidad a los mandamientos bíblicos.
Debido a que el empresario es la figura central en toda economía de mercado, o capitalista, y por tener el empresario exitoso un mayor nivel económico que el resto, llega a ser un personaje envidiado por gran parte de la sociedad. De ahí la actitud antagónica del peronismo hacia el sector productivo, excepto si se trata de empresarios partidarios. La nueva religión pagana del peronismo, por ser anticapitalista y antiliberal, favoreció la decadencia económica y moral de la sociedad argentina, siendo su definitivo abandono el requisito previo a todo intento de lograr una verdadera y prolongada reversión de nuestra severa decadencia.
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1 comentario:
El de los confesores de los poderosos es un caso digno de estudio en profundidad, una vía para investigar la vocación política del papado, y si se trata de un jesuita, donde entra en juego la casuística de esta Orden, la cosa puede volverse realmente jugosa.
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