El relativismo moral a veces llega a extremos insospechados, ya que una misma persona puede calificar un mismo acontecimiento social como positivo y negativo, o bueno y malo, según el lugar o la sociedad en que ocurra. Este es el caso del fenómeno conocido como "apartheid" (segregación, apartamiento) que para los socialistas es bueno si se trata del caso cubano mientras que es malo en el caso sudafricano (hoy en día superado en Sudáfrica gracias a la acción de Nelson Mandela).
A lo largo de la historia de la humanidad ha habido muchas formas de segregación, principalmente ejercida por pueblos belicosos respecto de otros, generalmente conquistados por las armas. El caso sudafricano fue mundialmente rechazado por cuanto la discriminación racial (aborrecida en cualquier país) fue efectuada contra los africanos por habitantes de origen europeo en el propio país africano. Como una "superación" de este proceso tenemos el caso cubano en el cual la segregación afecta a una gran parte del pueblo y es ejercida por los propios cubanos. Luis Larrain Arroyo escribía en 1987: "Sudáfrica es hoy en día un paria en la comunidad internacional. Diversos países y empresas boicotean su economía. Artistas que van a Sudáfrica tienen problemas después para actuar en otros países, y lo mismo sucede con estacados deportistas. La razón la conocemos: el apartheid. El gobierno sudafricano es atacado a diario en la prensa internacional por su obstinación en mantener una segregación que establece ciudadanos de primera y segunda categoría, con distintos deberes y derechos".
"Si bien es cierto que la nación cubana ha sufrido y sufre todavía un bloqueo de los Estados Unidos, nunca se ha mencionado el apartheid que existe en ese país como una razón importante. Por lo demás Cuba mantiene un status ante los organismos y la prensa internacionales muy superior al de Sudáfrica, pese a que hay infinidad de razones adicionales para que no fuera así".
"El hecho es que el gobierno de Fidel mantiene un sistema de apartheid que paradojalmente discrimina en contra de los propios ciudadanos cubanos (la gran mayoría de ellos) respecto de los extranjeros".
"El estado de aislamiento cultural en que viven los cubanos se ve amenazado por este influjo de habitantes de otras latitudes. La respuesta del gobierno socialista ha sido el apartheid. Es así como existe una moneda para cubanos y otra para turistas. Estos no pueden gastar los pesos cubanos, y aquéllos no pueden gastar dólares americanos. Hay taxis para turistas y taxis para cubanos, hoteles para turistas y hoteles para cubanos, tiendas para turistas y tiendas para cubanos, restaurantes para turistas y restaurantes para cubanos, playas para turistas y playas para cubanos, televisión para turistas y televisión para cubanos" (De "Cinco días en La Habana"-Editorial Andrés Bello-Santiago de Chile 1987).
Algunos cubanos interpretan que esta discriminación forma parte de una estrategia utilizada por la clase gobernante cubana para inhibir cualquier intento de rebelión. El citado autor agrega: "La segregación o apartheid que se les impone juega también un papel importante como instrumento de la vigilacia revolucionaria. Si bien es cierto el objetivo principal del apartheid es privarlos del conocimiento del mundo exterior, y cumple un rol parecido al del control de los medios de comunicación, existe también un segundo objetivo".
"El apartheid es otra de las innumerables señales que reciben los cubanos para recordarles su absoluta impotencia como individuos frente al poder del Estado. Los jóvenes lo sienten así, y nos lo hicieron ver. Las prohibiciones que emanan del apartheid acrecientan la sensación de que su individualidad, su persona, ha sido anulada por el control estatal. Les está prohibido entrar a ciertos hoteles, restaurantes, playas. No reciben una razón explicable que justifique la restricción. Sólo se mencionan las exigencias de la revolución. Esta se transforma así en un ente que está por sobre la razón humana, y los ciudadanos deben, una vez más, agachar la cabeza ante la presencia del poder total".
Puede decirse que la revolución socialista no es un medio para mejorar las condiciones de vida de la mayor parte de la sociedad, sino que es un fin en sí mismo, es decir, el poder total y absoluto es la finalidad revolucionaria. La situación de la población le resulta indiferente al dirigente socialista, algo que se ha comprobado también en Venezuela, cuando una jerarca del chavismo afirmó que "aunque los venezolanos se mueran de hambre, la revolución se mantendrá" (expresado con palabras similares). Larrain Arroyo escribió: "Esta lógica comunista transforma «La Revolución» en un fin más que en un medio para alcanzar otros objetivos. De acuerdo con lo que señalan los mismos dirigentes «la revolución es permanente e invencible», de manera que se constituye en un verdadero dios pagano al que deben subordinarse las necesidades, esperanzas y anhelos de los cubanos".
La médica cubana Hilda Molina tuvo discusiones con Fidel Castro por cuanto advirtió que la medicina cubana era utilizada para ofrecerla como un medio de obtener divisas de los extranjeros, pero que resultaba inaccesible para los cubanos que no pertenecían a la clase gobernante. Al respecto escribió: "Consciente de la importancia de este extraordinario universo científico, trabajaba sin descanso, trataba de actuar como si fuera de hierro sacando fuerzas de mis reservas absolutamente esquilmadas, y me olvidaba de mi propio yo con el único objetivo de mejorar la calidad de vida y resucitar las esperanzas de mis compatriotas pobres, enfermos y olvidados. ¿Y cuál era el saldo de tantos sacrificios? Más decepciones y más traiciones porque los que ostentaban el poder en Cuba y sus vasallos, ávidos de las divisas que tan desesperadamente necesitaban y tal vez para satisfacer otros indignos objetivos, se proponían escamotear a los indefensos pacientes cubanos los novedosos procedimientos terapéuticos que habíamos comenzado a aplicar en el país con la ayuda de sus creadores" (De "Mi verdad"-Grupo Editorial Planeta SAIC-Buenos Aires 2010).
Las increíbles ambiciones de poder de los dirigentes socialistas pueden simbolizarse en las palabras humorísticas de un cubano: "Fidel es el líder de la oposición en Cuba. Lo critica todo, nos reprocha los problemas, la ineficiencia, la burocracia". Si otro ciudadano pretende ejercer alguna forma de oposición a través de la simple crítica, se expondrá a pasar cierto tiempo en una cárcel.
Para Ernesto "Che" Guevara, el socialismo no dio buenos resultados por falta de "vigilancia revolucionaria", de ahí que la única forma reconocida para optimizar el sistema consiste en aumentar la presión y el terror. Al respecto escribió: "Los logros de la Revolución se limitan a la creación de unas cuantas pequeñas fábricas de productos de consumo".
"¿Por qué bajo la Revolución los zapatos pierden el talón después de un día de usarlos y por qué la Coca Cola de la Revolución tiene tan mal gusto?".
"¿Ocurren estas cosas en el sistema capitalista? No; entonces, ¿por qué han de ocurrir en el socialista?". "¿Por la naturaleza misma del socialismo? No, esto es una mentira. Ocurren por culpa de nuestros propios defectos, nuestra falta de vigilancia revolucionaria, la insuficiencia de nuestro trabajo" (Citado en "Cinco días en La Habana")
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1 comentario:
En definitiva, la Revolución comunista no es más que una ideología pergeñada para estar al servicio de la minoría dirigente del país o países donde ha triunfado esa realidad tan reaccionaria.
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