Una actitud es una predisposición permanente respecto de los demás seres humanos. De ahí que, entre las posibles actitudes, habrá alguna que será favorable a la cooperación respecto del resto de la sociedad. Ésta ha de ser, seguramente, la actitud igualitaria por la cual las personas que nos rodean serán, para nosotros, tan importantes como cada uno de nosotros mismos.
Estamos hablando esencialmente de la actitud resultante de adoptar las sugerencias bíblicas a través del cumplimiento de los mandamientos éticos. Como ejemplo puede mencionarse la actitud del sacerdote Don Orione. Albino Luciani (Juan Pablo I) expresó: "Ignazio Silone, en una página inolvidable, cuenta cómo, de muchacho, debiendo ingresar en un colegio de Liguria, encontró a don Luigi Orione en la estación de Roma".
"Notó que, debajo de la farola, había un cura anónimo que había acudido a recibirlo a él y a otros chicos, y se irritó porque don Orione no había ido en persona. Por lo tanto, dejó que el cura cargase con las maletas y los paquetes, sin mover un dedo para ayudarlo".
"Una vez en el tren, el curita le preguntó si quería un periódico. "Sí, el Avanti!», respondió Silone en tono provocador. El cura bajó del tren y poco después reapareció con el Avanti. Más tarde, el muchacho le preguntó: «¿Por qué no vino don Orione?». Respuesta: «Yo soy don Orione. Disculpa si no me presenté»".
"«Me sentí mal -confesó Silone-. Me consideré despreciable y vil, y balbucí algunas excusas por haberle dejado transportar mis maletas y por lo demás. Él sonrió y me confesó la felicidad que le procuraba el poder, a veces, llevar las maletas de muchachos impertinentes como yo. Me confió también: 'Mi vocación sería poder vivir como un auténtico asno de Dios, como un auténtico asno de la Providencia'»".
"Resulta hermoso este gesto, especialmente hoy, cuando los pobres son tantos, y tantos también los que hablan y escriben para los marginados, pero son pocos los auténticos «asnos» que aceptan cargar con los fardos de los demás" (De "El Papa de la sonrisa" de N. Valentini y M. Bacchiani-Editorial Noguer SA-Barcelona 1978).
También existen los falsos humildes que actúan con aparente sencillez tan sólo para parecer virtuosos, como es el caso de Jorge Bergoglio. En cierta ocasión, pudo observarse un video en el cual aparece caminando junto a unos señores, posiblemente sacerdotes africanos. De repente, Bergoglio detiene su marcha y le besa los pies, o los zapatos, a dichos acompañantes, advitiéndose cierta teatralización o sobreactuación poco esperable en un Papa.
También se observa, especialmente en los países subdesarrollados, una mentalidad opuesta a la que favorece la cooperación social, ya que, al no sentirse cierta sensación de igualdad, respecto de los demás, surge la prediposición a no colaborar en lo más mínimo, ya que colaborar significaría "rebajarse" ante los demás. En este caso es oportuno mencionar el caso de un escritor que va a un pueblo del sur de Italia en donde es llevado por un vehículo de alquiler. Durante el trayecto, el conductor se detiene para mover un árbol caído sobre la ruta. Grande fue la sorpresa del escritor cuando, luego de pasar, el conductor se detiene nuevamente, esta vez para volver a poner el tronco en el lugar anterior. Ante la pregunta por su accionar, el conductor responde que "No quiere ser tomado por tonto".
Esta actitud a favor de la anti-cooperación social, tiene gran importancia en la economía ya que toda actividad laboral tiende a establecer una producción que irá a beneficiar a alguien, generalmente desconocido, además de beneficiar a quien la produce. De ahí que surgirá una predisposición a esforzarse mínimamente, incluso trabajando a desgano, por cuanto cada individuo no quiere "pasar por tonto" beneficiando a los demás.
Bajo los sistemas totalitarios, los vínculos personales tienden a ser perturbados por el Estado, por lo que todo mérito o toda culpa son limitados por la ausencia de libertad.
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2 comentarios:
Esa actitud de esforzarse lo mínimo y no tomar iniciativa alguna para mejorar la producción o el servicio, aunque sea realmente fácil llevarla a cabo, se extiende como una mancha de aceite allí donde se ha perdido el sentido del deber o los sistemas jerárquicos se han difuminado, entre otros motivos, por la dificultad de llevar a cabo acciones correctivas. El resultado es una decreciente productividad y una acelerada automatización.
Los mayores promotores de la automatización y del desempleo tecnológico son los sindicalistas....ya que promueven en los empresarios la urgente medida de prescindir lo antes posible de sus empleados, o de algunos de ellos.
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