Son frecuentes los casos en que reconocidos personajes públicos son convocados a las filas de un partido político, no tanto como reconocimiento a sus méritos, sino con fines propagandísticos. El personaje elegido, por cierto, contempla las ventajas de aceptar la convocatoria rechazándola en cuanto la tarea política encomendada resulta incompatible con sus principios morales. Otras veces, las ventajas le hacen relegar tales principios.
En el caso de Máximo Gorki se advierte una etapa de acercamiento y posterior alejamiento de Lenin. Luego, al ser convocado por Stalin, parece ceder antes las ventajas ofrecidas debiendo dejar un tanto de lado sus creencias o certezas de tipo ético. Boris Souvarine escribió al respecto: "Máximo Gorki, nacido de 1868, dos años antes que Lenin y a quien los comunistas proclaman como el más grande escritor proletario y hasta el maestro del «realismo socialista», era de origen burgués".
"En 1905 conoció a Lenin. Sin inscribirse en el partido, hizo muchos servicios a la causa del mismo y hasta fue invitado al Congreso socialista de Londres en 1907. No comprendía nada de las querellas entre bolcheviques y mencheviques, y reprochaba ya a Lenin su «falta de tolerancia». Lenin le respondía que el Partido no era una «casa de tolerancia», pero trataba con miramientos al escritor que juzgaba «útil» y utilizable. Así Gorki se unió cada vez más al bolchevismo".
"Durante el golpe de Estado bolchevique de noviembre de 1917, se indignó a causa de la actuación arbitraria del nuevo poder; protestó con vehemencia y se opuso a la demagogia amotinadora y obrerista que se vertía a chorros. Publicó varios artículos. Los comunistas suprimieron su revista y su periódico. Se dedicó entonces a las obras filantrópicas, protegió a los escritores y a los artistas, ayudó a los intelectuales que perseguía el régimen soviético, intervino contra el terror rojo...Lenin le toleró muchas cosas, pero en 1921 se le quitó de en medio aconsejándole se fuera a cuidar su salud al extranjero. Gorki se negó; después dudó y por fin decide irse, primero para Alemania y después para Italia, instalándose en Sorrento".
"Durante este nuevo exilio semi-voluntario se desolidarizó del bolchevismo y reeditó sus artículos de 1917. Al conocer la prohibición de los grandes escritores rusos y extranjeros está a punto de romper con la Rusia soviética, pero se siente desgarrado por las contradicciones, la nostalgia de su país le hace sufrir y lleva sus pensamientos hacia el pueblo en que ha nacido, cuya lengua es su propio verbo. No se encontraba en su casa fuera de Rusia, sentía la necesidad carnal del contacto ruso, de hombres de su especie. De su patria le vienen sin cesar emisarios, admiradores, llamamientos, cartas innumerables que le conjuran que regrese y le dan el gusto anticipado de una felicidad inefable. En 1928 se decide" (De "Cuadernos" Marzo-Abril 1958-Congreso por la Libertad de la Cultura).
Cuando Gorki regresa a la URSS, Lenin ha muerto y Stalin está al mando de la nación. Esta vez el escritor intenta adaptarse al gobierno de turno. Souvarine agrega: "Con gran extrañeza general, Gorki renuncia aparentemente a su actitud crítica del tiempo de Lenin para dejarse rodear por los halagos de Stalin. Tiene sesenta años, es cierto, y aspira a estabilizarse en el país natal. Stalin le prodiga honores y privilegios, le rodea de secretarios, de cortesanos, de espías, de servidores: se trata siempre de «utilizar» al hombre célebre. Colmado de homenajes y favores, Gorki parece ciego a las atrocidades del stalinismo y sordo a los gritos de angustia que salen de todas partes. En realidad, sabe y comprende, pero se consume en la impotencia. Piensa, tal vez, liberar su conciencia en el momento propicio y lleva un diario íntimo cuya divulgación le rehabilitará ante la posteridad. Entre tanto, prisionero de la gloria oficial, multiplica las pruebas de lealtad, se resigna a silencios cómplices y cada invierno vuelve a Sorrento para preservarse de los rigores del frío ruso".
"Pero en 1935, Stalin le niega el pasaporte, decisión siniestra de la que nadie descubre todavía el sentido pero que va a explicarse cuando el déspota, ebrio de rabia homicida, acomete la tarea de exterminar a todos los compañeros íntimos de Lenin, a toda la «vieja guardia» del bolchevismo: un Gorki libre en el extranjero no hubiera podido callarse, evidentemente, ante tal horror".
"El 18 de junio de 1936, Pravda anuncia con grandes títulos y signos de duelo la muerte de Máximo Gorki, certificada como natural por cinco médicos eminentes y después por los que hicieron la autopsia". "No hay ninguna razón para conceder el menor crédito a los auxiliares de Stalin, capaces de añadir todas las mentiras a todos los crímenes, como su jefe. Gorki, muy enfermo y gastado, estaba en edad de acabar de muerte natural. Pero si se retiene la hipótesis de un «asesinato médico» es preciso decir que sólo Stalin tenía interés en esta muerte".
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1 comentario:
Gorki, pese a ser en el fondo un antiestalinista según demuestra el diario secreto que escribió mientras era el intelectual más destacado del régimen soviético, era un vanidoso y amaba la vida burguesa, y por ello accedió a ese estatus, recibiendo la Orden de Lenin, una dacha, bastante dinero y el nombramiento de presidente de la Unión de Escritores.
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