A partir de la existencia de diversas formas de sufrimiento, que afectan a gran parte de la población del planeta, puede considerarse a la humanidad como “el gran problema” a resolver. Dos son las formas generales aceptadas para solucionar ese gran problema:
1- Mejorar el comportamiento ético individual para que mejore la sociedad.
2- Mejorar la sociedad para que mejore cada individuo.
El primer caso implica la “solución cristiana” a ejecutarse bajo el criterio del “Busca el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se os dará por añadidura”. Ello implica adoptar la predisposición a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias (empatía emocional) considerando que la mejora social será una consecuencia necesaria e inmediata luego de haber adoptado tal decisión.
En el segundo caso tenemos una gran variedad de propuestas políticas y económicas que pretenden solucionar los problemas individuales a partir de diversos sistemas de gobierno o bien a partir de diversos sistemas económicos (socialismo, capitalismo) sin necesidad de que el individuo mejore su conducta, ya que los sistemas económicos traerían “incorporadas de fábrica” las éticas respectivas.
Con ello no quiere significarse que todos los sistemas políticos y económicos sean iguales de efectivos, ya que la mejora ética individual bíblica, una vez adoptada, requiere de un marco de libertad individual que sólo ha de ser compatible con la democracia liberal en lo político y con la democracia económica (mercado).
En estos casos, ha sido el Estado el que ha promovido el socialismo o bien la economía de mercado. En los últimos tiempos, sin embargo, se advierte que el poderío económico de una sola empresa sobrepasa al poderío de los Estados medianos y pequeños. Así, la facturación anual mundial de Nestlé resultaba comparable al PBI de Egipto, un país con unos 60 millones de habitantes.
El filantro-capitalismo surge, entre otras causas, como consecuencia de que la mayor parte de las acciones de algunas grandes empresas quedan en manos de un solo dueño, creándose la posibilidad de que utilice parte de su fortuna para intentar “mejorar al mundo”. Ante la ausencia de un gobierno mundial, algunos empresarios desean ocupar esa vacante intentando solucionar problemas que afectan a toda la humanidad, como el hambre, las pandemias, el consumo de drogas, etc.
El filantro-capitalismo no implica solamente la donación de recursos económicos por parte de algunos magnates, como se hacía en el pasado, sino la inversión de capitales para fines sociales previendo las ganancias respectivas. Matthew Bishop y Michael Green escribieron: “Al aplicar sus métodos empresariales a la filantropía, los filantrocapitalistas están creando un lenguaje nuevo (aunque suene familiar) para describir su enfoque empresarial. Su filantropía es «estratégica», «consciente del mercado», «orientada al impacto», «basada en el conocimiento», con frecuencia «de alto compromiso», y siempre impulsada por el objetivo de maximizar el «apalancamiento» del dinero del donante”.
“Al verse como inversores sociales, no como donantes tradicionales, algunos se dedican a la «filantropía de riesgo». Como «filántropo-empresarios» con espíritu emprendedor, les encanta respaldar a los nuevos emprendedores sociales que ofrecen soluciones innovadoras para los problemas de la sociedad. (Como es inevitable, algunos tradicionalistas de la beneficencia descartan todo esto diciendo que es palabrería vacía)”.
“Además de buscar mejores maneras de trabajar con las organizaciones benéficas no gubernamentales y no lucrativas (ONG), los filantrocapitalistas tratan, cada vez más, de aprovechar el acicate de los beneficios para alcanzar el bien social. Es algo polémico, como mínimo. ¿Acaso la filantropía no se ocupa de dar dinero, no de ganar más dinero? Pero tal como lo ven los filantrocapitalistas, si pueden utilizar sus donaciones para crear una solución rentable a un problema social, atraerán mucho más capital, más rápidamente, y así se alcanzará un impacto mucho mayor, bastante antes de lo que se lograría con una solución basada enteramente en donar dinero, sin más. De esta manera, su dinero puede aprovechar, para una buena causa, parte de los miles de millones de dólares del mundo de los negocios con fines de lucro” (De “Filantro-capitalismo”-Ediciones Urano SA-Barcelona 2009).
Cuando las decisiones de alguna acción social dependen del criterio personal de un solo individuo, existe la posibilidad de que sus efectos sean positivos para la sociedad, o bien negativos. Además, las “buenas intenciones” poco o nada cuentan, ya que más de una vez se invirtieron fabulosas sumas de dinero para erradicar la pobreza logrando efectos opuestos a los deseados, como ocurrió en los años 60 en los EEUU, o con los planes sociales en la Argentina y muchos otros casos.
Existe siempre el riesgo de que el ciudadano común sea considerado por el ingeniero social como un simple conejillo de India, ya sea que las decisiones provengan de políticos a cargo del Estado o de magnates con sus propios capitales.
Karina Mariani escribió: "Gates ha invertido miles de millones de dólares en su Fundación, sobre la cual él y su esposa tienen el control total. La fundación dona a su vez miles de millones de dólares deducibles de impuestos a empresas y organismos supranacionales hecho que lo habilita a forzar tendencias, regulaciones y directrices".
"Bill está desplegando todo su poder para promover la carne artificial: «Las naciones ricas deberían pasar a la carne 100% sintética para evitar un desastre climático». El lobby del filántropo permite que Beyond Meat (BYND), una compañía de carne falsa de su propiedad haya incrementado el valor de sus acciones en un 859% y que para 2025 duplique su valor según la revista Forbes".
"Lobistas mesiánicos, sociópatas narcisos con delirios de grandeza, creadores de pesadillas distópicas sólo tienen poder sobre las democracias occidentales gracias a la pertinaz decadencia de los organismos internacionales. Tienen razón los líderes de Davos: el covid ha sido una muestra. Una muestra de cómo funcionan los directivos de estos organismos sintonizados con la ideología del filantrocapitalismo y los beneficios de las empresas asociadas a la ingeniería social. Es por eso que resulta tan preocupante. Nos queda pensar a quién le sirve la vida que propone Bill. Porque, para ser sinceros, entre que hay que comer menos carne, limpiarse menos, viajar menos y calefaccionarse menos, el plan de Bill para salvar al planeta nos presagia una vida de esclavos"(De https://gaceta.es/actualidad/no-comeras-carne-y-otros-mandamientos-de-la-ley-de-bill-gates-20210227-1539/).
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1 comentario:
Una buena pregunta sobre los magnates filántropos es por qué si donan cifras tan grandes no dejan de aumentar su riqueza personal y corporativa de forma tan rápida. Y es que, por ejemplo, es sabido que la Organización Mundial de la Salud somete sus normas e iniciativas a la supervisión previa del personal de la Fundación Gates, organización que aporta muchos millones a su presupuesto, así como también hacen eso mismo grandes compañías farmacéuticas.
Cuando Gates predijo en 2015 la proximidad de una pandemia a escala mundial en realidad parece que estaba avanzando planes de expansión de uno de sus variados negocios: la fabricación de vacunas. Y cuando recomienda que dejemos de comer carne para prevenir las consecuencias del calentamiento global estaríamos en lo mismo con respecto a otro, su producción de "carne" vegana.
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