La visión que nos brinda la ciencia experimental es la de un universo en el que todo lo existente está regido por alguna ley natural (vínculo invariante entre causas y efectos), de donde se concluye que existe cierto orden natural. La adaptación de la humanidad a dicho orden es imprescindible para nuestra supervivencia, tanto individual como colectiva, por lo que tal actividad nos brinda la posibilidad de adoptar cierto sentido de la vida, que es impuesto por dicho orden. A partir de ese sentido denominamos "bien" a lo que permite alcanzarlo y "mal" a todo lo que lo impide.
Sin embargo, tanto en el ámbito de la ciencia como en el de la filosofía, no existe acuerdo al respecto, surgiendo posturas nihilistas (de la palabra "nada") que aducen la inexistencia de un posible sentido del universo y de la humanidad. Tal nihilismo está vinculado al ateísmo, ya que toda postura religiosa considera la existencia de un sentido del universo y de la humanidad impuesto por el Dios respectivo.
Puede establecerse una síntesis del ateísmo:
1) No existe un sentido del universo
2) No existe un sentido objetivo de la vida inteligente
3) Por lo tanto, no existe el bien y el mal (para alcanzar una finalidad inexistente)
4) Si no existe un sentido objetivo, cada ateísmo activo propone uno (de carácter subjetivo)
Consecuencias inmediatas:
1) Crisis moral en la sociedad (al descartar la ausencia del bien y el mal objetivos)
2) Ausencia de sentido de la vida (refugio en las drogas o el alcohol)
3) Posible auge de los totalitarismos
Por lo general, el ateísmo activo descalifica la religión teísta, en la que un Dios interviniente en los acontecimientos humanos, tiende a interrumpir la ley natural ante los pedidos de los creyentes. Si se considera la existencia de leyes naturales, sin interrupciones, se adopta la postura del deísmo y de la ciencia experimental. El proceso de adaptación a la ley natural excede el ámbito religioso y adquiere un carácter objetivo dada su evidencia casi inmediata.
Los ateos de mayor influencia, en los últimos tiempos, han sido Marx, Nietzsche y Freud, estando los dos primeros asociados ideológicamente a los dos totalitarismos del siglo XX: comunismo y nazismo. Víctor Massuh escribió: "Por lo menos, es preciso reconocer que la actitud crítica que asumieron Marx, Nietzsche y Freud resultó ser, en última instancia, bienhechora para la religión, para su purificación, para que ella revisara sus contenidos históricos, sus expresiones doctrinarias y cultuales".
"Toda necesidad de Dios estaría denunciando, sostiene el humanismo ateo, la situación de un hombre alienado (Marx), enfermo (Nietzsche) o que no alcanzó un pleno desarrollo intelectual (Freud). El hombre moderno no necesitaría de Dios para otorgar coherencia a su pensamiento, ni hondura a su sentimiento, ni un punto de apoyo normativo a su voluntad moral".
"El ateísmo de Marx se apoya en una praxis revolucionaria, el de Nietzsche en una praxis vitalista y el de Freud en una praxis médica. Las tres grandes formas del humanismo ateo son refutaciones activistas y no teóricas. En otras palabras, los tres coinciden en que no es preciso demostrar demasiado a propósito de Dios, que la cosa es harto evidente y que urge pasar a la acción: la revolución, la exaltación de valores vitales, la terapia psíquica. El diagnóstico ya está hecho: la alienación ideológica, un enmascaramiento de la debilidad y la impotencia, una neurosis infantil. No se trata de escuchar demasiado a los que padecen esta enfermedad o esta insuficiencia, ni de argüir con ellos o respetar sus delirios. Sus ideas no son «errores» sino «ilusiones». Piadosamente es preciso curarlos" (De "Nihilismo y experiencia extrema"-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1975).
Los pensadores mencionados, al combatir con preferencia al cristianismo, ignoran que la ética cristiana se basa en la principal ley natural de supervivencia, establecida por la evolución biológica: la empatía emocional. Tal proceso permite ubicarnos imaginariamente en el lugar de otro para compartir sus penas y alegrías. Tal actitud, o predisposición (amor al prójimo), pareciera no haber existido en Marx y en Nietzsche, ya que el primero sólo predicaba el odio y el segundo una especie de super-egoísmo que lo hace despreciar a gran parte de la humanidad. Ignace Lepp escribió: "Aunque con pretensiones de absoluto, el ateísmo moderno se manifiesta sobre todo en primer lugar como anticristiano, y por ese lado tiene cierto parentezco con otras formas de ateísmo. En efecto, la religión cristiana es aquella que la casi totalidad de sus protagonistas encuentra que constituye un obstáculo a la idea que ellos se hacían del hombre y de su felicidad".
"Hasta Marx y Freud, aunque de origen judío, dirigen sus críticas del papel sociológico o psicológico de la religión, no principalmente contra el judaísmo, sino contra el cristianismo. Ello se debe a que vivían en el seno de un mundo que pretendía ser cristiano, que les parecía forjado por el cristianismo. La extensión de la crítica del cristianismo a todas las religiones sólo tuvo lugar en un segundo tiempo" (De "Psicoanálisis del ateísmo moderno"-Ediciones Carlos Lohlé-Buenos Aires 1963).
De la misma manera en que el niño pequeño, al taparse los ojos, cree que deja de existir aquello que no ve, los líderes ateos califican como "bajo" o "no existente" toda actitud o sentimiento por ellos carecido. Ya no se trataría de un subjetivismo ingenuo, sino de un egoísmo delirante e irracional cuyos nefastos efectos pueden ser contemplados cotidianamente en sus adherentes. Bertrand Russell escribió respecto de Nietzsche: "Nietzsche y Maquiavelo tienen una moral que apunta al poder y es deliberadamente anticristiana, aunque Nietzsche es más franco en ese aspecto. Lo que César Borgia fue para Maquiavelo, lo fue Napoleón para Nietzsche: un gran hombre derrotado por adversarios minúsculos".
"Condena el amor cristiano porque lo considera un producto del temor: Yo temo que mi vecino me haga daño y por eso le aseguro que lo amo. Si yo fuera más fuerte y más audaz, mostraría abiertamente el desprecio que, sin duda, siento hacia él. No se le ocurre a Nietzsche la posibilidad de que un hombre sienta de verdad un amor universal, notoriamente porque él mismo siente casi universal odio y temor, que trata de disimular con una indiferencia altiva. Su hombre «noble» -que es él mismo en sueños- es un ser totalmente desprovisto de simpatía, rudo, astuto, cruel, preocupado sólo por su propio poder".
"No se le ocurrió nunca a Nietzsche pensar que el afán de poder, con que adorna a su superhombre es un producto del temor. Los que no temen a sus vecinos no ven la necesidad de tiranizarlos. Los hombres que han vencido al miedo no tienen la cualidad frenética del «artista-tirano» de Nietzsche, Neros, que trata de gozar de la música y de los asesinatos, mientras su corazón está lleno del temor de la inevitable revolución del palacio. No negaré que, en parte como resultado de su doctrina, el mundo real se ha convertido en algo muy parecido a una pesadilla, pero eso no la hace menos horrible" (De "Historia de la Filosofía Occidental"-Espasa-Calpe Argentina SA-Buenos Aires 1947).
El ateísmo activo no sólo debe asociarse a los totalitarismos, ya que también algunos sectores autodenominados "democráticos" han adoptado posturas netamente anticristianas, olvidando que hace sólo unas pocas décadas era "el milagro alemán" dirigido por políticos y economistas cristianos activos. Este es el caso de la novelista Ayn Rand quien, con su "Epistemología objetivista" llega a la conclusión que el egoísmo es una "virtud", proponiendo justamente una ética del "egoísmo racional", desconociendo incluso la existencia de la empatía emocional a tal extremo que atribuye a la ética cristiana, no la promoción de tal empatía, sino del "altruismo". Además de carecer de un conocimiento básico de las actitudes humanas, defiende y promueve la práctica del aborto, aun cuando existen métodos menos salvajes para evitar embarazos no deseados.
El severo anticristianismo de sus seguidores hace sospechar de ciertas similitudes con el pensamiento de Nietzsche, si bien algo más atenuado. Entre los primeros críticos de “La rebelión de Atlas”, su exitosa novela, aparece Whittaker Chambers. Al respecto, George H. Nash escribe: “Para Chambers, el libro era una pesadilla literaria y filosófica. El argumento era «ridículo», la caracterización «primitiva» y caricaturezca, y gran parte de sus efectos eran «sofísticos». En realidad, no era en absoluto una novela, sino un «mensaje», la biblia anti-religiosa del «materialismo filosófico» en donde «…el hombre randiano, al igual que el hombre marxista, se convierte en el centro de un mundo sin dios». Más aún, a pesar de toda su oposición al Estado, lo que Rand deseaba, según Chambers, era una sociedad controlada por una «elite tecnocrática» similar a la de los absurdos héroes de su novela. Sin duda, toda la obra estaba invadida por un «tono dictatorial»”.
El mencionado Chambers escribió: "Al cabo de toda una vida de lectura, no recuerdo otro libro en el que se sostenga tan implacablemente un tono de arrogancia semejante. Su estridencia no cesa. Su dogmatismo no seduce...Confunde permanentemente la fuerza bruta con el vigor...Se supone portadora de una revelación final. Por lo tanto, no se puede tolerar que el mensaje sea resistido...En casi cada página de Atlas Shrugged se escucha una voz que, con dolorosa urgencia, ordena...«¡A la cámara de gas...marchen!»".
Aún cuando proponga cierta ética racional (no empática), supone que las mejoras sociales se darán a partir de la economía, ya que tal ética egoísta es la base de su propuesta política-económica. Frank Meyer, por otra parte escribió: "Cuando John Galt, el héroe de Atlas Shrugged, repudia todas las obligaciones para con los otros hombres, niega la historia, ese vínculo con nuestros propios ancestros y con toda experiencia humana que es el primer principio del conservadorismo. Cuando Galt afirma la perfectibilidad inmediata del hombre (una perfección lograda en su propio caso), está actuando a partir del principio básico del liberalismo histórico...El superhombre de Ayn Rand procede de la misma fuente que la perfecta sociedad liberal. Sus héroes musculosos, malthusianos...son todos expresiones del liberalismo -el intento de lograr beatitud por medio de un programa económico-político" (De "La rebelión conservadora en Estados Unidos" de George H. Nash-Grupo Editor Latinoamericano SRL-Buenos Aires 1987).
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4 comentarios:
ÚNICAMENTE REMARCARÉ LOS DETALLES FANÁTICOS DE UN OBSTINADO MÍSTICO:
Primera pompileada: "no es preciso demostrar demasiado a propósito de Dios, que la cosa es harto evidente" . . . ¿Harto evidente?
Y no Pompilio, debo hacer énfasis que Objetivismo no es específicamente anticristiano, es anti inexistencia. Esta postura indica tu fanática defensa del Cristianismo, no del Teísmo que en muchas de tus alocuciones alegas.
Pompilio ¿"el milagro alemán" obliga? ¿Por qué? ¿Otra pompiliada?
«¡A la cámara de gas...marchen!»"
¿No refleja esto una tipica deducción fanática, también pompilesca?
Finalmente, quiero ver tus propias y sustentadas críticas a la filosofía de La Rebelión de Atlas, a Objetivismo, no los ad hoc seleccionados párrafos aislados de otros críticos.
A tus órdenes y al pendiente.
Fernando: pones en boca de Pompilio lo que él pone en boca de otro.
Lo de "harto evidente" es la no existencia de Dios (para los ateos), pero no pueden negar la "obra de Dios", la ley natural. ¿Eso tampoco existe?......Si yo fuera fanático, como el obsecuente indica, adoptaría al pié de la letra lo que dice la Iglesia, sin embargo soy deísta (religión natural)....El ateo está contra la obra de Dios (si Dios es inexistente consideran los ateos que su obra también debe ser inexistente, o algo así). De ahí que proscriben la empatía emocional....En la Argentina se habla del asesinato "por diversión" (por parte de 10 rugbiers) de un joven inocente, pero el obsecuente se opone a que la solución está en la empatía emocional de la que carecen los asesinos, proponiendo "más egoísmo". ¿Querés entonces que salgan muchos rugbiers y personas comunes a cometer más asesinatos como ese?
Podemos borrar tranquilamente el nombre de Cristo, incluso supongámoslo "inexistente"...Luego, la empatía emocional existe y si la reemplazamos por el egoísmo racional, seguiremos teniendo asesinatos por diversión "razonados", Infierno en la Tierra.
La empatía emocional EXISTE. La impuso el proceso evolutivo, y los ateos que quieren suprimir esa ley están pateando en contra de la humanidad, a favor de su autodestrucción.....
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