Por lo general, se supone que "hombre masa" es una calificación asignable sólo al ciudadano poco instruido. Sin embargo, si consideramos que "hombre masa" es el que está siempre predispuesto a actuar, pensar y conducirse en función de lo que piensa y hace la mayoría, advertiremos que tal predisposición impera en los sectores autodenominados "intelectuales", siendo lo "políticamente correcto" el conjunto de creencias y afirmaciones que predominan en la sociedad, sean verdaderas, o no.
Nadie desea sentirse fuera de la sociedad; de ahí que lo "políticamente correcto" se impone como algo obvio, que no necesita siquiera discutirse por lo evidente que resulta. Se supone que una multitud dirigida por ideólogos que mucho la estiman. nunca se equivoca. De ahí que diversos pueblos llegan a considerar como héroes a quienes mayores perjuicios les ocasionaron.
Son dos las formas principales de unanimidad; la primera, la positiva, surge como consecuencia de haber encontrado la verdad parcial, y verificada, sobre ciertos hechos, mientras que la segunda proviene de las falsas creencias o bien de las erróneas descripciones que se imponen gracias a la masificación existente en los diversos sectores de la sociedad.
En la actualidad, como en casi todas las épocas, se advierten adhesiones que se oponen a las más elementales normas éticas, como las idolatrías hacia personajes nefastos que abiertamente promueven el odio y el asesinato. En algunos sectores se calificaba el mal como ausencia del bien. Sin embargo, si asociamos el mal al odio y el bien al amor, vemos que en realidad el mal es una fuerza contracultural por derecho propio, que está basado en actitudes naturales que sólo pueden ser apaciguadas con la razón, que debería actuar como un eficaz control de las pasiones.
La "intelectualidad" masificada admira al Che Guevara, constituyendo un síntoma de severa crisis moral, ya que tal personaje promovía el odio como motivación para la lucha social. Nicolás Márquez escribió: "Por un lado están los asesinatos del Che Guevara de manera directa (autor material del crimen) y por otro, los asesinatos producidos por orden de Guevara (autor intelectual del crimen)".
Luego de un listado con los nombres de las víctimas, Márquez agrega: "La cifra final asciende a 216 homicidos efectuados por el Che. Vale destacar que ninguno de estos crímenes se produjo en el marco de enfrentamientos armados, sino que estamos hablando de ejecuciones a sangre fría, la mayoría sin el trámite protocolar del «juicio sumarísimo» y muchos de ellos contra víctimas de su propia tropa...".
"A estos datos se deben agregar los fusilamientos llevados a cabo no por Guevara en persona sino por orden de él, los cuales ascenderían a 1.500 fusilados bajo su «gestión» en La Cabaña". "Jamás hubo un acto de arrepentimiento ni de contrición. Poco antes de abandonar la función pública en Cuba,...el 11 de diciembre de 1964 ante la Asamblea de la ONU y siendo todavía ministro de Industrias confesó: «Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando»" (De "El canalla"-Buenos Aires 2009).
El ideólogo marxista observa como perversas todas las actividades en las sociedades democráticas. Incluso cierta movilidad social, como el veraneo en una playa, es interpretado como un ofrecimiento burgués para evitar la rebelión proletaria, tal como lo manifiesta Juan José Sebreli en su libro: "Mar del Plata. El ocio represivo". Jean-Françoise Revel escribió acerca de tal creencia, asociada a Herbert Marcuse: "En ese estado de satisfacción represiva, perdemos la facultad de percibir o concebir otros valores que no sean aquellos implicados por la misma sociedad en que vivimos. La contradicción desaparece por el más seguro medio susceptible de provocar esta desaparición: el debilitamiento de toda imagen opuesta al presente, o sea, de todo punto de apoyo para la revuelta. La oposición, no sólo política sino también moral y afectiva, muere porque sus fuentes son secadas por la satisfacción represiva".
"Para oponernos, o en todo caso para tener deseos de oponernos, es necesario vivir en dos planos a la vez: el de lo que es y el de lo que podría ser. En las sociedades industriales avanzadas, el hombre ya no vive, por el contrario, sino en un solo plano, en una sola dimensión: es un hombre «unidimensional»" (De "Las ideas de nuestro tiempo"-Emecé Editores SA-Buenos Aires 1973).
Por lo general, los personajes nefastos convertidos en "héroes" por la masificación existente, poco o nada se interesaron por el bienestar de la sociedad. Respecto de Napolén Bonaparte, Revel escribe: "En 1768, sin saberlo, Europa sólo procrea con destino al osario: Córcega pasa a la soberanía francesa. Napoleón nace allí al año siguiente. Cuarenta y seis años después, lega a Francia algunos millones de muertos a manera de juventud, la ruina económica, la ocupación extranjera, todo lo cual le valdrá la veneración religiosa de los franceses, cuyo espíritu crítico sólo se despierta contra los gobiernos democráticos. Además, Napoleón deja a su país en 1815 al germen de un «golpe de Estado permanente», que durante largo tiempo traumatizará el cuerpo político francés, condenándolo a oscilar entre el régimen parlamentario y el espectro de la espada salvadora".
"Tras abandonar 500.000 cadáveres en Rusia, Napoleón insiste en el Boletín 29 sobre los caballos desaparecidos y concluye con estas palabras: «La salud de Su Majestad nunca fue tan buena». Es preciso ser un lector condicionado para ver una cumbre de laconismo en esta monstruosa chatura" (De "Las ideas de nuestro tiempo").
En cuanto a Vladimir Lenin, R. L. Bruckberger escribió: "Su hermano mayor fue estudiante. Este joven muchacho se unió a una organización terrorista que tramaba el asesinato del zar; apresado por la policía, fue condenado a muerte y ejecutado".
"La ejecución política, y más generalmente toda condena por delito ideológico tiene de particular que, muy lejos de deshonrar a la víctima, hace de ella un mártir. Ahora bien, la sangre de los mártires ha sido siempre la simiente de nuevos creyentes: la muerte por delito ideológico justifica y fortalece la oposición intelectual y trastorna para siempre el sentido de la justicia".
"La ejecución de su hermano hizo de Lenin un revolucionario. Lenin decidió que su hermano era el héroe, que la sociedad que lo había condenado era una sociedad de villanos, y que esa sociedad merecía perecer. No quedaba más que saber cómo hacerla perecer".
"En todas las experiencias de infancia y de juventud de Lenin no se vislumbra una, tan sólo una, que tenga alguna relación con el pueblo, obreros y campesinos, con el «proletariado». La ejecución de su hermano fue ciertamente para él una experiencia horrible. Pero, ¿qué tuvo que ver esa ejecución con la condición obrera y campesina? Rigurosamente, nada".
"El proletariado, a condición de que esté bien provisto de cuadros, será la tropa de la revolución, la «carne de cañón» de la revolución. Nada más claro que el pensamiento de Lenin sobre este punto: «La lucha espontánea del proletariado no llegará a ser una 'lucha de clases' auténtica a menos que esté dirigida por una fuerte organización de revolucionarios»" (De "La República moderna"-Ediciones Pleamar-Buenos Aires 1964).
No existe nada tan "políticamente correcto" como apoyar los derechos a la vida, o "derechos humanos". De ahí que el admirador del Che Guevara, de Lenin, y seguramente de Stalin y Mao, sea un ardiente defensor de tales derechos, si bien para él significan el derecho del socialista a imponer su ideal de sociedad a cualquir precio, incluso al costo de millones de vidas inocentes, a la vez que niega el derecho a defenderse a todo aquel que se opone a su proyecto.
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2 comentarios:
Lo políticamente correcto es la ideología que destilan la gran mayoría de los medios de comunicación de masas. Ahí radica el meollo de este asunto. Lo curioso es que normalmente esos medios están elaborados y dirigidos por profesionales que tienen un pensamiento de izquierda, pero los dueños son capitalistas cuyo único pensamiento parece ser el de obtener grandes audiencias, dando la impresión de que no comprenden que están vendiendo la soga con la que van a ser, tarde o temprano, ahorcados. Y es que hay que reconocer que la izquierda sabe explotar las contradicciones del sistema económico individualista de libre emprendimiento.
Incluso la Fundación Ford apoya económicamente a los que quieren destruir el capitalismo....
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