En el ámbito de las humanidades ocurre algo llamativo y ello implica la utilización de términos no definidos, sobre los cuales se admite que "lo evidente se sobre-entiende" y que no hace falta establecer una definición precisa, como sucede con el amor, la sociedad y otros conceptos de gran importancia. De ahí la gran diversidad de opiniones y los pobres acuerdos logrados.
En cierta ocasión, quien esto escribe, intentó encontrar una definición precisa del amor en el libro "El arte de amar" de Erich Fromm, suponiendo que en un libro especializado podría encontrarla, sin poder hallar una definición concreta. La palabra amor se utiliza en muchos escritos sin apenas preocuparse sus autores por definirla previamente, al menos como lo hace Baruch de Spinoza en su "Ética", siendo la más conocida y mejor adaptada a lo que la mayoría entiende por esa palabra.
El caso extremo de inexactitud se advierte en el uso de la palabra paradigma, dándole su autor varios significados distintos a lo largo de su libro más conocido. Thomas S. Kuhn escribió: “Hace varios años se publicó mi libro «La estructura de las revoluciones científicas». Las reacciones que despertó han sido varias y en ocasiones estruendosas…”.
“Al escuchar conversaciones, particularmente entre los entusiastas del libro, en ocasiones me es difícil creer que todos los participantes hayan leído el mismo libro. Pues debo concluir, con pesar, que parte de su éxito se debe a que casi toda la gente puede encontrar casi todas las cosas que quiere”.
“Ningún aspecto del libro es tan responsable de esa plasticidad excesiva como la introducción del término «paradigma», palabra que figura en sus páginas más que cualquier otra, aparte de las partículas gramaticales. Forzado a explicar la falta de un índice analítico, acostumbro indicar que, si lo tuviera, la entrada que más se consultaría sería la siguiente: «Paradigma, 1-172, passim.». Las críticas, sean comprensivas o no, coinciden en subrayar el gran número de sentidos diferentes que le doy al término. Un comentarista, quien pensó que valía la pena realizar un escrutinio sistemático, preparó un índice analítico parcial y encontró por lo menos veintidós usos diferentes, que van desde «una realización científica concreta» hasta «conjunto característico de creencias e ideas preconcebidas»” (De “La tensión esencial”-Fondo de Cultura Económica-México 1996).
Es oportuno mencionar la opinión de José Ortega y Gasset respecto del término sociedad, escribiendo lo siguiente: "No olvidaré nunca la sorpresa teñida de vergüenza y de escándalo que sentí cuando, hace muchos años, consciente de mi ignorancia sobre el tema, acudí lleno de ilusión, desplegadas todas las velas de la esperanza, a los libros de sociología y me encontré con una cosa increíble, a saber: que los libros de sociología no dicen nada claro sobre qué es lo social, sobre qué es la sociedad".
"Más aún; no sólo no logran darnos una noción precisa de qué es lo social, de qué es la sociedad, sino que, al leer esos libros, descubrimos que sus autores -los señores sociólogos- ni siquiera han intentado un poco en serio ponerse ellos mismos en claro sobre los fenómenos elementales en que el hecho social consiste. Inclusive, en trabajos que por su título parecen que van a ocuparse a fondo del asunto, vemos luego que lo eluden -diríamos- concienzudamente".
"Las obras en las cuales Augusto Comte inicia la ciencia sociológica suman por valor de más de cinco mil páginas de letra bien apretada. Pues bien: entre todas ellas no encontramos líneas bastantes para llenar una página que se ocupen de decirnos lo que Augusto Comte entiende por sociedad".
"El libro en que esta ciencia o pseudociencia celebra su primer triunfo sobre el horizonte intelectual -los Principios de Sociología, de Spencer, publicados entre 1876 y 1896- no contará menos de 2.500 páginas. No creo que lleguen a cincuenta las líneas dedicadas a preguntarse el autor qué cosa sean esas extrañas realidades, las sociedades, de que la obesa publicación se ocupa".
"En fin, hace pocos años ha aparecido el libro de Bergson -por lo demás encantador- titulado Las dos fuentes de la moral y la religión. Bajo este título hidráulico, que por sí mismo es ya un paisaje, se esconde un tratado de sociología de 350 páginas, donde no hay una sola línea en que el autor nos diga formalmente qué son esas sociedades sobre las cuales especula. Salimos de su lectura, eso sí, como de una selva, cubiertos de hormigas y envueltos en el vuelo estremecido de las abejas, porque el autor todo lo que hace para esclarecernos sobre la extraña realidad de las sociedades humanas es referirnos al hormiguero y a la colmena, a las presuntas sociedades animales, de las cuales -por supuesto- sabemos menos que de la nuestra" (De "El hombre y la gente"-Revista de Occidente SA-Madrid 1962).
Lo esencial, para definir a la sociedad como un conjunto de seres humanos unidos bajo objetivos comunes, radica en cuál ha de ser el vínculo de unión para conformar ese conjunto, o esa sociedad. Es indudable que tal vínculo no han de ser "los medios de producción", como lo promueve el marxismo, ni tampoco "los intercambios en el mercado", como lo proponen algunos economistas, ya que tales vínculos son similares a los que sirven para conformar un hormiguero o una colmena.
La evolución biológica nos ha provisto de la empatía emocional, como al resto de los mamíferos, siendo tal atributo el medio más efectivo que poseemos en vistas a nuestra supervivencia. Mediante tal atributo podemos compartir penas y alegrías ajenas como propias, siendo el vínculo adecuado para constituir una sociedad verdaderamente humana. Este vínculo será la base que permitirá luego establecer otras asociaciones, como económicas, intelectuales, científicas, etc.
Teniendo en cuenta lo que es y, especialmente, lo que debe ser, puede establecerse, desde la Psicología social, la siguiente definición:
Sociedad humana es el conjunto de seres humanos, vinculados por la empatía emocional (amor), cuyo objetivo es la adaptación cultural al orden natural y la supervivencia de todos sus integrantes.
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3 comentarios:
Felicidades por la definición de Sociedad humana. Y por cierto, un libro acerca del amor que a mí me pareció magnífico fue, precisamente, "Estudios sobre el amor" de Ortega y Gasset. Es una defensa clara del vitalismo: probablemente no hay más que otra cosa más íntima que el amor, la que pudiera llamarse "sentimiento metafísico", o sea, la impresión radical, última, básica que tenemos del universo.
Voy a tener en cuenta el libro de Ortega que Ud. menciona. Por lo general compro libros usados y a veces no se consigue lo que uno busca. Dicho autor siempre tiene cosas interesantes para decir...
No le defraudará. En Google libros salen las primeras treinta páginas (prólogo y algo de la primera parte o capítulo)... para hacer boca.
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