Existen dos formas extremas de establecer pensamientos asociados a la realidad social. En un caso adoptamos como referencia al individuo, con sus atributos particulares, siendo los grupos sociales considerados sólo como agrupamientos de individuos. En el otro caso extremo, adoptamos como referencia a los diversos grupos sociales, incluso considerando que el grupo es distinto, o algo más complejo que la suma de sus partes, es decir, como una entidad superior al individuo.
La Psicología social adopta como referencia al individuo asociándole cierta actitud característica. Luego "asciende" al grupo con la intención de asociarle una actitud predominante al conjunto. Por el contrario, la Sociología, a partir de los atributos de un grupo, busca "descender" a los individuos que lo integran, asociándoles por lo general los atributos grupales previamente observados.
Cuando esta última tendencia es aplicada por el individuo común, tiende a aparecer la "generalización fácil", que implica asociar a todo integrante de un grupo sus atributos más notables. Luego puede aparecer el fenómeno de la "discriminación social" si en el grupo se observan aspectos negativos en algunos de sus integrantes. La violencia posterior es la culminación del proceso. Amalio Blanco escribió: “La violencia se ha ejercido mucho más en nombre del «nosotros» que del «yo»; con elevada frecuencia se inserta dentro de una lógica intergrupal en la que las múltiples pertenencias a determinadas categorías sociales (pertenencia categorial) ocupan un lugar preferente” (De “Los cimientos de la violencia”-Mente y Cerebro-Prensa Científica SA-Jul/Ago 2011).
Mientras que la ética bíblica se asocia a los mandamientos dirigidos a cada individuo, incluso sin hacer distinción entre una ética individual y una ética social, las éticas grupales tienden a imponer metas sociales para que cada integrante se adapte a las mismas. Así, Cristo sugiere "buscar el Reino de Dios y su justicia" por cuanto "lo demás se dará por añadidura". Por el contrario, los ideólogos socialistas proponen expropiar los medios de producción o bien sus ganancias, por parte del Estado, considerando que "lo demás vendrá por añadidura".
Al ignorar completamente los atributos individuales, el socialismo promueve la adaptación individual a "las leyes de Marx" en lugar de proponer una adaptación al orden natural. De ahí aquella expresión de Alexander Solyenitsin cuando afirmaba que "allí donde se necesita un bisturí, los socialistas utilizan un hacha".
La generalización fácil es la base ideológica de los totalitarismos. Así, los nazis se refieren a "todos los judíos", los marxistas a "todos los burgueses", los islámicos a "todos los infieles", etc. Ello sugiere que, además de ser una forma cognitiva de observar y describir la realidad social, existe cierta predisposición a dividir a los grupos en buenos y malos, y a formar parte de los "buenos" y atacar o denigrar a los "malos" considerándolos como enemigos.
El "ciudadano del mundo", que no pertenece a ningún grupo en particular, razona en base a individuos y no en base a grupos. Por el contrario, el nacionalista, el adherente a una religión o el integrante de un partido político, tienden a actuar, no como integrantes de la humanidad, sino como miembros del subgrupo que utilizan para trascender en la vida o bien para beneficiarse de alguna manera debido a esa pertenencia.
El subgrupo es el punto de partida para la confrontación con otros subgrupos, mientras que la pertenencia a la humanidad es el punto de partida hacia la cooperación social, es decir, se entiende por sociedad a todo grupo de individuos en el cual predomina netamente la cooperación social.
Cotidianamente nos encontramos con integrantes de grupos quienes afirman, al menos implícitamente, su superioridad moral y la simultánea inferioridad de los ajenos a tales grupos. Así, el ecologista parece decir: "Nosotros los ecologistas defendemos el medio ambiente que el resto intenta destruir".
El protector de animales: "Nosotros protegemos a los animales de la perversidad o desinterés del resto de la sociedad".
El socialista: "Nosotros defendemos al trabajador de la maldad y del egoísmo empresarial y burgués".
El nazi: "Nosotros defendemos la civilización aria mientras que los judíos intentan destruirla".
El mal triunfa sobre el bien, en algunas épocas y lugares, por cuanto la unión hace la fuerza. En este caso, la unión existente en los subgrupos tiende a imponerse sobre los individuos aislados, que son los ciudadanos del mundo. Ello se debe a la ausencia de una ideología de adaptación que resulte convincente para formar el gran grupo de la humanidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Y que la unión gregaria se ha utilizado muchas veces para la agresión o la defensa armadas frente a grupos rivales. Y en estos casos las claves de la situación sólo las poseen algunos individuos, los jefes, por lo que podemos llamar a este tipo de uniones heterónomas. La que tú propones sería autónoma porque partiría de un hecho o situación común a todos, sin distinción grupal alguna.
Publicar un comentario