Existe cierta controversia respecto al rol desempeñado por los hombres y mujeres influyentes en el desarrollo de la historia humana. Un caso extremo los ubica como artífices de los acontecimientos sociales considerando que, de no existir alguno de ellos, el acontecimiento no se hubiese producido. En el otro extremo se considera al individuo como instrumento de fuerzas desconocidas, cuyos efectos se hubiesen logrado aún si determinados individuos no hubiesen existido.
El hombre-artífice del destino está asociado a la libre elección que disponemos, mientras que el hombre-instrumento está asociado a cierto determinismo o fatalismo, de tal manera que "lo que está escrito" se cumplirá indefectiblemente. La realidad, sin embargo, se muestra como algo intermedio entre ambas posturas. Así, se advierte que el orden natural "nos presiona", a través del sufrimiento individual y colectivo, a adaptarnos definitivamente a sus leyes. De ahí que alguien puede asegurar que en el futuro nos decidiremos a evitar tal sufrimiento. Sin embargo, que ese futuro sea alcanzado en una decena de años o bien en algunos milenios, depende esencialmente de las acciones humanas a nivel individual. Así, las profecías bíblicas para el futuro, no tienen fecha porque están supeditadas a las acciones humanas.
Cuando nos sentimos artífices de nuestro destino, surge la voluntad de hacer cosas positivas. Por el contrario, cuando pensamos que las cosas sucederán indefectiblemente, o en forma independiente a nuestras acciones, surge una actitud negligente que nos induce a la inacción y a la comodidad. Desde el punto de vista religioso, quienes piensan que depende de cada uno de nosotros intentar resolver los problemas humanos, actuamos de acuerdo a esa creencia. Por el contrario, quienes creen que, milagrosamente, Dios ha de intervenir para solucionar nuestros males, tienden a contemplar el mundo con negligencia y con cierta irresponsabilidad, limitándose a pedir a Dios por la solución esperada (en forma semejante al ciudadano socialista obligado a esperar todo del Estado).
Uno de los autores que razonaron sobre estas cuestiones fue Sidney Hook, quien escribió: "Sólo algunos teólogos y metafísicos místicos siguen negando que la historia es obra de hombres y mujeres. Aun esos teólogos y metafísicos místicos están indirectamente obligados a reconocer esa verdad que es ya un lugar común, pues hablan de los personajes históricos como «instrumentos» de la Providencia, de la Justicia, de la Razón, de la Dialéctica o del Zeitgeist o espíritu de la época. Los hombres coinciden más fácilmente acerca de las consecuencias del uso de «los instrumentos» en la historia, de lo que coinciden acerca de los pretendidos fines últimos a cuyo servicio estarían ellos o acerca de las primeras causas que, según se pretende, los determinarían".
"Sabemos que Hitler dio la señal que hundió los seis continentes del mundo en la guerra. Es dudoso que Hitler y otros tiranos sean «instrumentos de la justicia divina que castiga a los pueblos que se apartan del camino de la verdad», como lo proclamó recientemente un iniciado en los misterios de Dios o, como lo han proclamado otros, que él sea meramente el resultado de la causa básica de las perturbaciones de nuestro tiempo: la incapacidad de hacer concordar relaciones sociales de la producción con las expansivas fuerzas de la producción" (De "El héroe en la historia"-Ediciones Galatea-Nueva Visión SRL-Buenos Aires 1958).
Es importante tener presente que la acción humana es la única alternativa de supervivencia que disponemos. Así, el orden natural nos exige el desarrollo máximo de nuestra capacidad mental para resolver el problema energético para cuando se acaben el petróleo y el uranio, y debamos encontrar en la fusión nuclear nuestra salvación energética. También la religión resulta provenir de nuestras propias necesidades, surgiendo del hombre y no de Dios. La actitud fatalista y dependiente sólo puede orientarnos hacia nuestra desaparición como especie.
En el ámbito de la física ha ocurrido, varias veces, que distintos cientificos, trabajando en forma independiente, llegaron a similares resultados, haciendo prescindibles a algunos de ellos, dando la sensación de que "los resultados se logran en forma independiente de las acciones individuales". Emilio Gino Segré escribió: "Podría no haber existido alguno de los fundadores de la mecánica cuántica y la física, en cincuenta años, hubiese llegado exactamente al mismo lugar".
En este caso, todos los científicos disponen de un similar punto de partida y de un similar punto de llegada, por lo que no resulta extraño que se establezcan tales superposiciones creativas. En el caso de los problemas sociales y humanos, existen demasiadas alternativas y una casi ilimitada cantidad de información disponible, por lo que es imposible que se establezca tal tipo de coincidencias. De ahí que las soluciones a los problemas humanos y sociales se parezcan más a la creación artística que a los descubrimientos en las ciencias exactas. Emilio G. Segré escribió: “Si Newton no hubiese existido, algún otro habría inventado el cálculo infinitesimal y descubierto la fuerza de gravedad, pero sin Shakespeare no habría habido Hamlet” (De “De los rayos X a los quarks”-Folio Ediciones SA-México 1983).
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3 comentarios:
Hablando de fuerzas ocultas: detrás de Hitler no estuvo ningún dios pero sí el plan vaticano de creación de un imperio central que diera la vuelta a la tortilla peleando contra una Rusia oficialmente atea y popularmente cismática, contra una Gran Bretaña protestante y destruyera a la Francia republicana y anticlerical. Por otra parte, tras el acceso al poder de Mussolini se encontraba el partido católico italiano y el encumbramiento de Hitler al poder no se hubiera producido sin la colaboración del Partido del Centro, agrupación dirigida en la sombra por la conferencia episcopal alemana.
La Iglesia de esa época, peleada un tanto con Italia, tenía más apoyo en Alemania. Ahí estaba el cardenal que fue luego Pío XII haciendo pactos de "no agresión" con los nazis...Luego de terminada la guerra, el Vaticano protegió a varios criminales nazis para que fueran a la Argentina y otros países; se mostraron poco cristianos....
Por eso el apoyo a Mussolini no fue gratuito. Obtuvieron, además de un Concordato que les permitía meterse en todo lo referido a las vidas de los italianos, la vuelta al poder temporal con el reconocimiento del Estado Vaticano, su principal razón de ser a la luz de la Historia.
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