Por Rodolfo Antonio Iribarne
Friedrich A. von Hayek (1899-1994) nació en el seno de una familia de académicos. De una formación polifacética, cursó estudios en derecho, economía, filosofía y psicología en Wieser y en Viena, doctorándose en derecho y ciencia política en la universidad de su ciudad natal.
Una de las características más notables de la obra de von Hayek es justamente su multidimensionalidad. Desde el complejo análisis económico-matemático hasta la filosofía jurídica, política y social, la psicología, la pedagogía y la metodología de las ciencias, los más diversos temas de la realidad contemporánea han sido abordados por este autor con notable rigor y profundidad.
Desde esta perspectiva nos encontramos frente a una personalidad que bien podríamos calificar de renacentista, en un mundo como el contemporáneo en el que es inusual tal abordaje multidisciplinario. Este enfoque singular le permitió hacer aportes de gran valor metodológico, como señalar la importancia de la interrelación entre el derecho y la economía y la necesidad de formación económica en los juristas y jurídica en los economistas, habiendo sido sus análisis en este campo precursores de los de Postner y Coase. Completando este perfil renacentista sus últimas obras no escapan a las tentaciones de la utopía.
Pensamiento económico
El concepto de mercado difiere en von Hayek del modelo neoclásico de competencia perfecta. Observa por el contrario que la competencia es imperfecta o monopolística, ya que cada producto es diferente de los otros y lo que existe en realidad son múltiples sustitutos parecidos, donde lo importante es la lucha constante por la ventaja competitiva, acercándose en este terreno a la versión más moderna y práctica de la competencia generada en la escuela de Harvard por Porter.
Para von Hayek la estructura de producción está organizada conforme a la relación existente entre la demanda de bienes de consumo y la demanda de bienes de producción, respondiendo la oferta –la organización de la producción- en sus diversas etapas, a esa estructura de demanda. De este modo los cambios en el ahorro motivan cambios frecuentes en la estructura de producción.
En el modelo de von Hayek el dinero es neutral en cuanto a sus efectos macroeconómicos, ya que la cantidad de dinero no modifica los precios relativos, el nivel de producción o el tipo de interés real. Por ello parte de su análisis de una cantidad de dinero –oferta monetaria- constante. A su vez, existiendo el dinero neutral, el ahorro voluntario –es decir el ahorro como función de la voluntad de los agentes económicos- encuentra una forma de expresión natural.
En su modelo el ahorro se define como el flujo de recursos que se destinan a las industrias de bienes de producción, mientras que el consumo es el flujo destinado a las industrias de bienes de consumo. Cuanto mayor sea el primer flujo más se alarga el proceso productivo, generando una mayor acumulación de capital. Este proceso voluntario de ahorro da lugar a un aumento de la relación capital/trabajo, por lo que el producto aumenta.
Si el ahorro fuese forzoso y no voluntario, creado por ejemplo por una inyección de crédito adicional de los bancos u otra política monetaria equivocada, el proceso se agotaría rápidamente ya que se produciría un aumento de precios, se forzaría una reducción del consumo y un alargamiento inicial del proceso de producción –mayor intensidad en la producción de bienes de producción- tras el que se exigiría un aumento de los salarios monetarios, retornándose con ello a la primitiva relación entre ahorro y consumo que la sociedad había determinado voluntariamente.
En el centro de este proyecto quedarían sin financiamiento un cúmulo de proyectos que deberían suspenderse al interrumpirse el flujo de crédito. De aquí el famoso efecto acordeón de von Hayek, esto es, el ciclo de mayor uso de capital en periodos de sobreinversión y la desinversión posterior (crecimiento y crisis). Por ello recomienda mantener constante la oferta monetaria, de manera tal que la baja de precios obedezca exclusivamente al aumento de la productividad. De este modo, sólo en equilibrio se llegará a un aprovechamiento integral de los recursos, siendo aquél la relación adecuada entre oferta y demanda.
Existe un excedente en la producción dado por la diferencia entre el precio y el costo de las materias primas y del trabajo. Este excedente es básicamente absorbido por el interés. La tasa natural de interés -concepto de Wicksell, otro destacado miembro de la escuela austriaca- es la que iguala la oferta y la demanda para el ahorro voluntario existente, pero a su vez el tipo de interés de equilibrio, al provenir del ahorro voluntario, iguala la tasa intemporal, esto es el valor presente de un bien en el estadio de producción en el que se encuentre, con el valor del bien terminado en el futuro. Este premio a la espera –a la preferencia temporal negativa, a la elección a consumir mañana- iguala la productividad marginal del capital con el beneficio.
Una baja en los precios de los bienes de consumo, en relación con los de producción, es equivalente en el modelo de von Hayek a una baja en la tasa de interés (menor rendimiento intemporal) y este fenómeno favorece la inversión, el alargamiento del proceso productivo de la sociedad. Con este razonamiento general el sistema bancario –lo que incluye la banca central- es el generador de desequilibrios al establecer tasas de interés diferentes de la tasa natural.
Von Hayek propuso privatizar la emisión monetaria, creyendo que los mecanismos de mercado harían que sólo permaneciera la moneda estable, evitando así los frecuentes desajustes provocados por las políticas expansivas de los gobiernos. Al respecto Milton Friedman, su colega de la Universidad de Chicago y también Premio Nobel de Economía, calificó esta propuesta de “refrescante pero impracticable”.
La mayor contribución de von Hayek a la teoría económica actual surge de The Pure Theory of Capital, donde critica el concepto de capital como fondo o stock, incorporando la idea moderna de un flujo que aparece en el proceso productivo. De este modo posibilitó el análisis de los efectos de los precios relativos sobre la selección de la tecnología –dando lugar a procesos más o menos capital intensivos- frente al concepto del capitalismo post Revolución Industrial que suponía que las técnicas de producción eran fijas, variando sólo en la cantidad de capital pero no en las relaciones capital/producto, o particularmente capital/mano de obra.
Pensamiento jurídico-político
En Camino de servidumbre, von Hayek advierte, antes de concluida la Segunda Guerra Mundial, sobre los peligros totalitarios del socialismo y el estatismo. Las especiales condiciones históricas en que fue escrita esta obra le otorgaron singular importancia en el proceso de la reconstrucción europea.
Los fundamentos de la libertad es la obra central de su pensamiento político. En ella se reconoce tributario, entre sus contemporáneos, de L. von Mises, F. H. Knight, E. Cannan, W. Eucken, H. C. Simons, W. Röpke, L. C. Robbins, K. R. Popper, M. Polanyi y Bertrand de Jouvenel.
Define la libertad como ausencia de coacción y privilegia la libertad civil sobre la libertad política, advirtiendo sobre los excesos de ésta sobre aquélla. Su redefinición del liberalismo, si bien es continuadora del pensamiento de Locke, Smith y Acton, admite y valora la actividad estatal del Estado de Derecho.
En su explicación del mercado y la sociedad, pone el acento en la ignorancia de los individuos y su incapacidad para juzgar las consecuencias de sus actos. Se vincula así al utilitarismo, pero también anticipa en cierto modo la formulación de las ciencias del caos.
En una aguda crítica del racionalismo, siguiendo a Burke, von Hayek plantea la necesidad de hondas creencias morales como sustento de la libertad, reclamando responsabilidad y reivindicando la igualdad de los preceptos legales y de las normas de conducta social como la única clase de igualdad que conduce a la libertad y que cabe implantar sin destruir la propia libertad.
Condena al positivismo jurídico como generador de las posibilidades para engendrar las dictaduras ilimitadas y tras advertir la decadencia del socialismo, critica los elementos de lo que describe como Estado providencia: la tendencia expansionista, la coacción sindical, la expansión del aparato de seguridad social, el progresismo tributario, etc., para concluir definiéndose con un rotundo: Por qué no soy conservador666667o.
Los dos primeros de los tres volúmenes de Derecho, Legislación y Libertad constituyen la cabal expresión del pensamiento jurídico de von Hayek, destacándose la valoración preeminente del derecho privado como base de la libertad, en tanto que producto del orden espontáneo de la sociedad, por sobre las normas de organización constitucionales y administrativas del derecho público, deformadoras de ese orden espontáneo, además de su crítica al positivismo jurídico, al concepto de justicia distributiva y a los llamados derechos sociales y económicos.
En el último volumen, referido al Orden político de una sociedad libre, define su utopía: una constitución ideal con una asamblea legislativa de hombres y mujeres mayores de cuarenta y cinco años, elegidos durante quince; una asamblea gubernamental –sobre el modelo de los actuales parlamentos europeos- que elegiría el órgano de gobierno; un tribunal constitucional y un jefe de Estado con funciones, en condiciones normales, “meramente protocolares”. El objetivo de esta estructura sería contener el poder y derribar la política de su pedestal, para lo cual espera que la humanidad sea capaz de comprender sus postulados.
(Extractos del “Diccionario de pensadores contemporáneos” de Patricio Lóizaga-Emecé Editores España SA-Barcelona 1996).
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