martes, 14 de mayo de 2024

Coparticipación

El excesivo aumento de empleados públicos, jubilaciones sin aportes, planes sociales para vagos y otras dádivas estatales refleja la tendencia a la masiva compra de votos para futuras elecciones. Ello implica una alevosa corrupción de gran parte de la sociedad que la apoya, y una total falta de patriotismo a todo nivel, por cuanto todo aquel que participa de la corrupción generalizada, poco o nada le importa el resto de la sociedad y del país en sí.

A continuación se menciona un artículo vinculado a la principal causa de corrupción (entre las muchas causas que surgen de una sociedad en permanente decadencia moral).

ESO ES INVIABLE

Por Esteban Lafuente

Jose Luis Espert, Ricardo Lopez Murphy y Luciano Laspina tienen en común su formación como economistas y su actividad como diputados nacionales. Convocados por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, participaron de un seminario sobre las posibes reformas al régimen de coparticipación, las finanzas públicas y los impuestos, y coincidieron en las falencias de la Argentina a la hora de ordenar "gastos y recursos" en los diferentes niveles del Estado.

"El régimen de coparticipación es uno de los grandes responsables de que la Argentina sea hoy una gigantesca villa miseria, porque en eso nos hemos convertido", disparó Espert, titular de la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados.

"Ese componente redistributivo fue el principio del fin, el veneno que destruyó a provincias ricas y pobres. A las primeras porque no les alcanzaron los recursos y tienen que crear nuevos impuestos, y a las segundas porque generaron un Estado elefantiásico que también pulverizó a la actividad privada", dijo el diputado, quien apuntó contra la "orgía de gastos" de algunas provincias.

"La Rioja recibe $ 196 por cada $ 100 que aporta, a principio de año entró en default, empezó a emitir una cuasimoneda de dudosa legalidad y tiene 40 empresas públicas", dijo Espert, crítico de la gestión del peronista Ricardo Quintela. "Hay provincias que dependen más de los recursos que les gira la Nación que de los propios, y los gobernadores invierten más tiempo en Buenos Aires en vez de ver cómo hacer crecer a sus provincias", agregó.

Espert también se refirió a la "superposición de tareas" entre diferentes niveles estatales, que llevan a que el "contribuyente pague tres veces por el mismo servicio o bien público". "Debe tenerse en cuenta que los gastos y los ingresos son dos caras de una misma moneda, y que la competencia nacional, provincial y municipal debe ser el punto de partida para pensar cualquier reforma a la coparticipación, porque ahí vamos a ver quién debe recaudar, cómo y por qué", agregó el economista.

Y como, advirtió, "es imposible" eliminar el régimen, sostuvo que el país "debe invertir la pirámide fiscal", porque "los que más deben recaudar son los municipios". En materia de gasto del Estado nacional, sostuvo que el preámbulo de la Constitución define los seis puntos bajo su órbita.

López Murphy planteó que uno de los problemas derivados de la coparticipación es el de la descomposición de la "correspondencia fiscal" entre distritos, el nivel de impuestos que recaudan y los recursos que reciben. En ese sentido, apuntó contra los gobiernos provinciales y las consecuencias del régimen, que entrega dinero por encima de su nivel de aportes.

"El caso de La Rioja es increíble. Ha defaulteado su deuda, hoy paga parte de los salarios con monedas falsas, pidió un préstamo para generar un polo de generación eléctrica, vendió el polo y no paga la deuda. En derecho comercial, el responsable hubiera ido preso por quiebra fraudulenta", dijo, en referencia al gobernador Quintela.

También criticó al santiagueño Gerardo Zamora. "Es el más vivo de los demás. Tiene margen, administra bien y construye estadios y si queremos hacer la Fórmula 1, el único circuito del país está ahí", sostuvo.

De todas maneras, planteó que, dado el esquema vigente y las condiciones para una eventual reforma del régimen, es "altamente difícil" hacer cambios en la ley, porque "cada legislador de cada distrito va a defender su posición".

Por eso, un mecanismo que propuso para tender a mejorar el esquema es devolverles a las provincias la capacidad de cobrar algunos impuestos, como Ganancias. "Como pasarían a ser de carácter provincial, achican su fracción dentro de la masa coparticipable. Gradualmente, hay que ir recomponiendo la correspondencia fiscal", explicó López Murphy.

"El Estado federal es residual. Es decir, las provincias financian al Estado federal que, si es más chico, quedan más recursos para las provincias. Es decir, depende de las provincias y sus representantes qué tamaño de Estado federal tenemos", agregó.

El diputado radical también planteó que, en la cuestión de las finanzas públicas, quien "resuelva la cuestión de la previsión fiscal, resuelve el problema de la intertemporal de la Argentina", y advirtió sobre algunas provincias con "regímenes previsionales disparatados".

El ex ministro de Economía (estuvo 15 días en el cargo en 2001) afirmó que, en ese año, había en el país 2 millones de empleados públicos y 4 millones de jubilados, y hoy hay 4 millones de empleados públicos, 10 millones de jubilados y alrededor de 5 millones de beneficiarios de planes sociales. "Eso es inviable, y con realismo hay que bajarlo", dijo el diputado.

A su vez, planteó que en el último tiempo creció la "resistencia al Estado" en la Argentina. "En general, los Estados cobran impuestos para hacer transferencias. Y en el corazón de eso está el sistema previsional y el servicio de salud", planteó.

En su exposición, Laspina coincidió en que el régimen de coparticipación "genera incentivos perversos en términos de falta de correspondencia fiscal" y, entre sus consecuencias, sostuvo que "ha creado gobernadores feudales que han expandido el empleo público, desplazando al empleo privado y la inversión".

El diputado, autor del libro Desenredar la Argentina, donde desarrolla ideas y propuestas alrededor del tema de la coparticipación, ilustró que entre 2005 y 2022 el empleo público se expandió un 50%. "Son 700.000 nuevos empleos en las provincias, con un sesgo hacia las provincias rentísticas", explicó.

También apuntó contra el proceso de los "impuestos invisibles". "En la medida en que se pierde el control de lo impositivo, entre cuánto gastás y cuánto recibís, todo está fuera de control", planteó Laspina, quien apuntó contra el "diseño institucional perverso" que bloquea modificaciones en materia económica y legislativa.

"La ley Bignone de 1980 congeló la representación de la cámara de Diputados y la convirtió en un segundo senado, lo cual hace que todas las decisiones de gastos y recursos tengan un sesgo rentístico extractivo", planteó Laspina, quien ilustró que, en las discusiones de los últimos presupuestos, se incluía un artículo que asignaba una partida millonaria para financiar la carrera de MotoGP en Santiago del Estero, que este año se canceló.

(De www.lanacion.com.ar)

domingo, 12 de mayo de 2024

La Florencia de Maquiavelo y Savonarola

A fines del siglo XV, en Florencia, el sacerdote Girolamo Savonarola lleva adelante una campaña en contra del pecado en lugar de ir a favor de la virtud. Miles J. Unger escribió: “Savonarola no era un profeta de la paz sino un predicador del fuego y el azufre del infierno, y sus sermones apocalípticos trastornaban a un populacho ya convulsionado por años de guerra y agitación civil. Tan desmedida e intensas eran sus jeremiadas que el Papa mismo había emitido un decreto prohibiéndole al monje hablar en público, una política destinada en parte a silenciar sus denuncias contra el Santo Padre y la iglesia que encabezaba”.

“Desde su punto de vista, el monje y sus «muchachos» -procesiones de jóvenes vestidos de blanco que patrullaban las calles en buscas de pecados y pecadores- eran algo más que un fastidio menor, ya que él mismo (Maquiavelo) era uno de esos cuya moral más necesitaba reformarse. Siempre que una de esas bandas de santurrones aparecía a la vista, se la recibía con un grito: «¡Aquí vienen los muchachos del fraile!», una señal para que los jugadores guardaran sus dados, las prostitutas se dispersaran y las damas de la clase alta escondieran sus alhajas” (De “Maquiavelo. Una biografía”-Edhasa-Buenos Aires 2013).

Savanarola expresaba: “¡Oh Italia! ¡Oh príncipes! ¡Oh prelados de la Iglesia! La ira de Dios cae sobre vosotros, y no tenéis ninguna esperanza si no os entregáis a la fe en el Señor. ¡Oh Florencia! ¡Oh Italia! Todas estas adversidades os ocurren debido a vuestros pecados. Debéis arrepentíos antes de que la espada sea desenvainada, mientras aún la sangre no la ha manchado; si no ni la sabiduría, ni el poder, ni la fuerza os servirán de nada”.

El breve vínculo de Maquiavelo con Savonarola se establece cuando, desde la Iglesia de Roma, le encargan la tarea de concurrir a las disertaciones de Savonarola y luego informar acerca de sus contenidos, siendo una tarea realizada en los inicios de su carrera en la administración florentina.

Maquiavelo podría considerarse como integrante del sector de los “pecadores”, por lo que tenía que cuidarse de no ser reprendido por las patrullas moralistas de Savonarola. Unger escribe al respecto: “No hay otro sitio en la Tierra donde podría haberse producido este encuentro, Savonarola y Maquiavelo no sólo son dos figuras monumentales en la historia del pensamiento occidental, sino que no sería fácil encontrar dos hombres que encarnaran filosofías tan divergentes y mutuamente incomprensibles como ellos: uno un extremista religioso, padre espiritual del fundamentalismo, el otro un ardoroso secularista que se atrevía a contemplar la posibilidad de un mundo sin Dios y sin moralidad”.

“No es exagerado decir que esa helada mañana de principios de marzo, en la modesta iglesia situada unas manzanas al sur de la Porta San Gallo, chocaron dos mundos”. “Maquiavelo estaba impasible. Recorrió con ojo clínico la escena casi histérica, desdeñando la idea de que el orador gozaba de inspiración divina, y diseccionando en cambio el discurso como si fuera una actuación, con el propósito de descubrir los trucos que Savonarola empleaba para mantener a su público cautivo. «La gente de Florencia no piensa que es ignorante o tosca», escribió en El Príncipe, «sin embargo Girolamo Savonarola convenció a todos de que hablaba con Dios… Las multitudes le creyeron sin haber visto nunca algo extraordinario que las obligara a creerle»”.

Siendo la Iglesia uno de los poderes más importantes de la época, la figura de Savonarola haciendo reproches al Papa Alejandro, promovía una ruptura, indeseada por la mayoría, entre la Iglesia y Florencia. “Si no se ocupaban del monje rebelde, pondría a toda la ciudad bajo interdicción. Esa medida de prohibición no sólo pondría en riesgo las almas de los florentinos, sino que, provocando una preocupación más inmediata, también haría peligrar sus bienes terrenales, ya que cualquier mercader en una tierra extranjera que estuviera fuera de la protección de la Iglesia corría el riesgo de que sus posesiones fueran confiscadas”.

El final del monje rebelde se produce a instancias de un desafío proveniente de un sacerdote franciscano (Savonarola era dominico) quien sugiere que, si es verdad que Savonarola tenía poderes especiales que provenían de Dios, no tendría inconveniente en pasar por un estrecho sendero rodeado de fuego a ambos lados sin que nada le sucediera. “Esta prueba de fuego –que rápidamente atrapó la imaginación del pueblo florentino, que también estaba perplejo sobre la manera en que debían juzgar las afirmaciones de Savonarola- era un retroceso a la más supersticiosa Edad Media, cuando se creía que la intervención sobrenatural en las vidas de los fieles era un acontecimiento normal”.

“Dado que Savonarola había afirmado muchas veces que poseía poderes proféticos, era difícil rechazar el desafío. Aunque Savonarola sabía que era una treta barata que pretendía desacreditarlo ante los ojos de sus seguidores, muchos de los que estaban más cerca del monje recibieron con entusiasmo la oportunidad de probar su fe. Entre los más dispuestos se contaba su lugarteniente principal, fray Domenico de Pescia, quien se ofreció para ocupar el lugar de su venerado líder”,

Los preparativos se prolongaron demasiado, hasta llegar el momento en que tácitamente se renuncia a someterse a la prueba, comenzando a surgir una actitud de desengaño y rabia por parte de sus seguidores. “Cuando Savonarola y los hermanos de San Marco se retiraron hacia el monasterio, se vieron forzados a recorrer un túnel no de fuego, como se había supuesto, sino de humanidad furiosa que era al menos igualmente peligrosa para su integridad física. En el transcurso de una sola tarde Florencia se había transformado”.

“El 22 de mayo, Savonarola y sus dos lugartenientes fueron conducidos al cadalso erigido en la Piazza della Signoria. Primero fueron despojados de sus sagradas vestimentas (para que no fueran a la muerte aún cubiertos por los símbolos de la Iglesia) y se proclamó su culpa como cismáticos y herejes ante la multitud reunida. Fray Silvestro fue ahorcado primero, seguido de fray Domenico. Savonarola quedó para el final y subió al cadalso con los ojos bajos, murmurando una plegaria silenciosa. Según Landucci, que presenció la ejecución, unos pocos de los verdaderos creyentes que quedaban perdieron su fe en ese momento, ya que esperaban que en el instante final llegara algún signo de Dios que reconociera que los condenados eran mártires benditos”.

Luego de la muerte de Savonarola, cambia el clima de la ciudad. “Maquiavelo y sus jóvenes amigos aprovecharon a pleno el clima permisivo, para salir de putas, beber y jugar a más no poder”. Ante una invitación efectuada a Maquiavelo, Unger escribe: “Esta es la primera referencia al bien conocido gusto de Maquiavelo por las prostitutas. Durante toda su vida Maquiavelo disfrutó los servicios tanto de putas comunes de la calle como de cortesanas de primera clase cuyos talentos iban mucho más allá de los que habitualmente se practicaban en la cama. Esas mujeres cultivadas y expertas podían inspirarle a Maquiavelo una adoración que excedía la simple atracción física. Ni el matrimonio ni la paternidad le hicieron perder su apetito por las relaciones ilícitas”.

jueves, 9 de mayo de 2024

La división de la propiedad

Previamente al libre intercambio en el mercado, ha de existir la "división del trabajo", o especialización del trabajo. Y previamente a esta especialización ha de existir la propiedad privada de los medios de producción, que también podríamos denominar "división de la propiedad", de manera de uniformar la denominación de los elementos básicos de la economía. De todas maneras, la denominación "propiedad privada" ya ha ocupado el lugar definitivo en este caso.

Desde los sectores socialistas aducen que la economía de mercado implica cierto caos económico que ha de subsanarse mediante la planificación económica, abolida toda competencia posible (y toda lucha de clases) y abolida la propiedad privada de los medios de producción. Ignoran la existencia de los sistemas autoorganizados, como es el caso del mercado. Luego, al abolir la competencia entre productores y entre consumidores no se logra evitar los conflictos, sino que se limita el accionar productivo hasta niveles mínimos, conduciendo la abolición de la propiedad privada y la planificación estatal a una sociedad carcelaria, como es el caso de Cuba en la actualidad.

Un ejemplo de "propiedad colectiva" lo encontramos en el caso de una familia, luego que fallece el dueño legal, y sus hijos heredan una propiedad individual que pasa a ser una propiedad colectiva. Si los hijos herederos y sus respectivas esposas, son casi ángeles desprovistos de toda ambición económica, posiblemente las cosas andarán bien en el futuro. Pero, para mantener la propiedad colectiva se han de tomar decisiones, que no siempre serán consecuencia de acuerdos entre los herederos convertidos en dueños. Y ahí empezarán los conflictos. Demás está decir que, cuando los herederos no son unos ángeles, los conflictos aparecerán casi de inmediato.

En la mayoría de los casos los herederos prefieren la "división de la propiedad", ya que de esa forma se eliminan todos los conflictos posibles y así se salvan los vínculos familiares que podrían haber sido limitados o destruidos por los conflictos de origen monetario o económico. Es posible que en algunos casos, o en la mayoría, algunos herederos se sienten perjudicados por haber recibido menos de lo esperado o de lo que consideran justo.

Para los socialistas, no debería existir ningún tipo de herencia, lo que ya viene involucrado en la abolición de la propiedad privada. Ello conlleva a que nadie se preocupe por progresar o en establecer una empresa por cuanto sabe que no serán sus hijos quienes la heredarán, limitando seriamente las inversiones productivas.

Consideremos ahora el caso, no de una familia, sino de toda una sociedad bajo un régimen de propiedad colectiva. Por lo general aparece una conflictividad mucho mayor aún. Si bien existen algunas excepciones, como es el caso de la propiedad colectiva en un convento religioso. Es por ello que tal tipo de sociedad no es aceptado sino por minorías, mientras que la imposición del socialismo en forma generalizada sólo puede ser establecido por las armas o por el engaño. Es decir, mediante el engaño los socialistas pueden lograr acceder al gobierno por medios democráticos, pero, una vez en el poder, y por medio de las armas, impondrán la propiedad colectiva con pocas o ninguna esperanza de los renuentes a que se revierta la situación, debiendo resignarse a vivir en una injusta esclavitud.

Si bien la economía de mercado no soluciona todos los problemas individuales ni sociales (como teóricamente los resolvería el socialismo) se la debe aceptar como la mejor opción, con la intención siempre presente de mejorar la adaptación al sistema, que en realidad es parte del proceso de mejoramiento ético individual. En cuanto al socialismo, puede afirmarse que, en general, empeora todo los males que, justa o injustamente, los socialistas le asocian a la econompia de mercado, o capitalismo.

Como dato ilustrativo puede mencionarse que, en el sector de Internet en donde están disponibles imágenes de todo tipo, cuando uno busca las correspondientes a "Propiedad privada", aparece una gran cantidad de imágenes con la inscripción "Propiedad privada. Prohibido pasar", asociando a tal propiedad una prohibición, en lugar de ser un factor esencial para la convivencia social. Seguramente que tal asociación entre propiedad y prohibición proviene de sectores socialistas que alguna vez elogiaron la enorme prohibición que implicó el Muro de Berlín, símbolo elocuente de la esclavitud asociada a una sociedad carcelaria.

Se ha llegado al extremo de calumniar a quienes "acaparan capitales", como una práctica inmoral de quienes "no reparten riquezas", lo que lleva a que los políticos expropien desde el Estado para una masiva "redistribución de la riqueza". No se tiene presente que los sueldos asignados a cada empleado, en cualquier sector de la producción, dependen del nivel de capitalización existente. Donde no se "acaparan" capitales (que son el principal factor de la producción) es en aquellos países que se orientan a la extrema pobreza. En países subdesarrollados como la Argentina, incluso se advierte en la Marcha peronista (el verdadero "himno nacional" de un importante sector de la población), un párrafo que expresa "combatiendo el capital". Así estamos.

martes, 7 de mayo de 2024

La protección a los criminales nazis

La Argentina fue uno de los países que protegió a muchos criminales nazis luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Los historiadores señalan a Perón y al Vaticano como los principales protectores de tales criminales. En la introducción del libro "Odessa al Sur", de Jorge Camarasa (Planeta-Buenos Aires 1995) se lee: "La extradición del criminal de guerra Erich Priebke en 1995 reflotó la negra historia de los nazis en la Argentina. Miles de ellos llegaron a nuestro país a fines de la Segunda Guerra Mundial; centenares de ellos eran probados genocidas. Casi todos contaron con una organización adecuada, con la ayuda de la Iglesia Católica y la Cruz Roja Internacional, y con la complacencia del gobierno peronista, que llegó a crear verdaderos «comités de bienvenida»".

"Por estas páginas desfilan Joseph Mengele, Adolf Eichmann, Walter Kutschmann, Ante Pavelic, Eduard Roschmann, Joseph Schwammberger, Heinrich Müller y centenares de otros nazis y croatas que arribaron a la Argentina como a un refugio seguro. El autor revela sus nombres falsos y reales, sus contactos, el destino del mítico tesoro nazi, sus nexos con la última dictadura militar y el funcionamiento de ODESSA, la organización clandestina de ayuda a los criminales".

Entre las razones del accionar de Perón, puede decirse que este tirano esperaba el triunfo de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, siendo el triunfo de la supuesta "tercera vía" como alternativa al capitalismo y al comunismo. Aspiraba a ser el líder sudamericano de una especie de "sucursal del Tercer Reich" adoptando la Argentina el rol de "país imperialista" que habría de dominar al resto de los países de la región.

La Iglesia Católica, ante la, entonces, reciente pérdida de unos 8.000 sacerdotes asesinados por los comunistas durante la Guerra Civil Española, adopta una postura favorable al franquismo y al nazi-fascismo, a quienes veían como la oposición al comunismo, por lo que puede considerarse su actitud desde el punto de vista de la supervivencia antes que de sus afinidades ideológicas, si bien varios jerarcas de la Iglesia se identificaban con el nazismo de la misma forma en que, en la actualidad, otros jerarcas se identifican con el marxismo-leninismo.

Respecto de Perón, Camarasa escribió: "Perón fue cómplice del ingreso de criminales de guerra al país. Además, los protegió, les dio casas y trabajo, y mantuvo contacto con ellos incluso en el exilio posterior a su derrocamiento. De los gobernantes que le siguieron puede decirse que si no fueron cómplices, fueron negligentes -con la excepción del doctor Arturo Illia-. La Argentina, como lo prueban las evidencias, recién cambió su posición sobre el tema a partir de 1983".

En cuanto a San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, durante la década de los 50, escribió: "Una colonia alemana nutrida y poderosa, que había crecido desde el fin de la guerra, daba la bienvenida a Eric Priebke. Por las calles de la ciudad caminaba el médico de Auschwitz, Joseph Mengele. El ex piloto de la Luftwaffe, Hans Ulrich Rudel, participaba en los torneos de esquí del Club Andino. El financista Ludwig Freude, amigo de Perón, tenía una casa camino al Llao Llao. El artífice de la «solución final», Adolf Eichmann pasaba ocasionalmente sus vacaciones, y Friedrich Lantschner, el ex gobernador nazi del Tirol austriaco, ya había abandonado su falso nombre de «Materna» y empezaba a edificar una empresa constructora".

Si bien dentro de la Argentina existen sectores antisemitas, no debe olvidarse que en este país está radicada una de las mayores comunidades judías del mundo, con una muy buena convivencia con el resto de los sectores.

Por otra parte, Camarasa escribió respecto de las acciones de la Iglesia orientadas a la protección de los nazis: "La red de fugas en la que intervino la Iglesia -que se llamó «Ruta de las ratas» o «Red romana»- fue para algunos historiadores y para algunos servicios de inteligencia la que demostró mayor eficacia, medida a la luz de los resultados obtenidos. Estimaciones coincidentes indican que cinco mil jefes nazis alcanzaron a escapar gracias a los servicios de esta organización. Su sede central estaba en la capital italiana, operaba desde oficinas propias bajo la cobertura de la Pontificia Comisión de Asistencia, y el cerebro era el obispo austriaco Alois Hudal".

"Con sus oficinas en la Vía Sicilia, Hudal era el rector del Colegio Teutónico Santa María dell'Anima, en la plaza Navona, y se autoproclamaba «jefe espiritual de los católicos germanos residentes en Italia». En 1937 había escrito una apología del nazismo editada en Leipzig y Viena: Los fundamentos del nacionalsocialismo, y tal muestra de fe lo había convertido en el hombre de confianza de Hitler en la plaza de San Pedro".

domingo, 5 de mayo de 2024

Mises en Argentina: lecciones del pasado para hoy y mañana

Por Octavio Bermudez

Ludwig von Mises visitó Argentina en junio de 1959 invitado por el Dr. Alberto Benegas Lynch. Las conferencias que Mises pronunció en la Universidad de Buenos Aires se reproducen en el libro Política económica: pensamientos para hoy y mañana. Como sugiere el título, los conocimientos económicos transmitidos por Mises eran tanto para aquellos días como para el futuro. La Argentina de 1959 estaba en recesión, el gobierno de Frondizi intentaba hacer frente a la terrible situación dejada por el presidente Juan Domingo Perón (1946-55) y el gobierno militar que lo llevó al exilio.

En su época, Perón convirtió la economía argentina en una economía dirigida con regulaciones masivas de precios, descapitalización que perjudicó enormemente a los salarios y las infraestructuras, nacionalizaciones, inflación, control de divisas y restricciones a la importación y la exportación (impuestos y limitaciones cuantitativas) entre una miríada de intervenciones. El golpe militar que lo destituyó tenía opiniones encontradas sobre cómo dirigir la política económica.

Hubo cierto consenso en que la política debía orientarse hacia la recapitalización y la reducción de las restricciones. Se eliminó el sistema de tipos de cambio múltiples, y los depósitos bancarios que antes se habían nacionalizado y trasladado al Banco central se devolvieron a los bancos privados. Sin embargo, el gobierno militar intervino en las finanzas y la banca de otras maneras, como determinando los tipos de interés y realizando operaciones en el mercado abierto comprando o vendiendo divisas y documentos de absorción. El gobierno militar ni se preocupaba por la inflación ni daba paso al libre mercado. Sí hizo retroceder algunos «excesos» de la administración anterior, pero el papel general del Estado en la economía permaneció inalterado.

A finales de 1958 se celebraron elecciones, y Arturo Frondizi fue elegido presidente (con la ayuda de Perón desde el extranjero). Los errores de Perón y del gobierno militar estaban frescos cuando Mises visitó Argentina, y Frondizi acababa de iniciar sus reformas económicas de sustitución de importaciones por inversiones extranjeras. Para decirlo más claramente, se desalentaban las importaciones y se buscaba la inversión extranjera para sustituir lo que se desalentaba.

Mises hablaba de la libre empresa, de la importancia de la libre circulación de capitales, de la acumulación de capital y de la lucha contra la inflación mediante la reducción de la cantidad de dinero. Acertó en su análisis pero desentonó con el plan político implementado en esos días en Argentina. Frondizi pretendía bajar la inflación deshaciéndose del gasto deficitario y obteniendo el equilibrio fiscal como ancla monetaria. Como Mises sabía, esta no era forma de enfrentar la inflación.

Las lecciones de Mises no fueron escuchadas en aquellos días, y los argentinos sufrirían las políticas gubernamentales durante muchos años. Sin embargo, mirando al presente, las cosas parecen estar cambiando. Las lecciones de Mises han vuelto a Argentina con la actual administración. Especialmente entre los jóvenes, las enseñanzas de Mises han encontrado su lugar. Javier Milei ha logrado canalizar los pensamientos de Mises hacia la gente común, a la que durante años sólo se le habían ofrecido programas estatistas.

Atrapados en el paradigma estatista, muchos señalan a los «monopolios» y a la competencia «desleal» como las causas de los problemas de Argentina. El Estado se omite por completo del análisis; no se le toma como lo que es, un monopolio coercitivo que se expande donde puede y que superará todas las barreras que supuestamente le limitan. El proceso de mercado sale perjudicado por el Estado, mientras que los individuos que realizan transacciones voluntarias hacen lo mejor que pueden dentro del marco que se les da. ¿Qué se puede esperar de las actividades de los individuos en este tipo de economía? Si se excluye al Estado del análisis, el capitalismo parece bastante defectuoso. Mientras no se tenga en cuenta al Estado como actor destructivo, la política que se seguirá será el estatismo.

Aunque Argentina se encuentra en un bache económico, pues ha cesado la «fiesta» del gasto público, ya ha entrado en una senda de recuperación. La inflación desciende a un ritmo acelerado. Sin embargo, la recuperación necesita algunos ajustes importantes, y la administración Milei tendrá que cumplirlos si quiere que la recuperación se lleve a cabo rápidamente. El mayor obstáculo es el control de divisas y los impuestos; es crucial que Milei se deshaga de estas dos barreras para permitir la libre entrada de capitales e inversiones. Sólo así aumentarán los salarios reales y se ganará a la inflación.

El capitalismo fue «el principio de la producción en masa», como argumentó Mises con decisión. Esto es cierto para todos los países que han abrazado en cierta medida la libre empresa individual. Argentina ha descuidado durante mucho tiempo la producción para las masas. La producción para los burócratas ha sido el proyecto durante muchos años. Con el gobierno de Milei en funciones, los comentaristas políticos igualitaristas preguntan: «¿Y la redistribución del ingreso?». La respuesta debería ser: ¿Y qué? La distribución la decidirá la gente en el mercado y no tú.

Como habría querido Mises, el avance hacia el libre mercado debe ser rápido y decisivo. Si prevalece el estatismo —incluso a corto plazo—, será más difícil recuperarlo, y lo que se ha hecho estará aquí para quedarse. Volviendo al principio del artículo, las conferencias de Mises eran para su tiempo y para mañana. Pues bien, el mañana ha llegado. Si ha de producirse un cambio real, entonces debe ser el tiempo de Mises y —si la historia lo permite— el tiempo de la libertad.

(De www.mises.org.es)

sábado, 4 de mayo de 2024

El pacto Massera-Firmenich

En los años 70, cuando los terroristas cubano-soviéticos (la mayor parte nacidos en la Argentina) cometían atentados y asesinatos, mientras que, con similares tácticas, las Fuerzas Armadas los reprimían, hubo un pacto que puede parecer inverosímil. Este fue el pacto entre uno de los integrantes de la Junta Militar, a cargo del gobierno nacional (Massera), y el líder de Montoneros (Firmenich).

Cuesta imaginar que luego de tantas muertes, por ambos lados, se produciría un principio de acuerdo entre estos sectores, ideológicamente incompatibles. Aunque, en realidad, no fue un acuerdo entre sectores, sino entre individuos pertenecientes a cada uno de los bandos.

Por lo general, en la política argentina predomina el individuo que poco o nada le interesa el destino del país y la suerte de sus habitantes, ya que prioriza en forma absoluta sus intereses y sus proyectos personales, aunque tales proyectos se opongan a todo beneficio para la sociedad y la nación.

Quienes pretenden describir la política argentina pensando en la adhesión de sus actores a ciertas ideologías, seguramente pasará por alto el hecho de que tales adhesiones serán irrelevantes ante el predominio total de la búsqueda de poder personal y de una posible trascendencia a través de los libros de historia.

En cuanto al pacto mencionado, Armando Rubén Puente escribió: “En noviembre de 1978 llegó a París Massera, cuya aspiración era ser Presidente tras la dictadura. Los oficiales de la Armada que trabajaban en el Centro Piloto le prestaron todo su apoyo para ese viaje, que incluyó también Rumania e Italia. El almirante esperaba reunirse con dirigentes europeos para exponerles las bases de su partido «social-demócrata». Logró que lo recibiera el presidente Valerie Giscard d’Estaing, pero no pudo hablarle de su proyecto porque el mandatario galo lo interrumpió entregándole la lista de los 14 franceses muertos o desaparecidos en Argentina”.

“Uno de los objetivos de Massera en París, quizás el más importante, era llegar a un acuerdo con Montoneros. Cuando Elena Holmberg [personal civil de la Armada] se enteró en el Centro Piloto que Massera se había reunido con Firmenich en el Hotel Internacional se escandalizó: el hombre cuyos subordinados torturaban a los prisioneros en la ESMA y cuyos aviones de la Armada los arrojaban al mar conversaba durante horas a solas con el jefe que había conducido a tantos guerrilleros a la muerte, al suicidio y a asesinar a los enemigos de un tiro en la nuca o con bombas”.

“Elena consiguió una foto en la que los dos enemigos charlaban sonrientes y pactaban un posible futuro del país. Firmenich prometió apoyar el proyecto de Massera y con ese fin le dio un millón y medio de dólares, fruto de extorsiones y secuestros, y el almirante ofreció «la paz de los valientes» y que sus enemigos de entonces podrían desempeñar cargos en la futura administración”.

“Holmberg supo también que Licio Gelli, el gran maestre de la logia Propaganda Due (de la que era miembro José López Rega y otros militares y políticos argentinos), se había reunido con Massera en Roma y le había prometido el apoyo de políticos y grandes empresarios italianos que pertenecían a la logia”.

“Elena escribió a su hermano Enrique, teniente coronel, diciéndole: «Hasta fin de año tengo que permanecer callada. Luego, cuando llegue a Buenos Aires, te lo voy a contar». Sin poder contener su indignación, insinuó el motivo de sus preocupaciones a dos diplomáticos de la embajada”.

“Massera lo supo y ordenó su traslado inmediato a Buenos Aires, adonde Elena llegó a principios de diciembre siendo destinada a un anodino despacho del departamento de Ceremonial de Cancillería. En la calurosa tarde del 20 de enero, fue detenida en una calle del Barrio Norte, su barrio, y el 23 apareció su cuerpo flotando en el río Luján. Estaba tan irreconocible que tardaron una semana en saber quién era” (De “Yo, argentino”-Distal-Buenos Aires 2015).

jueves, 2 de mayo de 2024

Juan Pablo I y su sorpresivo deceso

El Papa Juan Pablo I (Albino Luciani), tuvo un breve papado por cuanto falleció luego de 33 días desempeñando su función. Las causas de su deceso se reducen a dos: fue por un problema de salud (tenía 65 años) o bien fue asesinado, como suponen muchos. En una encuesta realizada en Italia, luego de tal acontecimiento, un 40% de los encuestados admitían la hipótesis del asesinato. La posibilidad del suicidio fue desechada por la mayoría de la gente.

Desde el Vaticano, desde un principio, inadvertidamente mostraron la posibilidad de un asesinato, teniendo presente que:

1- Modificaron la escena del deceso (el dormitorio de Luciani)
2- No autorizaron una autopsia
3- Se advirtieron varias contradicciones entre los allegados
4- Autorizaron la tarea de embalsamar el cuerpo sin esperar las 24 horas establecidas por reglamento

Estos hechos, junto con algunos otros, parecen propios del encubrimiento de un asesinato. Incluso un especialista inglés, contratado para esclarecer el hecho, llega a la conclusión de que fue asesinado. Otro investigador, por el contrario, afirma que se trató de un problema de salud. Si bien cuando accede al papado no mostraba signos de debilidad física, no se descarta que la gran responsabilidad y el arduo trabajo desempeñado, podrían haberlo debilitado bastante.

Albino Luciani no se sentía capacitado para el cargo, por lo cual había dicho a los cardenales que lo eligieron: “¿Qué han hecho? Que Dios los perdone”.

Al respecto, Nunzia Locatelli y Cintia Suárez escribieron: “El fallecimiento inesperado de Albino Luciani ha sembrado muchas dudas en el imaginario colectivo. Dudas que permanecen, a pesar del tiempo transcurrido desde aquellos acontecimientos”.

“La versión oficial del Vaticano sembró incógnitas en la opinión pública y hasta en la misma Iglesia. Esa fue la razón por la que la Santa Sede permitió a dos investigadores, David Yallop y John Cornwell, que indagaran el súbito deceso del pontífice. Pero sus expectativas de llegar a la verdad se vieron frustradas: las conclusiones a las que uno y otro arribaron fueron diametralmente opuestas, a pesar de haber tenido acceso a fuentes directas y testigos presenciales. El propio Vaticano las consideró conspirativas y de ciencia ficción y acabó desechándolas”. (De “¿Qué han hecho?”-Catarsis-Buenos Aires 2022).

En cuanto a los posibles beneficiados con la muerte de Luciani, las citadas autoras escriben: “Según David Yallop, al caer la tarde del 28 de septiembre de 1978, apenas unas horas antes del deceso, Luciani había decidido llevar a cabo cambios contundentes y remociones significativas dentro de la estructura del Vaticano. Paul Marcinkus, director del Banco del Vaticano (IOR), a quien apodaban el Banquero de Dios, ocupaba el primer lugar en la lista de los que, al día siguiente y sin demora, serían removidos. Para ese entonces el IOR estaba siendo investigado y habían llegado a oídos de la prensa los problemas y malversaciones financieras que lo acuciaban”.

“También días previos Juan Pablo I había recibido de la agencia de noticias Osservatore Politico (OP) el artículo «La gran logia del Vaticano», donde se acusaba a 121 personas de pertenecer a logias masónicas; entre ellos se encontraban los nombres de obispos, cardenales y otros altos prelados. La nota, firmada por el director de OP, Mino Peccorelli, había llegado a manos de Luciani. Para ese entonces ser masón era sinónimo de excomunión para los católicos. Entre los 121 masones se encontraban el cardenal Jean Villot, secretario de Estado; Paul Marcinkus y monseñor Donato de Bonis, ambos del Banco del Vaticano. Esta extensa lista había impulsado a Luciani a tomar la decisión de remover a ciertos prelados de sus puestos”.

En cuanto a la forma posible del asesinato, leemos en el citado libro: “Para el investigador británico el asesinato tenía que pasar inadvertido dentro del Vaticano. Entonces, según sus especulaciones, la mejor forma de ejecutarlo era con un veneno que no dejara señales externas. Entre los cientos de drogas, Yallop dice que la elegida fue el digital. Los digitálicos se prescribían décadas atrás para tratar la insuficiencia cardiaca, para mejorar la falta de aire. La dosis de esta droga debía ser administrada cuidadosamente, ya que si no, causaba el envenenamiento”.

“De acuerdo a lo que sostiene Yallop, el asesino debía conocer a la perfección la conducta y la forma del Vaticano. Según sus especulaciones, el digital era la droga perfecta por ser insípida, inodora y no perceptible ante un examen médico externo. Así argumenta Yallop su pesquisa: «Si a un incauto Luciani le fue suministrada una droga como el digital a últimas horas de la tarde, entonces los criminales tenían que tener la certeza de que el Papa se recluiría en su dormitorio a primeras horas de la noche, que se metería en la cama y que sucumbiría al sueño final. La muerte por digital suele producirse entre las dos y las seis horas después de que la víctima haya ingerido la dosis mortal»”.

Más adelante: “A lo largo de su obra [¿Por voluntad de Dios?], en reiteradas oportunidades el autor [Yallop] se empeña en poner de manifiesto su convicción: «En mi ánimo no está tratar de producir graves insinuaciones. Por tanto, es mejor que haga una afirmación categórica: estoy completamente seguro de que el papa Juan Pablo I, Albino Luciani, murió asesinado»”.